Economía

Las cuatro grandes reformas que debe afrontar el nuevo gobierno galo

  • El plan de 44.000 millones afectará a fiscalidad, empleo, pensiones y administración
El primer ministro galo, François Bayrou, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
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"Nos hemos vuelto adictos al gasto público", sentenciaba el primer ministro galo, François Bayrou, cuando anunciaba su plan de recortes de 44.000 millones de euros. Esa hoja de ruta ha sido de todo menos bienvenida, con medidas abocadas a dibujar lo que el político galo llamó "un año en blanco". Por eso la moción de confianza del próximo lunes en la Asamblea Nacional la planteaba Bayrou como una llamada a decidir el "destino de Francia". Las convocatoria de la próxima semana deja cuatro grandes reformas en el aire: fiscal, administrativa, de empleo y pensiones.

El plan del político galo se articula como una hoja de ruta con medidas para reducir el gasto público y el déficit. "Francia se ha convertido en el país del mundo que más dinero público gasta", afirmaba el primer ministro francés. Revisiones en materia de administración, fiscal, de empleo y en pensiones que forzaban, durante su presentación, un discurso en el que Bayrou comparaba la situación de la economía francesa con la de esa Grecia que fue rescatada tras la crisis del 2008.

Fiscalidad

Entre la batería de medidas se incluye un nuevo impuesto de solidaridad para las rentas más altas. Una medida que se complementará con una deducción del 10% en el cálculo del impuesto sobre la renta de los jubilados más acomodados. A ello se suma un plan de lucha contra el fraude fiscal previsto para otoño con el que el Gobierno galo busca aumentar la recaudación.

"El Estado dará ejemplo, estabilizando sus gastos e incluso reduciendo su nivel de vida. El Estado se impone como primera regla no gastar ni un euro más en 2026 que en 2025", aseguraba el primer ministro galo durante la presentación del paquete de medidas. Un plan de recortes en el que se excluyen los gastos adicionales para el presupuesto de las fuerzas armadas.

Pensiones y empleo

En 2026, se congelarán las pensiones, las prestaciones sociales y los salarios de los funcionarios para cumplir esa intención de completar un año en blanco. Todas ellas, propuestas con las que se evita la revisión al alza que se realiza anualmente en las tres partidas. Es decir, no aumentará ni las pensiones por jubilación, no se actualizarán, tampoco, la dotación de las subvenciones concedidas por el Estado ni ayudas públicas, ni aumentará el sueldo de los funcionarios públicos.

A ello se suma la intención de recortar unos 3.000 puestos de trabajo públicos en el primer año, que se ejecutaría con la no renovación de las bajas por jubilación. A partir de entonces los reemplazos se ejecutarán a razón de dos nuevas contrataciones por cada funcionario público que se jubile.

Administración

En la pata administrativa, Bayrou plantea la simplificación de procesos burocráticos en un intento por agilizar los trámites legales para las empresas. Y como no todo iba a ser negativo, para impulsar la competitividad y facilitar el acceso de las empresas a la financiación, el Gobierno proponía destinar 900 millones de fondos propios a la inversión en empresas.

El plan plantea, por otro lado, endurecer las sanciones a los deudores en caso de retraso en el pago de sus deudas con multas de hasta el 1 % de la facturación. Se propondrá un impuesto sobre los paquetes pequeños con el fin de proteger a los comercios y a los productores y, una de las medidas más polémicas: impulsar los niveles de producción al retirar dos días festivos del calendario laboral. La propuesta: que desaparezcan los días de libranza del lunes de Pascua y el 8 de mayo.

Este plan de acción contempla la venta de activos improductivos que sean patrimonio del Estado a través de la creación de una agencia inmobiliaria de carácter público que se encargará de ello. Además, se eliminarán agencias públicas consideradas redundantes, que podría sumar otros 1.500 puestos públicos recortados.

Además, el Ejecutivo francés ha propuesto una reforma del subsidio de desempleo con el que pretende ahorrar hasta 2,5 millones de euros anuales hasta 2029. Esta medida, en negociación con los agentes sociales, implica una revisión en las condiciones para acceder a la prestación en lo que se refiere al tiempo trabajado requerido, que actualmente condiciona la duración máxima de la prestación. La idea es que los beneficiarios se incorporen antes al mercado laboral.

El plan dispuesto por el Ejecutivo galo se extiende de 2026 a 2029 y pretende dibujar un ajuste presupuestario temporal para rebajar los altos niveles de deuda y déficit, que se sitúan en el 114% del PIB y en el 5,8% respectivamente. Lejos, en todo caso de esos límites del 60% y del 3% que fija la UE para los países de la moneda única.

El objetivo es frenar el aumento descontrolado de la deuda pública hasta 2029. Estas orientaciones pretenden reducir el déficit al 4,6 % en 2026, al 4,1 % en 2027 y al 3,4 % en 2028, para alcanzar el umbral del 2,8 % en 2029.

"Hace 50 años que nuestros gobiernos no publican un presupuesto equilibrado", afirmaba Bayrou cuando anunciaba su paquete de medidas. Explicaba, de paso, que ese 114% de deuda "equivale a más de un año de todo lo que nuestro país produce en sus actividades agrícolas, industriales, intelectuales, en el sector del comercio, los servicios, la salud o el cuidado". Porque, según los cálculos en los que se apoya el Gobierno francés, "cada segundo la deuda aumenta en 5.000 euros".

Un plan de recortes necesario

El primer ministro francés, François Bayrou, defendía el pasado jueves una "ralentización del gasto", es decir, ese plan de recortes presupuestarios cercano a 44.000 millones de euros. En paralelo, sostenía su decisión de convocar una cuestión de confianza en el Parlamento "para que los franceses vean la gravedad del asunto".

"Por una vez, este no es un Gobierno que se echa atrás. Y para que los franceses vean la gravedad del asunto, pongo su futuro sobre la mesa", declaró Bayrou en una entrevista a France Info en la que añadía que "no puede haber una política valiente sin el apoyo del país". Ante la posibilidad de perder la votación aseveró que "una disolución (del Gobierno) no resuelve absolutamente nada" y daría lugar a una Asamblea "aún más dividida" y "paralizada".

"Estoy convencido de que, si aceptamos ver las cosas tal y como son, como propongo, y si después aceptamos, como me han propuesto algunas fuerzas políticas, sentarnos a la mesa, quizá podamos avanzar mejor", insistió, haciendo un llamamiento al diálogo.

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