Economía

Los expertos opinan: "Ni abaratará el despido ni reducirá la temporalidad"

Los abogados temen un aumento de los conflictos entre empleados y empresas

"¿Qué ventajas sacan de esta reforma?". La pregunta clara, sencilla, directa, obtiene una respuesta bien distinta según se formule a empresarios o sindicatos. Para los primeros, el rédito más evidente es el abaratamiento del despido, que, a su juicio, se producirá por la generalización del contrato fijo con indemnización por despido de 33 días para todas las nuevas contrataciones estables.

Los representantes de los trabajadores, por su parte, destacan que los límites establecidos al encadenamiento de contratos temporales, que impedirá que se sucedan consecutivamente más de dos contratos de este tipo en un periodo de 24 meses sin que el trabajador sea automáticamente convertido en estable, finalizará con los abusos y facilitará la conversión de un millón de temporales en fijos.

Desde esta perspectiva, la reforma abarataría el despido y reduciría la temporalidad. Pero, ¿será realmente así? Los despachos de abogados, que trabajan diariamente aplicando las leyes laborales, resolviendo conflictos y orientando a sus clientes en este campo, son más escépticos sobre sus efectos. En general, opinan que el mantenimiento de las bonificaciones a la contratación fija es una buena manera de fomentarla, pero creen que los límites a la temporalidad no cumplirán con el objetivo de reducir este forma de contratación.

Problemas con el despido

El abogado zaragozano Enrique García Tomás ha colaborado como experto en la elaboración de varias leyes laborales y considera que el principal problema de la reforma es que vuelve a poner el acento en hacer atractiva la contratación, cuando los verdaderos conflictos surgen a la hora de despedir.

"Mantener la necesidad de una causa para despedir a un trabajador es una invitación a judicializar el despido. La reforma no resuelve un problema clave: el empresario no sabe cuando puede despedir sin ser denunciado. La verdadera reforma debería pasar por establecer una indemnización determinada, de los días que sea, que tiene que ser percibida por cualquier trabajador cuando sea despedido".

Rafael Dorrego, de Ernst & Young, y Marc Barberà, de Mercer Consulting, también consideran que los incentivos son un buen gancho para modificar esa cultura empresarial que tiende a la contratación temporal, pero que no resuelven los auténticos problemas del marco laboral. "Los empresarios van a seguir esperando una reforma en la que por fin se hable de flexibilidad y no de cómo gestionar las rigideces que ya existen", subraya Barberà.

¿Adiós a la temporalidad?

Hablando de rigideces, para la responsable del Departamento de Laboral del bufete Albinaña & Suárez de Lezo, Diana Rodríguez, el límite establecido al encadenamiento de contratos temporales es un misil a la línea de flotación de la flexibilidad en la contratación. "No se puede limitar a dos años el alcance de los contratos temporales. La temporalidad es legal cuando existe una causa y desde el punto de vista jurídico no es muy sensato establecer límites cuando existe una causa que lo justifique".

Diana Rodríguez, al igual que el resto de abogados consultados por elEconomista, considera que el cauce más adecuado para evitar los abusos no es la ley sino la Inspección de Trabajo. Aún así, la impresión general es que las empresas seguirán contratando temporales pese a la reforma laboral.

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