Bruselas
El último muro de la Europa Continental tiene los días contados. La Verja de Gibraltar, esa división entre suelo británico y español al sur de la Península Ibérica, será historia. Lo será gracias al acuerdo histórico que se alcanzó la pasada semana entre la Bruselas, España y Reino Unido. Fueron cuatro años de negociaciones, cinco desde que se produjo el Brexit, que dejó en un limbo la situación del Peñón, envuelta en interminables negociaciones. Los pormenores del pacto se van conociendo poco a poco. Lo más relevante: permitirá la incorporación de Gibraltar al espacio Schengen. Los detalles revelan puntos como que los servicios gibraltareños quedan excluidos de la libre circulación en el espacio comunitario o que las mercancías deberán entrar en el Peñón por transporte terrestre.
La principal novedad la constituye ese libre acceso y libre circulación de personas y mercancías entre España y Gibraltar. Desaparecen los controles y las barreras físicas sobre personas físicas y bienes entre territorio británico y español. Gibraltar estará conectado al espacio Schengen, pero con excepciones. No se incluye en esta libre circulación al sector servicios.
Las negociaciones han sido arduas. Se han estrechado en los últimos meses y uno de los reclamos por parte de las autoridades gibraltareñas era, precisamente, conseguir ese acceso al intercambio de servicios también. Pero la prominencia de negocios vinculados al juego en el Peñón ha terminado por dar peso a las reservas del bloque comunitario.
Por otro lado, la libre circulación de bienes a Gibraltar tiene también sus condiciones. Se establecerá un periodo transitorio para este acuerdo por el cual todos los bienes que entren a Gibraltar deben pasar por España y deben llegar por transporte terrestre o marítimo, no por aire. En todo caso, el abanico de bienes que pueden llegar por mar es muy limitado, se aplica a casos específicos, según han detallado fuentes comunitarias.
Es así que las autoridades españolas serán, por tanto, responsables de realizar los controles, localizados en la Línea, Algeciras y otro punto adicional todavía por decidir. El régimen se aplica a todos los bienes, pero este intercambio se limita a España. Si un producto llega al mercado francés se considerará un producto británico, han explicado fuentes comunitarias, por tanto, se verían sometidos a los controles para circular en la UE.
Controles
A priori, el 99,9% de los productos que circulan en el Peñón son de procedencia española. Se establece, esto sí, un procedimiento especial de exportaciones para aquellos productos que Gibraltar manda a terceros países, aquellos fuera del mercado comunitario. Un procedimiento en el que actualmente transita por el puerto de Valencia y que se refiere especialmente a la exportación de vehículos.
Concretamente, habrá exenciones en los controles para los coches que se importan, se reacondicionan y se vuelven a exportar desde Gibraltar, un elemento clave para la economía del Peñón.
Se establecen dos tipos de controles en frontera, uno realizado por autoridades gibraltareñas y otro por españolas. Los controles de entrada al espacio Schengen los realizarán las autoridades españolas tanto en el puerto como en el aeropuerto del Peñón. Fuentes comunitarias han comparado la dinámica con la que se dispone actualmente en la estación londinense de Saint Pancras, de donde parten los trenes Eurostat que conectan la capital británica con Bruselas. Allí hay un control que realiza la policía de Reino Unido y otro que ejecuta la policía francesa. Las autoridades españolas tomarán la decisión en caso de detención en el acceso a Schengen sin que las británicas puedan interferir.
Gravamen del 15% a la venta de productos
Uno de los principales escollos en la negociación entre la Comisión Europea, Reino Unido y España radicaba en el tratamiento fiscal a la venta de productos. O, dicho de otra forma, el hecho de que Gibraltar no aplique IVA a la venta de productos ha supuesto un escollo en las negociaciones ante las evidentes preocupaciones por competencia desleal. Finalmente, el acuerdo fraguado tras cuatro años de negociaciones, incluye que en el Peñón se aplicará una transaction tax, una suerte de IVA similar al comunitario, que se aplicará sobre la venta de productos. A una tasa del 15% en los tres primeros años para elevarse, posteriormente al 17%.
"Desde el día uno en que se empiece a aplicar el acuerdo Gibraltar aplicará una tasa del 15%" a los productos de consumo, han explicado fuentes comunitarias. Es lo que en el acuerdo figura como mecanismo de convergencia fiscal, pero del que no se habían ofrecido detalles. La idea es que la diferencia entre la venta de productos en suelo español y británico no cree distorsiones para el comercio. Y para asegurarse de que así sea, se creará un grupo independiente de expertos que analizarán la progresión de la media.
"Se trata de un nivel de IVA (aunque no se denomine como tal) ligeramente más bajo al que se aplica en la UE", explican fuentes comunitarias, por ese motivo, es importante ejercer una supervisión. De los pocos detalles que se conocen aún de lo pactado, se sabe que incluye un principio de igualdad en las reglas del juego que afecta a la fiscalidad y a las ayudas de Estado. El pacto mantiene la soberanía territorial de Gibraltar intacta y deja de lado reivindicaciones de ambas partes.
Los detalles del acuerdo, que aún debe ser ratificado, se van conociendo poco a poco. Las partes implicadas solo han publicado un escueto documento de una página con los puntos más importantes del pacto, sin detalles. El pacto debe recibir ahora el respaldo unánime de los veintisiete Estados miembro y el visto bueno de la Eurocámara. Si bien se prevé que entre en vigor en 2026, su tramitación podría retrasar los plazos de aplicación.