Economía

No tiene sentido casarse por culpa de los impuestos: Suiza intenta desmontar un sistema fiscal que castiga al matrimonio desde hace décadas

Las banderas suizas y del cantón de Ginebra. Bloomberg

Enésimo intento de Suiza para terminar de una vez por todas a la tributación conjunta a nivel federal, que arrastra desde la década de los cuarenta del siglo pasado y que perjudica a los matrimonios con elevados ingresos. A pesar de que el parlamento suizo votó a favor de eliminar esa parte del sistema federal, pero todavía hay posibilidades de que aguante por la resistencia de los grupos conservadores.

Antes de la Segunda Guerra Mundial, Suiza no tenía un impuesto federal sobre la renta. Los impuestos eran competencia casi exclusiva de los cantones y municipios. Fue en 1940, durante la guerra, cuando se introdujo de forma "provisional" un impuesto federal extraordinario sobre la renta y la riqueza, para financiar el esfuerzo militar. Ese impuesto se convirtió en el "impuesto federal directo" que sigue vigente hasta hoy.

A nivel cantonal y municipal, muchas entidades han introducido deducciones especiales para el segundo perceptor de ingresos para suavizar la penalización, pero en la mayoría del país la tributación conjunta es obligatoria y conviven con pequeños beneficios fiscales. Los defensores del cambio fiscal argumentan que la llamada "penalización por matrimonio" castiga a los segundos perceptores de ingresos, mujeres la mayor parte de los contribuyentes afectados, y refuerza un modelo tradicional en el que el esposo trabaja y la esposa se queda en casa.

Esperan que la reforma propuesta anime a más mujeres a unirse a la fuerza laboral y alinee el trato fiscal de Suiza a las parejas casadas. Sin embargo, una alianza conservadora del partido derechista SVP, el partido Centro y grupos evangélicos está impulsando un referéndum para bloquear que el proyecto de ley se convierta en ley, argumentando que penaliza a las familias con un solo ingreso, perjudica a los padres que se quedan en casa y saturaría a las autoridades fiscales con unos 1,7 millones de nuevas declaraciones.

"El debate parece al principio una discusión muy técnica sobre impuestos. Pero los argumentos a favor o en contra de la tributación individual en Suiza reflejan amplias diferencias de opinión y creencias muy emocionales sobre cómo debe organizarse la familia y si el Estado debe establecer incentivos en una dirección u otra", explica Thomas Hug, socio fiscal en Deloitte, a Financial Times.

El último intento termina en fracaso

La propuesta del Consejo Federal de Suiza impondría impuestos a cada adulto por separado, sin importar su estado civil. En la actualidad, el ingreso del segundo perceptor, cuando se combina con el de su cónyuge bajo la tributación conjunta, suele tributar a una tasa marginal más alta, reduciendo los incentivos para aceptar o aumentar el trabajo remunerado. El último intento de reforma sigue a años de esfuerzos fallidos, incluida una votación pública en 2016 que rechazó cambios similares.

Las estimaciones gubernamentales sugieren que la reforma podría añadir 60.000 personas a la fuerza laboral y aumentar el PIB en alrededor de un 1%, aunque reduciría los ingresos fiscales. La Conferencia de Directores Cantonales de Finanzas, un grupo de presión empresarial que se opone al plan, advierte que se perderían 1.000 millones de francos suizos (1.200 millones de dólares) en ingresos anuales a nivel federal y cantonal.

Suiza concedió a las mujeres el derecho al voto solo en 1971. Aunque su tasa general de empleo femenino, del 80,4%, está muy por encima del promedio de la OCDE, todavía tiene una de las tasas más bajas de trabajo a tiempo completo de mujeres en el mundo desarrollado. Solo el 60% de las mujeres suizas trabajan a tiempo completo, en comparación con el 78% en la OCDE, según datos de PwC de marzo. Para los hombres, la tasa es superior al 90%.

Las demandas de reforma fiscal se han hecho más fuertes a medida que más mujeres se han incorporado a la fuerza laboral en las últimas dos décadas. El Tribunal Supremo de Suiza dictaminó ya en 1984 que el trato fiscal desigual entre parejas casadas y no casadas era inconstitucional.

Divorcios solo tributarios

El sistema existente también ha provocado un aumento en los "matrimonios falsos", donde las parejas celebran una ceremonia pero no se casan legalmente, e incluso en "divorcios fiscales", donde parejas adineradas se separan antes de jubilarse para beneficiarse de tasas impositivas individuales más bajas.

Heather Cairns-Lee, profesora asociada en la escuela de negocios IMD en Lausana, comenta al diario británico que una pareja que conocía calculó que tendrían una carga fiscal adicional de hasta 40.000 francos suizos al año. "No tenía sentido casarse".

Otra pareja en Zúrich celebraron una boda con amigos y familiares, pero decidieron no registrar legalmente el matrimonio. Otro alto banquero cercano a la jubilación dijo que él y su esposa estaban considerando un "divorcio fiscal" para reducir la carga derivada de ingresos de pensiones similares.

Resistencia de algunos cantones

La ley propuesta ahora casi con toda seguridad se enfrentará a un referéndum. Incluso si la alianza conservadora no logra reunir las 50.000 firmas necesarias para activar la votación popular, comités de finanzas en los cantones de Soleura y Argovia se están preparando para usar una disposición constitucional raramente empleada que permite a ocho cantones forzar una votación nacional.

Los residentes suizos pagan impuestos a nivel federal, cantonal y municipal. La propuesta actual se aplica solo al impuesto federal. Los críticos sostienen que muchos cantones ya han intentado mitigar la penalización por matrimonio ofreciendo deducciones al segundo perceptor, ajustando tramos fiscales o utilizando divisiones parciales de ingresos.

"Los cantones han resuelto el problema", indica Benedikt Würth, miembro de la cámara alta suiza. "No es un problema sistémico, sino un problema de tarifas. Normalmente se han implementado modelos de división. Eso significa que los ingresos de los dos cónyuges se suman y se gravan a la tasa de la mitad del ingreso. Es lamentable que modelos similares no pudieran implementarse también a nivel federal."

Bettina Balmer, miembro del Consejo Nacional y neurocirujana pediátrica, ha sido una de las defensoras políticas más destacadas del proyecto de ley. Dijo que gran parte de la resistencia estaba arraigada en el miedo a la burocracia. "Con ese argumento, las mujeres no deberían haber recibido el derecho al voto", denuncia Balmer. Citando cifras del gobierno, señaló que el 50% de los suizos se beneficiaría de la reforma, el 36% no vería cambios y solo el 14% estaría en peor situación. "Pasar a la tributación individual es mejor para Suiza en su conjunto, pero me preocupa que si llega a una votación nacional fracase de nuevo."

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