
En el sudeste asiático, prácticamente lindando con el norte de Australia, se encuentra la nación más joven de Asia. Bañada por el océano Índico, la isla de Timor, de origen volcánico, irregular orografía y vastas zonas de selva, se divide en dos partes. La occidental (o izquierda en el mapa), se corresponde con una provincia de Indonesia. La oriental (o derecha) la ocupa el país que se independizó de Indonesia en 2002: Timor Oriental. En estos apenas 20 años de existencia (no llega a un cuarto de siglo), la trayectoria económica de esta joven nación que no llega al millón y medio de habitantes ha progresado lo suficiente como para recibir ciertas alabanzas del Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, en una reciente ficha, el organismo subraya que si el país quiere disfrutar de un futuro próspero, tiene que saber gestionar mejor el gran tesoro que acumula: un 'cofre' diez veces más grande que su economía.
"Timor Oriental ha logrado avances significativos desde su independencia en mayo de 2002. La nación más joven de Asia ha mantenido la estabilidad, fortalecido las instituciones y disfrutado de un crecimiento económico y una inflación envidiables para un país que sale de un conflicto", presentan en un informe Yan Carrière -Swallow, jefe de la misión del FMI en Timor Oriental, y Raju Huidrom, economista senior del Departamento de Asia y el Pacífico del FMI. La alusión al conflicto que hacen los economistas se explica por su dramática historia reciente.
Tras el prolongado pasado colonial del territorio como posesión de Portugal desde el siglo XVI (se habla portugués tras casi cinco siglos de dominio), en 1975, al poco de declarar su independencia, la región fue invadida y ocupada por tropas de la vecina Indonesia, dando paso a décadas de lucha contra la ocupación que se saldaron con la muerte de al menos 100.000 personas e importantes daños en las infraestructuras. En 1999, después de un referéndum de autodeterminación impulsado por la ONU, Indonesia abandonó la antigua colonia lusa y, tras un periodo de tutela por parte de Naciones Unidas, Timor Oriental se convirtió el 20 de mayo de 2002 en el primer Estado soberano que nacía en el siglo XXI.
Aunque la economía se ha desenvuelto bien, quedan huellas de este truculento pasado. La población se enfrenta a crecientes necesidades en materia de desarrollo. El crecimiento del ingreso per cápita se ha estancado en los últimos años, el sector privado necesita diversificarse y el progreso en la reducción de la pobreza y la desnutrición se ha estancado, denuncia el FMI. Esta pequeña economía tiene un PIB per cápita que apenas llega a los 2.000 dólares a precios de mercado y que roza los 5.000 en paridad de poder adquisitivo (cuando se elimina la distorsión que generan los diferentes niveles de precios). El Banco Mundial la cataloga como una economía de ingresos medios, aunque está relativamente cerca de ser un país 'pobre'.
"Atender estas necesidades urgentes requerirá recursos y es natural que Timor Oriental utilice sus sustanciales ahorros para mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos", escriben los economistas del organismo con sede en Washington. Estos ahorros no se refieren a otra cosa que los ingresos obtenidos por la producción petrolera del país. Una producción que ha permitido a Timor Oriental constituir, como otros países (quizá los casos más mediáticos sean Noruega o Rusia), un fondo soberano de riqueza nacional con los ingresos acumulados de la extracción de petróleo y gas de yacimientos en alta mar.
Este Fondo del Petróleo, cuyo gestor operativo es el banco central y cuya estrategia inversora fija el Ministerio de Finanzas, supera ahora mismo los 18.000 millones de dólares, con datos del último trimestre de 2024, lo que equivale aproximadamente a 10 veces el producto interior bruto (PIB) anual de la economía timorense. No deja de resultar controvertido que el Gobierno atesore un fondo soberano de gran tamaño mientras que las condiciones de vida de sus ciudadanos distan mucho de ser idóneas.
