
El pacto arancelario que fijaba, a finales de julio, una tasa aduanera del 15%, en la relación comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea, se vio plasmado en una declaración conjunta esta semana. Y el acuerdo incluye ciertos detalles que beneficiarán a los agricultores estadounidenses. Bruselas ha pactado dar un mayor acceso al mercado europeo a una decena de productos agroalimentarios norteamericanos: frutos secos, productos lácteos, frutas y verduras frescas y procesadas, alimentos procesados, semillas para siembra, aceite de soja y carne de cerdo y bisonte.
Lo que establece la declaración conjunta es que se dará "un acceso preferencial al mercado europeo" a esta lista de productos del sector agrícola y pesquero. Esto se traduce en un intento de Bruselas por liberalizar el comercio con Washington en ciertos sectores, según han explicado fuentes comunitarias, aunque sin ningún compromiso de reciprocidad por parte de la Casa Blanca.
Las mismas fuentes defienden que no se trata de productos que sean sensibles para el sector agrícola europeo, como podría ser la carne de ternera o las aves de corral. Se trata de productos en los que la UE tiene una industria competitiva, defienden. A efectos prácticos, liberalizar este segmento comercial con EEUU supondría eliminar los aranceles que se aplican a estos productos, si bien Bruselas no ha dado detalles de cómo se concretará ese mayor acceso al mercado europeo.
La Comisión Europea explica que este mayor acceso al mercado afectará a ciertos productos pesqueros, así como a productos agrícolas y ganaderos. Se aplicarán reducciones de los aranceles que se aplican a estos productos, introduciendo cierto volumen de importaciones a precios más bajos. Una información que el Ejecutivo comunitario no ha hecho pública, por el momento.
Desde Bruselas defienden que esta "liberación del acceso para muchas exportaciones estadounidenses" hará que los productos sean más económicos para los consumidores y la industria, sin comprometer los intereses comunitarios. Se trata de productos que Europa necesita, defiende la Comisión Europea. "En la actualidad, EEUU es una fuente importante de frutos secos, abadejo de Alaska o granos de sorgo. Por lo tanto, la industria de procesamiento de alimentos de la UE se beneficiará de un acceso más barato y seguro a bienes clave", asegura.
Por el momento, lo que parece es que los agricultores estadounidenses tendrán unas condiciones más favorables para acceder al mercado europeo en ciertos sectores. Una ventaja que Bruselas no ha conseguido ganar para los agricultores comunitarios en ningún sector y que los deja, al fin y al cabo, a merced de los designios de Washington.
Además, la declaración conjunta establece que se extenderá el acuerdo arancelario para la langosta, firmado en 2020 y que expiró en julio de este año. Se ampliará la duración de este acuerdo arancelario que establecía que se eliminaría la tasa aduanera a las exportaciones estadounidenses de langosta viva y congelada y se extenderá su aplicación a la langosta procesada.
Sí queda claro, por ejemplo, en lo que respecta a los bienes industriales. Pues el primer punto de la declaración conjunta establece que Bruselas deberá eliminar los aranceles que aplica a los productos industriales procedentes de EEUU. Es la moneda de cambio por rebajar los gravámenes a los coches europeos al 15%, desde el 27,5% que fijó el Ejecutivo estadounidense.
La única condición es que la Comisión Europea impulse la propuesta legislativa, no su tramitación hasta el final con el visto bueno de los colegisladores. El Ejecutivo comunitario explica que dos tercios de los productos industriales ya se importaban sin aranceles, y las exportaciones restantes estaban sujetas a aranceles ya de por sí bajos. La reducción de estos aranceles a cero, supondrá un ahorro de casi 5.000 millones de euros para los importadores de la UE", defiende.