El Cairo, 1 may (EFECOM).- El mundo árabe celebra casi de puntillas la festividad del Primero de Mayo, que se celebra de manera oficial en algunos países de Oriente Próximo como Egipto o Jordania.
Con ocasión del Día Mundial del Trabajador, los trabajadores egipcios recuerdan las recientes promesas electorales del gobierno de mejorar sus condiciones y de las protestas masivas que miles de proletarios protagonizaron en febrero para exigir la mejora de su situación.
Más de 4.000 trabajadores del sector textil se declararon en huelga de hambre y salieron a las calles en el Delta del Nilo para pedir mejoras económicas y sociales.
Los huelguistas representaban sólo una pequeña parte de los miles de asalariados de los sectores del textil, alimentario y de la construcción que protagonizaron una larga semana de protestas en varias localidades del norte del país.
Entre las exigencias de los manifestantes figuraban el aumento de los sueldos, el cobro de su parte de los beneficios de las empresas y una mejor asistencia sanitaria.
La ola de protestas fue descrita como la más seria desde la llegada del presidente egipcio, Hosni Mubarak al poder, hace 26 años, especialmente porque procedió del sector textil, que representa una de las principales fuentes de ingreso del país.
Sin embargo, hoy a pesar de ser día festivo, no se ha convocado ninguna manifestación en el país.
En Jordania, la fiesta del trabajador se adelantó dos días para unirla con el fin de semana de ese país (viernes y sábado).
Los sindicatos amenazaron con celebrar manifestaciones para exigir un aumento del sueldo de 160 dólares mensuales a 210.
Sin embargo, finalmente los sindicatos no convocaron protesta alguna.
Las condiciones de los trabajadores jordanos no son muy distintas a las de los egipcios, ya que también piden el establecimiento de una red de seguridad social y condenan que los inversores aumenten sus ingresos sin que esto repercuta en los trabajadores.
El rey Abdalá II de Jordania alabó hoy la contribución de los trabajadores al desarrollo y al progreso del país en una carta enviada a la Federación de Sindicatos.
En la misiva insistió en la necesidad de adoptar "una cultura nueva del empleo, que se base en el respeto del trabajo y de los trabajadores".
La precaria situación laboral se repite en Sudán, en Siria y en Líbano, donde la ausencia de contratos, el trabajo poco remunerado y el pluriempleo para llegar a fin de mes están a la orden del día.
Sobre todo en este último país, donde tras la guerra del pasado verano lanzada por Israel el nivel de vida se encareció en un 30 por ciento y empujó a los sindicatos a manifestarse en contra del gobierno por sus nuevas políticas económicas.
En las ricas monarquías del golfo sobreviven ingentes bolsas de trabajadores extranjeros, carentes de los derechos más básicos.
Mientras tanto, la mujer trabajadora árabe todavía lucha por formar parte del mundo profesional y lograr la igualdad de derechos con el hombre.
Según el Centro Egipcio para los Derechos de la Mujer, en el mundo árabe no se trata a la mujer como a una igual en la vida profesional sino más como a "un ser humano de segunda" que sólo debe trabajar si es necesario.
Este centro reconoce que ha habido un "avance parcial" en países como Arabia Saudí o Kuwait, donde se han aplicado algunas modificaciones legales para mejorar el estatus de la mujer.
Sin embargo puntualiza que esas mejoras se aplican sólo cuando los gobiernos quieren mejorar su imagen debido a las presiones extranjeras. EFECOM
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