
Alejandro González, fundador y CEO de Taalentfy, pone de manifiesto los retos a los que se enfrentan las compañías en relación a la gestión de talento y cómo pueden retenerlos las pymes frente a las grandes empresas.
El problema de talento es muy generalizado entre las empresas, ¿qué os transmiten vuestros clientes sobre esto?
Diría que más que problemas, hoy día lo que las empresas tienen son retos y desafíos relacionados con el talento. Lo que normalmente trasladan es que ven un desajuste entre la cantidad de gente disponible que hay para trabajar, pero luego la lejanía con lo que realmente están necesitando para cubrir sus necesidades y puestos vacantes. Y todo esto pasa por mejorar y profundizar en ir más allá del historial académico o profesional. Solo cambiando esta forma de verlo empezaremos a descubrir talento donde antes no lo veíamos. Por otro lado, las empresas también andan preocupadas por la rotación, sobre todo en perfiles jóvenes, pero es que siguen ofreciendo y utilizando las mismas herramientas de siempre para fidelizar, que no retener, a perfiles que nada tienen que ver con los que estábamos acostumbrados hace 10 años. Pero es que el problema viene de antes, de la propia educación: la desconexión brutal que existe entre los centros educativos y las empresas. Por fin parece que vemos algo de luz al final del túnel y alternativas educativas como la FP nos pueden ayudar a ser más ágiles, entender el mercado y acercar al talento joven a las necesidades de las empresas.
¿Cómo pueden las pymes competir contra las grandes compañías para retener a los jóvenes trabajadores?
Más que retener yo diría fidelizar. Hoy más que nunca la relación trabajador-empresa se tiene que ver como eso, una relación. Hoy día, gracias a la tecnología, las pymes pueden llegar a estar al mismo nivel competitivo que una gran compañía. Esto hay que aprovecharlo y hoy día las pymes tenemos una ventaja que muchas veces se subestima: la cercanía, agilidad y autenticidad. Los jóvenes no buscan ya solo un salario, sino un propósito, aprendizaje y sentir que su trabajo tiene un impacto real. En una pyme pueden asumir responsabilidades desde el primer día, participar en la creación de proyectos y productos desde cero. Por otro lado, las pymes ofrecemos una flexibilidad real, relaciones humanas más horizontales y la oportunidad de construir algo desde dentro. Frente a las grandes corporate, las pymes jugamos con una ventaja clara: creamos entornos donde el talento no se siente atrapado, sino escuchado, valorado y protagonista de lo que ocurre.
¿Cómo lográis identificar a la persona idónea para la compañía?
Para nosotros, identificar a la persona idónea no significa solo revisar un CV. Sino entender qué hay detrás. Utilizamos tecnología propia basada, en algunas partes, en IA y evaluación psicológica para construir un perfil de talento enriquecido de cada candidato. Es una visión mucho más completa y realista de la que se ofrece en el CV tradicional y se obtiene de las principales redes sociales profesionales o portales de empleo. Así conseguimos un match mucho más afinado, que no solo mejora la contratación, sino también el encaje a largo plazo.
Antes se tenían cada vez más en cuenta las llamadas competencias duras y ahora están pasando a valorarse más las blandas, ¿cómo ha sido este cambio de paradigma?
El mercado ha vivido un cambio de paradigma muy claro. La prueba más evidente la encontramos a través de diagnósticos de talento y competencia como los que utilizamos en Taalentfy que identifican a muchas personas que con más títulos, experiencia, conocimientos e incluso potencial, logran resultados inferiores a muchas otras menos talentosas, pero más competentes. Por lo tanto, nosotros determinamos que donde interesa realmente poner el foco es en la competencia, porque el talento no es observable, la competencia sí. Podemos considerar que existe un proceso más o menos consciente, que determina la puesta en valor del talento, llevándolo hasta un nivel superior de competencia. Todo esto explica que, una vez que tenemos encima este tsunami llamado 4ª o 5ª Revolución Industrial y ha hecho saltar por los aires las reglas del juego del mercado laboral y empresarial, estamos absolutamente obligados a dejar de pensar y trabajar en pasado (conocimientos, formación…) y hacerlo en futuro (talento y competencias).