Uno de los méritos que se ha atribuido a la globalización económica es que traería precios más bajos. Pero este axioma comienza a cuestionarse a medida que China deja de exportar deflación, uno de los factores que puede acabar con la etapa de precios contenidos. Pero, ¿es tanta la influencia china sobre la inflación de Estados Unidos y Europa?
La inflación china está repuntado en 2007. El Índice de Precios al Consumo (IPC) del gigante asiático se situó en tasa interanual en el 4,4% en junio tras el 3,4% de mayo. Este nivel, 1,4 puntos por encima del objetivo oficial del 3%, es el más alto desde septiembre de 2004. Los analistas coinciden en señalar que se puede iniciar una tendencia alcista que ponga fin a una década de estabilidad inflacionaria pese al exagerado crecimiento del gigante asiático.
Cambio de rol
Esa situación está preocupando a la comunidad inversora internacional. La tesis es que China ha estado próxima a la deflación en los últimos años y su fuerte incremento en la cuota mundial de comercio de bienes ha exportado estabilidad de precios al resto del mundo. El miedo es que el repunte de la inflación en China despierte a la inflación mundial de su letargo.
Las estadísticas del Gobierno de Estados Unidos evidencian que tras más de diez años ayudando a los países desarrollados a contener sus precios con sus productos baratos, China se ha pasado al lado contrario. Los precios de los productos chinos que importa la primera economía del planeta han subido en los últimos meses. Se han incrementado un 0,3% en mayo y junio y un 0,6% de forma acumulada en los últimos doce meses, el ritmo más alto de la serie histórica.
"En China comienza a subir la inflación y empieza a terminarse el colchón que los productos chinos suponían para los precios de las economías desarrolladas", comenta José Carlos Díez, economista jefe de InterMoney. "El mundo crece más y parece que se ha acabado la etapa de inflación controlada. Si se sigue creciendo al mismo ritmo que hasta ahora, la inflación repuntará y se normalizará como en los Noventa", añade.
Fed y BCE
Ante esta situación, ¿cuál es la postura de los principales bancos centrales? Según, Jacques Cailloux, economista jefe para la zona euro del Royal Bank of Scotland (RBS), la preocupación de organismos como la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE) "se ha incrementado por la alta importación de inflación proveniente de países emergentes asiáticos y, particularmente de China, por dos razones principalmente".
En primer lugar, Cailloux señala que los gobernadores de los bancos centrales creen que "los altos niveles de la capacidad productora en Asia pueden llevar a los fabricantes a incrementar los precios finales de los bienes y entonces exportar esta inflación a los países del este". La segunda preocupación, según el analistas del RBS, es que "la fuerte demanda de Asia está impulsando los precios del petróleo a niveles muy altos, que traen como consecuencia inflación a las principales economías del mundo".
A pesar de esta creciente inquietud, Juan Carlos Martínez, profesor de entorno económico de la escuela de negocios Instituto de Empresa, asegura que "es pronto para que la Fed y el BCE deban preocuparse" por la situación de los precios chinos. "Nada hace pensar que, a corto plazo, el IPC de Estados Unidos y la Eurozona suba por los precios que llegan desde este gigante asiático. Si la inflación sube en ambas zonas será por factores internos", explica.
El impacto de la alta inflación China en la zona euro de momento es muy pequeño. La participación de los productos chinos en las importaciones de la zona euro es de sólo un 10%, aproximadamente, así que teóricamente un incremento del 10% en los precios de exportación chinos supondría un alza en los precios de importación europeos del 1%, que es relativamente poco, especialmente porque los precios de importación se mueven lejos de los precios al consumo, así que el impacto sobre la tasa final de venta al público sería todavía más pequeño.
Política monetaria
Existe una corriente de opinión que defiende que la inflación es un fenómeno monetario que los bancos centrales pueden controlar. Uno de los gobernadores de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Don Kohn, y la presidenta de la Fed de San Francisco, Janet Yellen, han cuestionado la noción de que los bancos centrales tengan que aceptar pasivamente cualesquiera aumentos de precios les impongan del exterior.
"A la postre, sin embargo, los estrategas de aquí y del extranjero no pueden perder de vista una verdad fundamental: en un mundo de monedas individuales que pueden fluctuar unas contra otras a lo largo del tiempo, el banco central de cada país determina su tasa de inflación", dijo Kohn en un discurso en la 51 Conferencia Económica de la Fed de Boston celebrada en Chatham, estado de Massachusetts, el 16 de junio del 2006.