Argentina ha registrado un superávit financiero por quinto mes consecutivo al situar esta cifra en los 662 millones de dólares en el mes de mayo, y supera así el objetivo fijado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) de 6 billones de pesos argentinos (4.565 millones de euros) antes de la primera revisión de un acuerdo crediticio valorado en 20.000 millones de dólares.
El superávit financiero consiste en tomar el superávit primario -la diferencia entre ingresos impositivos y gastos públicos, descontando los intereses por la deuda- y añadir los intereses por deuda pagados dentro del sector público. Es decir, en el superávit financiero solo se descuentan los intereses de los bonos en manos de ciudadanos e inversores. En este caso, el superávit primario fue de 1.696 millones de dólares, de los cuales unos 1.000 millones se fueron en pago de intereses dentro de la Administración, dando los 662 millones anunciados.
Así, el país ha acumulado hasta mayo un superávit financiero de aproximadamente un 0,3% del PIB, partiendo de un superávit primario de aproximadamente 0,8% del PIB. En total, supondría haber acumulado 7 billones de pesos argentinos (5.326 millones de euros) por encima de la meta del FMI. "Este ahorro nos permitirá afrontar los meses de déficit estacional, como julio y diciembre", dijo el ministro de Economía, Luis Caputo.
El dato más negativo es que los ingresos por impuestos crecieron un 23,6%, muy por debajo del 43,5% de inflación, lo que supone que, en términos reales, se están reduciendo. La causa fue una reducción de impuestos a la agricultura y el llamado "impuesto País" que introdujo el anterior Gobierno peronista.
Dentro de las partidas, los sueldos a funcionarios crecieron un 35,8%, de nuevo por debajo de la inflación, mientras que los subsidios económicos disminuyeron un 33,7% interanual en mayo, con una mayor caída de los energéticos (-49,1%) y un alza de los destinados al transporte del 64,2%.