BARCELONA, 10 (EUROPA PRESS)
El abogado Emilio Cuatrecasas, a través de su sociedad patrimonial Emesa, reclamará a Habitat una indemnización de 31 millones de euros aunque el juez que tramita el concurso de acreedores de la inmobiliaria no anule su participación en la empresa.
Cuatrecasas y otros minoritarios entraron en el capital de la inmobiliaria en septiembre de 2007, en el marco de la ampliación de capital de 225 millones que Habitat realizó para comprar la división inmobiliaria de Ferrovial. Emesa aportó 31 millones en esta operación, importe que ahora persigue recuperar.
Tres de estos socios minoritarios --Cuatrecasas, José Castro (Hesperia) y Dolores Ortega-- reclamaron al juez del concurso de Habitat que anularan sus suscripciones a la referida ampliación de capital, que sumaron 110 millones de euros.
En la sesión de conclusiones de esta denuncia, el abogado de Cuatrecasas, Fernando Labastida, afirmó que "aunque no hubiese resolución anulatoria de los contratos de toma de participación, cabría indemnización", que deberían pagar los antiguos accionistas de control de Habitat (los cinco hermanos Figueras y José Suñol).
En línea con la sesión de ayer, cuando empezó el juicio en la Ciutat de la Justicia de Barcelona, Labastida insistió en que los minoritarios no recibieron información, ni por parte de la empresa ni de Bruno Figueras sobre el deterioro de Habitat, en el periodo que transcurrió desde que decidieron entrar en la inmobiliaria en diciembre de 2006 y se formalizó su entrada en junta de accionistas en septiembre de 2007.
"No estamos ante unos inversores que entran en una empresa deficitaria para remontarla, sino que querían participar en una entidad solvente y con beneficios para potenciarla. Se nos dieron acciones, pero las acciones valían cero, y además no se nos dijo", expuso.
Además de los tres demandantes, también entraron entonces como minoritarios Isak Andic (Mango) y la familia Rodés (Media Planning). De hecho, ayer declaró como testigo Gonzalo Rodés, pero ni Andic no los Rodés se sumaron a la demanda de los otros tres minoritarios, que se presentó en febrero de 2009 en el juzgado Mercantil número 3 de Barcelona, el que lleva el concurso de Habitat.
MALA FE Y MALA GESTION.
El abogado repasó de nuevo que hubo información diferente antes y después de la junta del 27 de septiembre de 2007 en la que se formalizó la ampliación de capital, de forma que antes de esa fecha no se informó a Emilio Cuatrecasas del deterioro de la compañía, y "además se le ofreció una mayor participación". En este sentido, dijo que ante la caída de Habitat, Bruno Figueras "tomó el camino equivocado de defraudar a los amigos".
Labastida consideró que el contrato definitivo de suscripción debía hacerse respecto a las contraprestaciones convenidas anteriormente, con 393 millones de valor de Habitat --en 2006-- que en la junta "ya no estaban", sino que había "un agujero en el que los 225 millones --de la ampliación de capital-- quedaron diluidos".
Añadió que hubo 612 millones de euros menos de los ingresos previstos, de los que 412 millones fueron retrasos en las entregas de pisos, "que son una cuestión de la gestión de la compañía, no de situación del mercado".
Por su parte, el abogado de José Castro y Dolores Ortega argumentó que Habitat ya tenía fondos propios negativos de 23 millones de euros y depreciación de activos por 126 millones, con un NAV de 296 millones en vez de 393 a 30 de junio de 2007. Además, antes de la junta en la que se amplió capital, Habitat sumaba 187 millones de pérdidas, por lo que "ya era consciente" de que no podía cumplir el crédito sindicado para la compra de Ferrovial Inmobiliario.
"Estaba en causa de disolución y en situación concursal, era una compañía que valía cero", aseveró, e hizo hincapié en que hubo "voluntaria ocultación" de esto a los minoritarios que debían acudir a la ampliación.
Puso como ejemplo que los estados financieros a 30 de junio se remitieron "dos días hábiles antes de la ampliación de capital" y "de forma ineficaz y no pactada contractualmente, a través de un mail un viernes pasadas las 20 horas", lo que, según el abogado de Castro y Ortega, "demuestra la voluntad de los demandados de que los datos no pudiesen ser analizados por los que iban a suscribir la ampliación".
Asimismo, reprochó que según estos datos de 30 de junio, los minoritarios entraban en una compañía que valía 521 millones, cuando debería haber valido 618 --según los datos previstos en 2006--, pero que incluso esta rebaja "era una valoración elevada; Habitat valía cero en septiembre".
HABITAT DEFIENDE SU BUEN HACER.
La abogada de Habitat, Ariadna Cambronero (Uría Menéndez), argumentó que el contrato de toma de participación se cumplió "en su estricto contenido" y no incluía garantía de valor --sino que se tomaron "como referencia" los datos de 2006-- ni cláusula de ajuste de la prima.
Añadió que en la junta no constaron objeciones, y que sí hubo información del deterioro de Habitat meses antes, como en una reunión en mayo, en la que, reató, se expuso que habían bajado las ventas y los beneficios y que el año acabaría en pérdidas de 127 millones en el mejor de los casos. "No creemos que se ocultase ningún dato", concluyó.
El abogado de Bruno Figueras incidió en que el contrato de toma de participación fue correcto y en que no se ha denunciado a todos los implicados, en referencia implícita a N+1, que fue la consultora que elaboró el informe sobre Ferrovial Inmobiliaria para captar inversores para su compra por parte de Habitat.
Dado que la demanda se presentó contra todos los hermanos Figueras y José Suñol, quienes eran los accionistas de Habitat antes de la ampliación de capital de 2007, el abogado de los cuatro hermanos de Bruno Figueras --Virginia, Berta, Román y Carlos Figueras--, insistió en que sus defendidos no participaban en la gestión de Habitat, por lo que están imputados "sin ningún fundamento", ya que "eran simplemente accionistas, que corrieron la misma suerte que los nuevos, perder dinero".
En sentido similar se pronunció el letrado representante de Suñol, que señaló que éste tampoco participaba en la gestión y no tenía relación de amistad con los demandantes, como sí la tenía Bruno Figueras.
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