
Bruselas dio ayer su visto bueno a la compra de UniCredit de su rival BPM pero con condiciones. La Comisión Europea pidió a la entidad dirigida por Andrea Orcel que se desprenda de 209 sucursales físicas para evitar solapamientos que podrían ser problemáticos en determinadas zonas del territorio italiano. Además, denegó la petición de la autoridad italiana de Competencia de remitirle la decisión sobre la operación para evaluarla según la normativa del país.
El Ejecutivo comunitario supeditó la operación al cumplimiento de una serie de compromisos por parte de UniCredit. Empezando por que la entidad italiana deberá deshacerse de 209 sucursales físicas. Una medida con la que se resolverían las preocupaciones en términos de competencia que tenía Bruselas, ya que se evita que se duplique la actividad por la presencia que tienen ambas entidades en determinadas regiones.
Con esta modificación, Bruselas considera que desaparecen los problemas de competencia en los mercados de depósitos y préstamos para clientes y empresas. La participación en el mercado de la empresa resultante de la fusión sería moderada, una vez UniCredit realice esta concesión. No obstante, la aprobación requerirá que un organismo independiente monitorice la implementación de los compromisos, bajo supervisión de la Comisión Europea.
La Comisión Europea, por otra parte, rechazó la petición de la autoridad italiana de Competencia de remitirle la decisión de la fusión para evaluarla según la normativa italiana. Bruselas considera que no hay motivos para justificar tal actuación.
De hecho, la Comisión Europea hace hincapié en que su prioridad es asegurar que se cumple con las normas de competencia en lo relativo a las divisiones de banca y seguros, que son de vital importancia para el desarrollo de la Unión de Mercados de Capitales, o Unión de Ahorro e Inversiones.
En su investigación, el Ejecutivo comunitario señalaba el riesgo de que se produjeran solapamientos entre ambas entidades en lo que se refiere a préstamos y depósitos en 181 localidades italianas, ya que la entidad resultante podría tener una posición aventajada en el mercado que llevara a una subida de precios y menos competidores.
Pero la operación tiene otro frente abierto, el del Gobierno italiano, que planteó a la entidad una serie de condiciones para llevar a cabo la adquisición, entre ellas, la salida del mercado ruso, mantener la cartera de inversiones de Anima, la sociedad de gestión de activos de BPM, o la relación de préstamos y depósitos. Una serie de condiciones que UniCredit decidió llevar ante los tribunales.