"Si bien la mayoría de los países que se beneficiaron del auge de las materias primas han dejado que sus riquezas se desvanezcan, Timor Oriental ha logrado que su fondo soberano de inversión, creado hace dos décadas, se convierta en uno de los más grandes en relación con el tamaño de su economía. Y lo hizo con un nivel de desarrollo mucho menor que el de otros, como Qatar y Bahréin", destaca el informe del FMI. Según el banco central del país, el rendimiento total del Fondo desde su creación ha sido del 4,48%.
Por ello, defienden desde el organismo internacional, esos ahorros sustanciales de la producción petrolera pasada pueden ayudar a "construir una economía próspera para las generaciones futuras, si se gastan mejor y más lentamente". Mejor, porque los recientes y abultados déficits presupuestarios gubernamentales no han generado los dividendos de crecimiento deseados, señala el informe, que insta a reorientar el gasto hacia el desarrollo de capital humano y físico para sentar las bases para un progreso económico continuo.
Y más lentamente porque la producción de petróleo y gas está disminuyendo y los grandes déficits podrían agotar por completo el Fondo del Petróleo para fines de la década de 2030, alertan. "Eso sería un resultado potencialmente desestabilizador que podría detener las importaciones de alimentos y otros suministros básicos e interrumpir servicios públicos como la atención médica".

En 2016, Timor oriental llegó a producir 49.000 barriles de crudo al día, una cantidad de petróleo limitada pero suficiente para generar importantes beneficios a una población muy pequeña. "El Fondo del Petróleo, principal fuente de financiación estatal y de reservas de divisas, podría agotarse en la próxima década. Esto se debe a las extracciones excesivas y a la disminución de la producción petrolera. Esto representa un grave riesgo para la sostenibilidad fiscal, que podría derivar en severos recortes del gasto durante la próxima década que podrían socavar la prestación de servicios públicos y la estabilidad social", amplían desde el Banco Mundial.
El petróleo se ha agotado prácticamente en este país que dependía de un yacimiento. Los ingresos petroleros cayeron un 73% a medida que el yacimiento de Bayu-Undan se ha ido agotando. "Al ser una economía dolarizada, Timo Oriental carece de herramientas de política monetaria para mitigar las perturbaciones externas. Ahora, las expectativas se encuentran en un importante yacimiento de gas que podría ayudar a mantener este fondo. El campo de gas Greater Sunrise, ubicado en el mar de Timor, representa una oportunidad transformadora para el país, que busca diversificar su economía y reducir su dependencia del petróleo. Tras décadas de disputas marítimas con Australia, ambas naciones firmaron en noviembre de 2024 un acuerdo histórico que establece un nuevo reparto de beneficios, otorga a Timor Oriental una mayor porción de los ingresos y sienta las bases para decidir el lugar de procesamiento del gas, una cuestión aún disputada.
El campo, operado por Woodside Energy pero mayoritariamente propiedad de la estatal Timor GAP, alberga 5,1 billones de pies cúbicos de gas seco y 226 millones de barriles de condensado, y está valorado entre 50.000 y 75.000 millones de dólares. Además de su importancia económica, el proyecto refuerza la posición geopolítica de Timor Oriental en Asia-Pacífico, apoya su aspiración de ingresar en la ASEAN (Asociación de Naciones de Asia Sudoriental) y ofrece un impulso clave para sus reformas estructurales y desarrollo sostenible. Este yacimiento es la gran esperanza de Timor Oriental junto a su gran fondo.
"Para garantizar un futuro próspero para la próxima generación de timorenses, el gobierno necesita un plan a mediano plazo para alinear gradualmente su gasto con el flujo de ingresos sostenible del país. El gasto general debería reducirse durante la próxima década, a la vez que se priorizan áreas como la infraestructura pública estratégica y la educación. Sería útil comenzar por contener el crecimiento salarial en el sector público, donde el empleo aumentó un 45% entre 2020 y 2023, y en las transferencias que no llegan a las personas más vulnerables del país", cierran los economistas del FMI su recetario, pidiendo también reformas del sector privado que fortalezcan el clima de inversión (modernizar el marco legal del sistema financiero, desarrollar un registro de tierras funcional o mejorar la información financiera corporativa).