
El año 2010 se ha caracterizado por una subida imparable de la inflación en la Eurozona, que ha pasado de casi un 1% en enero a más del 2% en diciembre. España no ha sido una excepción, y tras registrar un 1% en el primer mes del año, cerró el ejercicio en el 3%.
En una situación de mínimo consumo por parte de los españoles, hay que buscar otros motivos para este alza. Ha sido el Banco Central Europeo (BCE) el que ha especificado: la subida de los impuestos indirectos en España ha tenido un impacto en la inflación en 2010 de medio punto porcentual. Y, además, el efecto va a continuar en el ejercicio de 2011.
El Gobierno español ha reconocido en varias ocasiones que los incrementos de los impuestos especiales sobre hidrocarburos y tabaco, en junio de 2009, y el aumento del IVA, en julio de 2010, sí han influido sobre los precios, pero siempre le ha restado importancia al hecho. El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, declaraba en septiembre de 2009 que las subidas de impuestos tendrían "un efecto muy moderado" en la evolución de la inflación y descartaba entonces efectos perniciosos.
Con respecto al IVA, del que se incrementaron el tipo general del 16 al 18% y el reducido del 7 al 8%, el Ejecutivo también reconoció recientemente su influencia. Hay que tener en cuenta que la inflación terminó el año desbocada. La repercusión de la subida del impuesto sobre el tabaco, en diciembre, todavía no había sido calculada.
Efecto inmediato
Ahora, el BCE ha fijado el impacto real de las alzas fiscales en su boletín del mes de marzo, y éste ha sido de medio punto. "Los ajustes de la política fiscal, como cambios en los tipos del IVA u otros impuestos indirectos pueden tener un efecto directo e inmediato sobre la inflación medida por el IAPC (Índice Armonizado de Precios de Consumo) general", el utilizado por el BCE para evaluar la estabilidad de los precios. Para la entidad, los cambios en los impuestos indirectos "se trasladan en su totalidad y de forma inmediata a los precios de consumo".
Debido a la crisis, la subida de impuestos ha sido una medida muy generalizada en la mayoría de los países europeos. Antes de España, siete países de la Unión Europea optaron por incrementar el IVA, entre ellos Grecia y Reino Unido.
Subir los gravámenes sobre alcohol, tabaco y gasolinas ha sido una medida muy socorrida a lo largo de 2010. Como señala el informe sobre Tendencias Impositivas en la UE, publicado por la Comisión Europea en junio del año pasado, "un examen preliminar de las medidas parece apuntar a una continuación de la tendencia creciente hacia una mayor dependencia de los impuestos sobre el consumo y no del trabajo o sobre el capital".
Sin embargo, a pesar de la tendencia generalizada, España aparece en el texto del Banco Central Europeo como el tercer Estado de la Unión Europea donde el impacto de la subida de impuestos indirectos en los precios es mayor tras Grecia y Estonia.
El país heleno ha tenido una repercusión en sus precios del alza impositiva de 3,8 puntos porcentuales, tras subir el tipo del IVA del 19 al 23% y también los impuestos especiales. El BCE, no obstante, confía en que las tasas de inflación medidas por el IAPC "disminuyan de forma significativa al agotarse el impacto de estas subidas en los próximos meses".
Las alzas fiscales en otros ocho países, además de Grecia, Estonia y España, también han contribuido a elevar la inflación media.
El BCE recalca, además, que los impuestos indirectos, en cuanto que afectan al consumo, determinan la composición de la inflación subyacente en la que intervienen factores como los salarios, los márgenes empresariales y, básicamente, los bienes industriales no energéticos y los servicios. Y aquí es donde hay que buscar el problema español, en la subyacente, tradicionalmente más difícil de combatir.
Análisis pesimista
El Banco Central Europeo adelanta un análisis pesimista. De cara al futuro, afirma, se espera que las subidas de los impuestos indirectos "que ya se han efectuado o que se han anunciado, continúen ejerciendo presiones al alza sobre la inflación medida por el IAPC de la Eurozona en 2011, con una contribución media anual muy probablemente mayor que la observada en 2010".
"Dada la magnitud de los actuales desequilibrios presupuestarios, añade el texto, en varios países de la zona euro, la medida en que los cambios en los impuestos indirectos puedan influir en los necesarios planes de consolidación fiscal seguirá planteando riesgos al alza para la inflación medida por el IAPC de la zona del euro".
Por esta razón, la entidad recomienda que la "aplicación de estas medidas" (el alza de impuestos indirectos) "ha de ser objeto de un estrecho seguimiento".