Berlín, 19 ene (EFECOM).- La UE se ha marcado como objetivo la denominada "flexiseguridad" y la defensa del modelo social como "señal de identidad" europea, en un mercado laboral cada vez más internacionalizado y ante la realidad de la precariedad creciente.
"El objetivo común son los sueldos justos y el principio compartido por todos es la flexiseguridad", afirmó hoy el ministro alemán de Asuntos Sociales y Trabajo, Franz Müntefering, en su calidad de anfitrión del Consejo informal de la UE, en Berlín.
Según el acuerdo de principios, presentado por la presidencia y consensuado en el Consejo informal, se trata de conseguir que "la flexibilización del mercado laboral no signifique una reducción de la seguridad del empleo".
Los 27 estados miembros comparten ese parecer, añadió el socialdemócrata Müntefering. Las dificultades empiezan con la plasmación en el plano real de ese término, que pretende conciliar flexibilización con garantías de seguridad del empleo.
Europa debe defender un "modelo social", puesto que "un mercado laboral de alta calidad posibilita también el éxito económico", añadió Müntefering.
El mantenimiento de los estándares europeos de sanidad, seguridad, sueldos justos, etc., y no su rebaja, por culpa de una "competitividad mal entendida", dijo el ministro, es la meta a alcanzar por los 27, "respetando la potestad de cada país para legislar su mercado laboral".
La presidencia alemana ha convertido el término "modelo social europeo" en síntesis de los objetivos de su semestre. La Comisión Europea comparte ese objetivo, afirmó el comisario de Empleo, Vladimir Spidla, y también los 27 estados miembros.
"Europa es un gran proyecto de construcción social y la principal seña de identidad de la UE es su dimensión social", indicó el ministro español Jesús Caldera, quien recalcó que "aquí no dejamos a nadie abandonado, todo el mundo tiene garantías".
El modelo de la UE "es un modelo a exportar", añadió Caldera, puesto que éste es el "área geográfica del mundo donde hay más cohesión social, menos desequilibrios", lo que "evita conflictos y favorece armonías".
Sin embargo, este modelo social se está debilitando, como advirtió ya en la sesión del jueves el secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), John Monks, para quien, por encima de las buenas palabras, crece la precariedad.
Ese no es el caso de España, dijo Caldera, que ha seguido en los últimos años un "camino inverso" -es decir, se ha reducido la precariedad-. Sin embargo, es cierto, admitió, que dicho modelo social se está debilitando en el conjunto de la UE.
"La precariedad aumenta en la UE. Hace 20 años Europa sólo tenía un 10 por ciento de precarios, hace 10 años era casi el 20 por ciento y hoy, si medimos bien, la media europea está en el 30 por ciento", indicó Caldera.
Para el ministro español, Europa no tiene por qué "precarizar su mercado laboral", puesto que "tenemos una razonable tasa de empleo". La internacionalización del mercado laboral aumenta, no sólo por la circulación de trabajadores comunitarios en el ámbito de la UE, sino también por la llegada de inmigración de terceros países.
Esta nueva inmigración "es necesaria" y "contribuye al crecimiento económico y el sistema de la Seguridad social", dijo Caldera. Pero debe ser inmigración legal, "de gente con un contrato bajo el brazo" y regulada por la realidad del mercado laboral.
La presidencia alemana abordará en su semestre la problemática de la internacionalización del mercado laboral y la regularización de la llegada de extranjeros según las necesidades del mercado.
Asimismo, y bajo la consigna de sueldo justo para los 220 millones de trabajadores de la UE, se marca el objetivo de la institución del salario mínimo en todos los países comunitarios. Cuestión que, como Müntefering sabe, no es fácil de conseguir.
"Deseable es que exista y ustedes conocen de sobras mi opinión", dijo el ministro, en alusión a su posición dentro de la gran coalición, cuyo socio mayor, la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel, se cierra en banda a introducirlo.
Si Müntefering no puede imponer en Alemania un concepto que él defiende, menos aún podrá la UE hacer que sus estados miembros se ciñan a reglas unitarias.
La presidencia alemana no puede aspirar, por tanto, a fijar normativas, pero sí avanzar hacia la armonización de directivas tales como jornadas máximas, normativas de seguridad y, en palabras de Caldera, "acuerdos mínimos que deban ser respetados por todos". EFECOM
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