
Bélgica podría acabar con el Senado y eliminar su cámara de representación territorial la próxima legislatura con el objetivo de reducir tiempos en la tramitación de las leyes y de ahorrar costes a la ciudadanía, según han acordado los partidos del Gobierno de coalición.
De acuerdo con medios locales como RTBF y Le Soir, el primer ministro belga, el flamenco Bart de Wever ha sacado adelante con sus socios de Gobierno (al que se conoce como Arizona por los colores de sus cinco formaciones: nacionalistas, liberales, humanistas, socialistas y democristianos) una medida que está encaminada a aplicarse en la próxima legislatura y que, con todo, necesita el apoyo de parte de la oposición.
En la práctica, y aunque aún no se han desvelado muchos detalles de la forma en la que se materializaría esta eliminación del Senado, se traspasarían sus funciones a la Cámara de Representantes, según ha informado el viceprimer ministro y ministro de Exteriores, Maxime Prévot.
Prévot ha afirmado que "son 60 parlamentarios menos, lo que también va a permitir reducir el coste de la función política para el presupuesto del Estado", defendiendo la medida pendiente de negociaciones con otras formaciones.
Dado que el Gobierno belga precisa de una mayoría de dos tercios, dado que supone una reforma de la Constitución, y por lo tanto ha de buscar apoyos en varios partidos de la oposición y, por el momento, parece que tanto los ecologistas como liberales flamencos apoyarán la medida. De hecho, el líder de los ecologistas, Stefaan van Hecke, ha asegurado que "en su forma actual, no tiene ya ningún valor añadido".
Van Hecke se refiere a la pérdida progresiva de competencias del Senado belga, que en la actualidad sirve de cámara de representación de entidades federales pero ha perdido peso ante la Cámara de Representantes.
El papel del Senado y su futuro
Actualmente, y según informa EFE, el Senado se encarga de examinar y controlar las leyes adoptadas en la Cámara de Representantes, de forma que puede proponer enmiendas o incluso rechazar una nueva ley, pese a que la cámara baja siempre tiene la última palabra.
En cuanto a su papel de foro para la expresión de las diferentes sensibilidades regionales, la comunidad germanófila belga ya ha expuesto su preocupación al respecto.
Es una de las incógnitas que quedan antes de que se conozcan más detalles del proyecto: mientras que los democristianos del Gobierno de coalición han apostado por crear un nuevo órgano que represente a las sensibilidades federales, el primer ministro De Wever ha afirmado que los diputados de la Cámara de Representantes ya representan a las comunidades de las que proceden.