Teresa Bouza
Washington, 16 oct (EFECOM).- A Pamela Cox, el nacimiento del Banco del Sur no le quita el sueño y es que, según la vicepresidenta del Banco Mundial para América Latina, hay espacio más que suficiente en la región para que ambos puedan operar sin pisarse los talones.
"El Banco del Sur es un complemento y no un competidor", aseguró Cox en una entrevista con Efe en su oficina del Banco Mundial (BM).
Para la ejecutiva del BM, "las necesidades de financiación al desarrollo en la zona son enormes".
Mencionó en ese sentido que el Banco Mundial concedió préstamos en la región por 8.000 millones de dólares durante el pasado año fiscal, a los que habría que sumar los 7.000 millones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los también 7.000 millones de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y los 20.000 millones que invierte el Banco Nacional del Desarrollo (BANDES) sólo en Brasil.
"Los países necesitan tener opciones", según Cox, quien tendió una mano al futuro Banco del Sur al indicar que "podemos ser un buen socio y estaremos encantados de trabajar (con ellos) y de ayudarles si quieren consejo o asistencia".
El Banco del Sur, una iniciativa del presidente venezolano Hugo Chávez, tiene un capital de 7.000 millones de dólares y espera iniciar sus actividades el próximo año.
El presidente colombiano, Álvaro Uribe, pidió la semana pasada a los siete socios fundacionales (Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela) que su país sea admitido en esta nueva entidad multilateral regional.
Aunque Uribe insistió en que el eventual ingreso de su país en el organismo no es un rechazo al Banco Mundial, el BID o el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Chávez ha presentado el proyecto como un contrapeso a la influencia de EEUU y los organismos multilaterales con sede en Washington, así como un instrumento para que la región asuma las riendas de su destino económico.
Voces menos radicales que las de Chávez, como la del premio Nobel de Economía y ex economista jefe del BM Joseph Stiglitz también creen que el organismo tiene el potencial de alzarse como una voz alternativa a la de las grandes instituciones multilaterales.
"Una de las ventajas de tener un Banco del Sur es que reflejará el punto de vista de los que viven en el Sur", señaló Stiglitz la semana pasada en Caracas, donde participó en un foro económico.
El profesor de la Universidad de Columbia (Nueva York) no dudó en criticar al BM y el Fondo, al señalar que ambos imponen demasiadas condiciones que "dificultan la eficacia de la ayuda al desarrollo".
Pamela Cox cree que Stiglitz se ha quedado anclado en el pasado.
"Quiero dejar claro que tenemos condiciones sobre el pago (de los préstamos por parte de los clientes) y una política de préstamos responsables", destacó Cox.
"Pero creo que Stiglitz está hablando de un Banco de otros tiempos, de la década de los 90, y del tipo de préstamos a cambio de ajustes económicos que se hicieron durante los años de crisis. El Banco es muy distinto ahora", añadió.
El BM asegura que ya no impone ajustes a las políticas económicas de los países, a diferencia de lo que ocurrió durante los 90, cuando la concesión de ayuda se vinculó a la puesta en marcha de reformas estructurales neoliberales.
La teoría económica neoliberal fue el modelo imperante en América Latina durante los 90 y defendía las privatizaciones, la liberalización comercial y la apertura a las inversiones extranjeras para impulsar el crecimiento.
Las medidas, que defendieron el BM y el FMI, buscaban ayudar a Latinoamérica a recuperarse de las crisis financieras de los 80, pero la persistencia de la desigualdad y la pobreza han generado un enorme rechazo a esas recetas en la región.
"El Banco no promueve ningún modelo hoy en día", dijo a Efe un portavoz de la entidad, quien insistió en que el organismo "ya no cree que exista un modelo de desarrollo único, sino que puede haber varios de acuerdo a las circunstancias de cada país".
"Eso no quiere decir, que no se defiendan cosas básicas de políticas macroeconómicas saludables, como el no gastar más de lo que uno tiene para lograr un equilibrio fiscal", añadió.
Esos argumentos no convencen a políticos como Chávez quien asegura que el Banco y el FMI defienden los intereses del Norte. EFECOM
tb/pgp/jlm
-con fotografía-
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