
España ha decidido tomarse en serio la industrialización de la construcción. La aprobación del nuevo PERTE de Vivienda, dotado con 1.300 millones de euros, no es solo una apuesta presupuestaria, sino un giro estratégico para un sector que lleva décadas operando con inercias difíciles de romper. Por ejemplo, apenas el 1,5% de la obra nueva nacional se ejecuta hoy mediante procesos industrializados, a diferencia de lo que ocurre en otros países europeos.
El cambio de paradigma necesita más que normativas: requiere innovación, voluntad empresarial y una nueva forma de concebir los materiales. Y aquí es donde entran en juego actores como Cementos La Cruz. Originaria de Abanilla, al interior de la Región de Murcia, la compañía ha entendido que industrializar no es solo acelerar, sino repensar la construcción desde sus cimientos. Y ello le ha permitido pasar de ser una pyme familiar a una gran empresa con presencia internacional.
La construcción industrializada -basada en la fabricación en planta de componentes que luego se ensamblan in situ- permite reducir hasta un 60% los tiempos de ejecución, minimizar errores, ahorrar costes y reducir residuos. Pero para que ese proceso sea realmente eficiente, los materiales deben adaptarse a una lógica distinta. "El cemento no puede ser un simple commodity. Tiene que estar diseñado para integrarse en procesos industrializados: más homogéneo y trazable, con una menor huella de carbono", explica el consejero delegado de Cementos La Cruz, Antonio Ballester.
El compromiso con la investigación y el desarrollo ha dado lugar a proyectos de gran impacto y envergadura. Por ejemplo, la mayor depuradora de aire de Europa en Mallorca, la dársena de submarinos S-81 de la Armada o el mayor tanque de tormentas de Europa en Torre Pacheco. Pero más allá de los logros actuales, Cementos La Cruz mira al futuro con ambición.
Precisamente, una de sus principales inversiones se centra en el desarrollo de una nueva forma de fabricar cemento. Frente al Pórtland tradicional -presente desde hace más de un siglo y responsable de una parte relevante de las emisiones globales-, Cementos La Cruz ha desarrollado el proyecto Eraclitus, una alternativa más limpia y eficiente, que cuenta con el respaldo de la Comisión Europea con una financiación de hasta 4,5 millones de euros, pues reduce hasta un 55% las emisiones asociadas al proceso productivo y al uso de clinker.
Más que una tendencia, la economía circular es un eje central en la estrategia de Cementos La Cruz, que ha participado en casi una treintena de proyectos de investigación público-privada. "Basándonos en la economía circular, reutilizamos cenizas de biomasa o áridos reciclados para fabricar nuestros productos", afirma Ballester. Este enfoque no solo reduce la huella de carbono, sino que también favorece una gestión más eficiente de los recursos naturales y un impacto positivo sobre el entorno donde operan.
Pero esta visión de futuro no es nueva. La compañía lleva años trabajando en el desarrollo de soluciones pensadas para entornos constructivos más tecnológicos. De hecho, Cementos La Cruz ya tiene presencia en varios países europeos, factura 100 millones al año e invierte un 2,5% de sus ingresos en I+D.
Y coincidiendo con su 25 aniversario, acaba de presentar su Plan Estratégico Horizonte 2030, una hoja de ruta que refuerza su compromiso con la transformación del sector de la construcción en un momento clave para España: con un déficit estructural de vivienda, una creciente falta de mano de obra cualificada y la entrada en vigor de normativas más estrictas en materia de sostenibilidad y descarbonización.
En concreto, la compañía, y sus participadas, prevén aumentar su facturación hasta alcanzar los 237 millones de euros, al tiempo que elevar su plantilla a medio millar de trabajadores en el próximo lustro. Para ello invertirá 100 millones en un plan que se apoya en cuatro grandes ejes: la descarbonización de los materiales, el impulso de la economía circular, la digitalización de la producción y la impresión 3D de hormigón. Todos ellos, palancas necesarias para construir más rápido, con menos recursos y mayor trazabilidad.
Otro de los ejes clave para Cementos La Cruz es la sostenibilidad. No hay industrialización posible sin una reducción significativa de la huella ambiental. La empresa ha invertido en la reutilización de residuos, la mejora energética de sus procesos y el desarrollo de materiales más circulares. Su participación en proyectos vinculados a la economía circular y la construcción de bajo impacto demuestra que innovación y sostenibilidad son, para ellos, dos caras de una misma moneda.
Además, miran con interés el desarrollo de nuevas tecnologías como la impresión 3D con morteros especiales, una solución que permitiría industrializar sin caer en la estandarización. "Queremos demostrar que se puede construir rápido, pero también con inteligencia, calidad y sentido del contexto", afirma Ballester desde una oficina en la primera planta donde tiene una visión periférica del 3D Lab, el laboratorio donde imprimen el hormigón en proyectos de I+D.