
Tal y como apuntan informes como el de Laboral Kutxa, Euskadi deberá hacer frente a un déficit de trabajadores del 17% en 2036, lo que se traduce en que no podrá cubrir hasta 171.000 puestos de empleo. El relevo generacional se hace indispensable, tal y como confirman desde el foro Zedarriak, que acaban de presentar un informe en el que señalan doce retos clave en el futuro del territorio vasco. Precisamente de esos doce retos, los nacimientos son, junto con infraestructuras y vocaciones emprendedoras, los retos que requieren de un mayor plazo para lograr avances, pero éste, en concreto, ha sido calificado como el más importante de los tres a nivel económico y se torna decisivo para tratar de paliar el declive demográfico.
Hay que tener en cuenta que el índice de natalidad sigue en caída libre en Euskadi y en los últimos años, las defunciones superan ya a los nacimientos. Según los datos del Eustat, el Instituto Vasco de Estadística, en 2024, el País Vasco registró un total de 22.368 defunciones, un 0,3% más que el ejercicio anterior, con lo que se contabilizaron 9.464 fallecimientos más que nacimientos. Este crecimiento vegetativo negativo hizo que Bizkaia disminuyera su población en 5.641 habitantes, que Gipuzkoa perdiera 2.898 y Álava, por su parte, 925.
"Euskadi, como muchos territorios avanzados, se enfrenta a un profundo desafío demográfico. La baja natalidad (entre las más bajas de Europa), unida a un envejecimiento progresivo de la población y a las crecientes dificultades de los jóvenes para emanciparse (la edad media de emancipación supera los 30 años)" amenaza la sostenibilidad del modelo social y económico", advierten desde Zedarriak.
Por eso se trata de un reto estructural, que engloba natalidad, emancipación y equidad intergeneracional, y que es transversal, pues toca vivienda, empleo, conciliación, salud mental, política fiscal y cultura del cuidado. "Afecta directamente a la sostenibilidad del sistema de bienestar, del modelo productivo y de la cohesión social", inciden.
Avanzar en este ámbito pasa por "reconstruir las condiciones para que las personas jóvenes puedan vivir con dignidad, autonomía y perspectiva de futuro". Tal y como aclaran estos expertos, "no se trata sólo de tener más hijos o "emanciparse antes, sino de replantear el contrato social intergeneracional en clave de sostenibilidad, equidad y corresponsabilidad".
Abordaje urgente
El reto de la natalidad se trata de una responsabilidad institucional de primer orden y debe abordarse ya. "No hacerlo en esta década generará un deterioro acelerado de indicadores demográficos, fiscales y sociales difícilmente reversible", coinciden los expertos que coinciden en que existen políticas parciales, como ayudas a la natalidad, programas de emancipación juvenil o medidas de conciliación, pero "los esfuerzos no están teniendo el impacto esperado", y acusan de "la falta de una visión integrada, estable y ambiciosa del problema".
Para responder a este reto en Euskadi se han lanzado diversas iniciativas en los últimos años entre las que destacan prestaciones y ayudas a la natalidad y la conciliación, como los nuevos modelos de prestación universal por hijo o los programas de impulso a la corresponsabilidad familiar; programas de emancipación juvenil y acceso a vivienda, con medidas como Gaztelagun, planes de alquiler protegido y promoción de vivienda asequible en colaboración con el sector público y cooperativo; reformas en permisos parentales y flexibilización laboral que, aunque limitadas en su alcance, han introducido nuevos derechos que favorecen el reparto de cuidados; iniciativas intergeneracionales y de sensibilización, como experiencias de vivienda compartida entre personas mayores y jóvenes, o programas escolares de cultura del cuidado; y medidas fiscales con componente redistributivo aún muy incipientes, pero orientadas a aliviar cargas para hogares jóvenes o con personas dependientes.
Pese a estos esfuerzos, "el impacto agregado es bajo, los avances son lentos y no existe un marco compartido que los articule como una estrategia de país", concluyen desde el foro. Es por eso que lanzan un paquete de propuestas a poner en marcha en torno a cinco ejes.
En primer lugar apuestan por diseñar un Pacto Vasco por la Emancipación y la Equidad Intergeneracional. Se trata de impulsar un acuerdo político y social de largo plazo que comprometa recursos y objetivos concretos y que incluya medidas en vivienda, empleo, cuidados, conciliación y fiscalidad, con perspectiva generacional, explican.
En segundo lugar, para universalizar el acceso a vivienda digna y asequible para jóvenes creen necesario ampliar el parque de vivienda pública y cooperativa de alquiler asequible, así como establecer programas de alquiler garantizado y vivienda compartida intergeneracional.
Como tercer punto señalan la necesidad de consolidar una política familiar centrada en la corresponsabilidad mediante el refuerzo de las prestaciones universales por hijo a cargo, la ampliación de los servicios de cuidado hasta los 3 años y la extensión de los permisos parentales igualitarios y plenamente retribuidos para ambos progenitores a los espacios de economía no normalizados, además del impulso de una cultura laboral corresponsable.
En cuarta posición hablan de rediseñar la fiscalidad con perspectiva generacional introduciendo elementos de solidaridad intergeneracional en el IRPF, sucesiones y fiscalidad local, y bonificaciones específicas para proyectos de vida autónomos en juventud (educación, vivienda, emprendimiento).
Y, según este foro, la quinta y útima medida a llevar a cabo debe ser la de visibilizar la urgencia demográfica en el relato institucional y educativo a través de campañas de sensibilización social que presenten el reto demográfico como una cuestión de país, no sólo individual, e incorporar esta perspectiva en la formación en ciudadanía, economía o sostenibilidad en el marco del sistema educativo.