Economía

Cuento de Navidad en EEUU: Trump puede salvar unas fiestas que él mismo iba a estropear al retrasar los aranceles al 1 de agosto

  • Esta semanas se puede aprovechar para adelantar importaciones
  • Se estarían reponiendo inventarios de cara al final de año, según UBS
  • El consumidor americano sentirá el golpe a partir de enero de 2026
Donald Trump, junto a varios árboles de Navidad. Foto: Reuters

Como si de un cuento de Navidad se tratara, Donald Trump está punto de salvar unas fiestas... que él mismo iba a estropear. La decisión del presidente de EEUU de dar un poquito más de oxígeno a sus socios comerciales ampliando al 1 de agosto la tregua arancelaria que vencía este miércoles 9 de julio puede hacer que los consumidores estadounidenses no se quemen las manos al hacer sus compras navideñas.

La amenaza era real. Aunque los mayores aranceles todavía no se han materializado en subidas en los precios al consumo en EEUU (ha pasado poco tiempo, ha habido tregua con China y generalizada, las empresas de momento han absorbido costes), esto no podía seguir así por mucho tiempo, advertían los analistas. Esas mayores tarifas a la importación al final se tendrían que notar en el bolsillo del consumidor y las estimaciones pasaban por un índice de precios al consumo (IPC) notablemente más alto para final de año (ahora mismo se sitúa en el 2,4% interanual registrado en mayo, relativamente cerca del objetivo del 2%). Un regalo 'macabro' para las familias que adquieran regalos navideños en un país donde el consumo tiene su parte de religión.

Sin embargo, los pormenores de la siempre intrincada cadena de suministro hacen que el retraso de la fecha límite de Trump puede llevar este impacto en los precios a 2026, 'liberando' la Navidad. Así lo considera Paul Donovan, economista jefe de UBS, quien ha defendido esta tesis tanto en un comentario para clientes como en una entrevista concedida a Bloomberg Television.

"Los impuestos adicionales que el presidente Trump pretendía imponer a los consumidores estadounidenses a partir del miércoles se retrasarán hasta el 1 de agosto. Esto significa que, teniendo en cuenta la acumulación de reservas antes de Navidad, los consumidores no experimentarán el repunte de la inflación derivado de estos impuestos hasta enero del próximo año, siempre que Trump no vuelva a dar marcha atrás", escribía Donovan este lunes.

"Para cuando los productos llegan a EEUU, ya han recorrido toda la cadena de suministro, dado que muchos minoristas obviamente hacen pedidos anticipados para Navidad", ha añadido horas después en televisión. "Eso es obviamente algo que disminuirá parte del daño a los consumidores estadounidenses en la segunda mitad".

Donovan no se refiere a otra cosa que las existencias o inventarios. Las empresas americanas ya llenaron sus estantes antes de la oleada arancelaria de abril para evitar estas tarifas y para tener stock del que tirar cuando llegase la marea. Esto seguramente ha suavizado en parte el golpe inflacionario en los últimos meses. Ahora podría suceder algo similar. Sin en ese momento, se estaban evitando subidas de precios, por ejemplo, en material para la 'vuelta al cole', este verano sucedería lo propio con la Navidad.

Como destacan los estrategas de Danske Bank, la tregua arancelaria con China desde mayo ha permitido que el comercio se haya reanudado, con las empresas del gigante asiático exportando ya productos para Halloween, el Black Friday e incluso Navidad.

Aunque el arancel universal del 10% impulsará cifras de inflación más altas en julio y agosto, admite Donovan, los aranceles adicionales aplicados a países específicos (por ejemplo, el 25% contra Japón y Corea del Sur, la UE sigue a la espera) bajo las políticas del presidente estadounidense pueden no afectar a los compradores hasta mucho más tarde. Y evitar la imposición de aranceles durante el período de fin de año, con un fuerte impulso comercial, podría evitar los peores titulares negativos para la Casa Blanca, una perspectiva que los analistas previeron en mayo tras evaluar el impacto de la primera ronda de aranceles de Trump.

Pese a todo, Donovan aclara que este alivio navideño será parcial, ya que se notará en alguna medida y, además, no impedirá que el impacto total acabe llegando a los hogares estadounidenses. "Se trata de una gran carga fiscal para el consumidor estadounidense. A finales de este año, los salarios reales ajustados a la inflación van a bajar, no a subir, y será entonces cuando empecemos a ver cómo se desencadenan realmente algunos de los problemas", razona.

Donovan esboza un escenario en el que los consumidores recurren primero a las tarjetas de crédito y al ahorro antes de recortar el gasto. Mientras tanto, la velocidad y el alcance de las repercusiones sobre la inflación pueden depender de la medida en que los minoristas intenten beneficiarse de los aumentos de precios previstos en relación con los aranceles. Pero aún pueden cambiar muchas cosas, sobre todo si la Casa Blanca se atiene a sus políticas.

"Tenemos que asumir que Trump retrocederá, porque ese es su modus operandi", continúa Donovan. "Creo que a medida que se empiecen a oír gritos de angustia de las empresas y los consumidores estadounidenses, se empezarán a ver retrocesos en algunas de estas cuestiones", confía. Pero con Trump nunca se sabe. ¿Cómo acabará el cuento de Navidad?

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky