Economía

Los jóvenes que ni trabajan ni buscan un empleo crecen más de un 10% desde 2021

  • Este grupo representa un 45% del conjunto de personas con entre 16 y 30 años
  • La amplia mayoría se sitúa fuera del mercado laboral por ampliar su formación
Una joven trabaja en una oficina.

En España hay algo más de 17 millones de personas que ni trabajan ni están buscando activamente un nuevo empleo. Estas integran la población inactiva, que ha crecido en los últimos años impulsada por el incremento de las jubilaciones. Si bien, los datos recopilados por el INE ponen de manifiesto que esta cifra también crece del lado de los jóvenes, entre los que el número de inactivos ha aumentado más de un 10% en los últimos cuatro años.

De acuerdo con los datos del segundo trimestre del año, hay cerca de 3,5 millones de jóvenes con edades comprendidas entre los 16 y los 30 años que se encuentran en esta situación, por motivos diversos. Siendo el grupo más mayoritario los menores de 20 años, que acostumbran a extender sus estudios. A modo de comparativa, estos representan un 45% del total de jóvenes, dado que los activos apenas superan los 4 millones (de los que 3,3 millones tienen un empleo).

El cursar cursos de enseñanza o formación es la razón por la que más de un 83% de los jóvenes dicen no estar desarrollando ninguna actividad profesional ni buscar un nuevo empleo. De hecho, entre abril y junio había 283.900 jóvenes más que aludían a este motivo que en el mismo periodo de 2021, al inicio del periodo posterior a la pandemia. Y esta cifra crece especialmente entre el grupo de los que tienen menos de 20 años, que suma 180.000 jóvenes dentro de esta casilla.

No obstante, este no es un fenómeno exclusivo de los menores de 30 años. El número de personas que están inactivas, con independencia de su edad, por estar dedicándose a tiempo completo a ampliar sus estudios se ha incrementado un 12% en este tiempo y hasta un 42% en la última década, lo que parece dar respuesta a las demandas crecientes de las empresas en habilidades y competencias, a través de los denominados reskilling (aprender nuevas herramientas) y upskilling (mejorar o ampliar formación).

Más allá de esta justificación, en el análisis de los datos sobre los jóvenes recopilados por la última Encuesta de Población Activa (INE) destaca el incremento en un 55% de las personas que hacen referencia al cuidado de niños o adultos enfermos, incapacitados o mayores como principal impedimento para participar en el mercado laboral. Hay cerca de 90.000 los jóvenes que no emprenden una búsqueda de un empleo por hacerse cargo de sus familiares, en 2021 eran 56.000.

En cambio, se da un marcado descenso en el volumen de jóvenes afectados por expediente de regulación de empleo, lo que viene explicado por la cercanía del periodo inicial observado con la crisis del coronavirus, en la que miles de empresas se vieron obligadas a iniciar procesos temporales de regulación para encarar el freno en su actividad. Si en el segundo trimestre de 2021 había 23.800 jóvenes que se encontraban en esta situación, en los mismos meses de 2025 apenas superaban las 3.000 personas.

Con todo, todas las respuestas que no hacen referencia a estar cursando estudios para ampliar su formación son minoritarios. De hecho, la segunda categoría que más jóvenes agrupa es la que se refiere a otros motivos, con 143.000. Después hay algo más de 120.000 menores de 30 años que no pueden participar del mercado de trabajo por estar atravesando una enfermedad o tener reconocido un grado de discapacidad que lo impide. Y no llegan a 18.000 los que mencionan que no han encontrado disponible un empleo adecuado, menos que los que hacían referencia a este motivo cuatro años atrás.

Todo ello contribuye a poner en situación la evolución experimentada por los jóvenes que están inactivos en los últimos cuatro años, un avance de dos dígitos que solo es comparable con el de las personas que alcanzan la edad de jubilación. El grupo de entre 65 y 69 años creció un 10,8% en estos cuatro años y al igual que el de los jóvenes, triplica el aumento experimentado por el conjunto de las franjas de edad por el retiro de los babyboomers.

Más población activa

Esta es la otra cara de la moneda. El periodo posterior a la pandemia ha elevado en más de 1,3 millones el número de personas que están trabajando o están desempleadas. Un avance que viene dado por el papel de los flujos migratorios, que ha superado las expectativas de organismos como el Banco de España y que ha hecho que este grupo poblacional haya protagonizado la creación de empleo en los últimos ejercicios. También de la extensión de la población activa, puesto que la incorporación de inmigrantes al mercado laboral ha compensado la pérdida de casi 99.000 activos nacidos en España desde el periodo anterior al covid.

Este ha sido valorado por los economistas como un fenómeno positivo, dado que aumenta la capacidad productiva del país. Pero también supone un reto respecto a la capacidad del mercado laboral de poder adaptarse y absorber nuevos trabajadores sin generar distorsiones.

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