
El sector cerealista no ve la luz al final del túnel. Tras años de cosechas diezmadas por la sequía, la que se presenta como una campaña récord se ve amenazada por el desplome de los precios. "Empezamos con números rojos", afirma los agricultores.
La entrada de las cosechadoras en los campos de cereal que inundan España está confirmando las buenas expectativas de una campaña que se ha visto favorecida por unas abundantes lluvias. Las primeras previsiones apuntan a una producción que puede ser histórica. El Consejo Sectorial de Cereales de Cooperativas Agro-alimentarias de España ha situado la producción total en 25,2 millones de toneladas, lo que supone un aumento de alrededor del 15% respecto a la pasada campaña, marcada por los efectos de la sequía. Se trataría de la segunda mejor cosecha después de la histórica de 27,5 millones de toneladas de 2020.
Por cultivos, el trigo blando alcanzará los 8,2 millones de toneladas, la cebada 10,1 millones de toneladas, el maíz 3,6 millones de toneladas, la avena 1,3 millones de toneladas, el trigo duro 732.800 toneladas, el centeno 314.00 toneladas, y el triticale y otros cereales 906.415 toneladas. Ya puede descargarse aquí gratis el último número de elEconomista Agro
En términos de rendimiento medio por hectárea, la mejora ha sido generalizada, con incrementos del 15% respecto a 2024, alcanzando los 4,52 t/ha de media. Las cifras preliminares indican los siguientes rendimientos medios, trigo blando 4,6 t/ha; trigo duro (durum) 3,3 t/ha; cebada 4,2 t/ha; maíz 11,6 t/ha; avena 2,5 t/ha; triticale 3,4 t/ha y centeno 3,1 t/ha. Especialmente destacables son los incrementos del 15% en cebada y triticale, 11% en trigo blando, y más del 30% en avena y centeno, lo que evidencia una tendencia positiva en la mayoría de las zonas productoras.
Sin graneros suficientes
En la misma línea se mueven las previsiones de la Asociación de Comercio de Cereales y Oleaginosas (ACCOE), que sitúa la producción (en este caso sin contabilizar el maíz) en los 21,6 millones de toneladas. Su secretario general, José Manuel Álvarez, asegura que "según lo que estamos viendo hasta ahora vamos a estar rozando el récord histórico de 2020, un poquito por debajo aunque todavía hay un porcentaje de posible cambio". La abundancia de grano, de hecho, está provocando problemas de almacenamiento, lo que obligará a guardarlo en balas de plástico como el forraje. "Los grandes productores como Ucrania y Rumanía lo hacen desde hace tiempo porque funciona muy bien", señala Álvarez.
Para los agricultores, sin embargo el reverso de la moneda está en los bajos precios. "Con las cotizaciones actuales, por debajo de los 200 euros la tonelada de cebada, podemos estar perdiendo tranquilamente 250 euros por hectárea. Una hora de taller cuesta 75 euros, una tonelada de urea vale 500 euros, un fertilizante que hace 10 años valía 10-12 euros, ahora son 50 euros", afirma Santi Caudevilla, responsable de Cereales de Unió de Pagesos.
Las organizaciones agrarias llevan ya días movilizándose para exigir precios justos. Recientemente, las organizaciones profesionales agrarias COAG, ASAJA y UPA remitieron una carta conjunta al ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, para denunciar la crítica situación que atraviesa el sector cerealista español ante el hundimiento de los precios en origen y el imparable aumento de los costes de producción, que han llevado al sector a una situación de pérdidas generalizadas.
"La campaña de cereales arranca con números rojos para nuestros agricultores", advertían las organizaciones, que acusan a la Unión Europea de haber cometido un grave error al permitir, sin control ni salvaguardas, una entrada masiva de grano procedente de Ucrania. Desde el inicio de la guerra, las importaciones de trigo blando en Europa se han multiplicado por siete, distorsionando gravemente los mercados y expulsando al cereal español de su propia casa, según estas organizaciones.
ASAJA, COAG y UPA recuerdan que en los últimos 20 años se han perdido cerca de un millón de hectáreas de cultivos herbáceos en España, desplazadas en su mayoría por cultivos leñosos, lo que evidencia una profunda crisis estructural que amenaza la viabilidad de los cultivos tradicionales. "Si hoy España mantiene cierta producción cerealista es gracias al esfuerzo de los agricultores y a la innovación en semillas e insumos. Pero eso no basta frente a un mercado desregulado que les deja vendidos", afirmaban.
Las organizaciones agrarias reclamaban con urgencia la revisión inmediata del acuerdo comercial con Ucrania, estableciendo límites a la entrada de trigo y cebada que permitan la supervivencia del productor europeo; la puesta en marcha de una línea de ayudas económicas específica para los cerealistas españoles, tal y como ya se ha hecho en otros países europeos, y la activación de una ayuda directa para compensar el sobrecoste de los fertilizantes, con el fin de amortiguar el desmesurado incremento de precios provocado por los aranceles. "El campo español no puede ser moneda de cambio geopolítico. Si no se actúa ya, miles de explotaciones desaparecerán en los próximos meses", concluían.
Desde el Ministerio, la secretaria de Estado de Agricultura y Alimentación, Begoña García Bernal, ha señalado que hará todo lo necesario para salvaguardar a los cerealistas españoles en medio de las dificultades del mercado. "En cuanto a las dificultades por las que están atravesando los precios del cereal, estamos en la mejor campaña en cuanto a cantidad y calidad. Y el Ministerio está haciendo un seguimiento estricto de todo lo que tiene que ver con esa campaña y hará todo lo que sea necesario para salvaguardar a nuestros cerealistas que son agricultores muy importantes en nuestro medio rural", señalaba.
Pero el desplome de los precios parece no tener fin. La Lonja de Salamanca registró el pasado lunes una caída de 15 euros por tonelada en el precio de la cebada, para situarse en los 178 euros, lo que llevó a Upa Castilla y León a pedir que se suspendiesen las cotizaciones al entender que "hace el juego a intermediarios y a quienes desde su despacho levantan el teléfono y por cada operación hacen su negocio".
José Manuel Álvarez, de ACCOE, asegura sin embargo que "estamos en un contexto de cosecha mundial récord. No hay especulación porque no se puede especular. Si está llegando el cereal al puerto a 200 euros y tú quieres venderlo a 210, no vas a poder. Es el mercado el que marca el precio y hay un exceso de oferta".
Plante en Cataluña
Las previsiones no apuntan a que el cereal registre grandes subidas, aunque puede haber factores geopolíticos que lo posibiliten, como el recién desatado conflicto entre Irán e Israel, que puede hacer que suba el precio del petróleo y por tanto los fletes, lo que encarecería la importación y empujaría al alza los precios en el mercado nacional.
Los bajos precios no solo están movilizando a las organizaciones agrarias, sino que están reverdeciendo movimientos que nacieron en las históricas protestas agrarias del pasado año. Así. Revolta Payesa provocó hace unos días la parada de las cosechadoras y de las entregas para que los precios de salida de la cebada fuesen de 200 euros frente a los 165 que estaban ofreciendo los comercializadores.
"Ojalá que se pudiera pagar a los agricultores lo que se merecen y más, pero el mercado es así, no perdona,. Dentro del sector no podemos hacer absolutamente nada", señalaba José Manuel Álvarez al respecto.