Cuando todo el mundo esperaba su opinión sobre la naturaleza de las conclusiones que deberíamos esperar al final de la Cumbre de Copenhage, Ivo de Boer ?actual secretario general de la Convención sobre Cambio Climático de la ONU? eludió el tema y retó al auditorio que abarrotaba el día de los negocios con una pregunta: ¿qué me traéis? ¿cuál es la contribución del mundo de los negocios al éxito de la Cumbre? Las negociaciones y los pasillos en la Cumbre de Copenhague.
Los asistentes, perplejos, han tratado de explicar que la tecnología no es el problema. Se encuentra disponible, pero da la impresión de que el Sr. De Boer no se ha ido contento.
¿Qué circunstancias deben darse?
Los negocios desarrollan más rápidamente las soluciones que demanda De Boer cuando se dan tres circunstancias que la Cumbre de Copenhague debería considerar.
No es una cuestión de lo técnicamente alcanzables que sean los objetivos, si no de la certidumbre y extensión geográfica del compromiso de reducción de emisiones, así como de la transparencia y consistencia de las reglas del juego, independientemente de cuales sean estas.
Depende del diseño de incentivos adecuados que hagan atractiva la inversión en una economía baja en carbono, tanto en las economías desarrolladas como las que se están desarrollando. Podemos confiar en los mercados de carbono, pero no será suficiente.
Por último debemos considerar que la acción a favor de una economía baja en carbono debería estar liderada también por la sociedad y no solo por los gobiernos, los científicos y los tecnólogos de las nuevas soluciones.
Llegado a este punto, debemos preguntarnos entonces si las organizaciones no gubernamentales que han anticipado y catalizado transformaciones sociales anteriormente impensables, realmente tienen hechos los deberes.
Pero de eso hablaremos mañana.
Copenhague: Lo que hay que saber
