
Mientras que la mayor parte del mundo tiembla ante el nuevo terremoto comercial provocado por los aranceles de Donald Trump, un país del norte de África emerge como uno de los ganadores potenciales del conflicto: Marruecos. En medio de una cascada de aranceles que afectan a Europa, Asia y buena parte de África, Rabat ha logrado conservar un trato relativamente favorable por parte de Estados Unidos, con un arancel del 10%, el mínimo fijado por la administración estadounidense. Esta aparente concesión no es menor: frente al 20% impuesto a la Unión Europea, el 30% a Argelia y el 28% a Túnez, Marruecos se ha convertido en una isla arancelaria de estabilidad en medio del caos global. Las buenas relaciones diplomáticas entre EEUU y el Reino de Marruecos y el déficit comercial que presenta el país africano con la mayor potencia del mundo han podido ser la clave de este 'trato de favor' que puede marcar un antes y un después para la economía marroquí.
Este margen de ventaja comercial, combinado con su ubicación estratégica, puede generar un renovado interés internacional por convertir a Marruecos en un polo industrial y de manufactura para empresas que buscan reducir su exposición a mercados más castigados por los aranceles estadounidenses. A su vez, esto genera el riesgo de que parte de la industria (la poca que quede) que queda en el Mediterráneo (España, Italia, Portugal...) europeo busque cobijo en el país africano, ante la concesión de este 'privilegio' arancelario a Marruecos. Lo cierto es que Rabat y Washington son históricos aliados, aunque Donald Trump no parece demasiado sensible a la hora de respetar viejas amistades, todo hace indicar que Marruecos podría ser uno de los grandes ganadores de esta nueva reconfiguración global que afronta el comercio.
Para Marruecos, este 'apoyo indirecto' estadounidense puede suponer una oportunidad de oro. Mientras que países vecinos como Argelia y Túnez han sido golpeados con aranceles del 30% y 28%, respectivamente, Marruecos conserva un arancel del 10% (el más bajo de todos) gracias al déficit comercial que tiene con EEUU (compra al país de Donald Trump más de lo que le vende). Así, Rabat escapa de las represalias más duras, consolidándose como socio 'neutral' en una guerra comercial cada vez más polarizada.
Aunque el entorno es incierto y difícil de anticipar, los expertos coinciden en que el rumbo está marcado. "A medio y largo plazo, hay empresas que van a buscar reestructurar su fabricación y cadena de suministro a países a los cuales EEUU ha impuesto menos aranceles. Mucho dependerá de si son duraderos los aranceles o meramente usados como una herramienta de negociación", aseguraba Paul Amberg, socio estadounidense de Baker McKenzie, en declaraciones al diario El Mundo. Amberg, que asesora a multinacionales desde Madrid en asuntos de comercio exterior, constata un repunte notable de consultas en los despachos especializados.
Las preguntas se acumulan en las firmas legales: cómo cumplir con la nueva normativa, cuánto costará y, sobre todo, cómo reducir el impacto de los aranceles. "Mucha inquietud es decir poco", resume Amberg. Una parte notable de empresas va a estudiar cómo reducir los costes y distorsiones que generan los aranceles, de modo que los países menos castigados pueden ser una opción.
Por otro lado, Marruecos es el quinto mayor productor del mundo de aceite de oliva. Aunque el país africano no tiene capacidad a día de hoy para competir con España de forma directa en esta materia (no produce suficiente aceite de oliva ni está en su mejor momento), lo cierto es que EEUU ya es el segundo mayor destino del aceite de oliva marroquí. A medio plazo, si se mantienen los aranceles americanos y la producción en Marruecos se recupera, es probable que el aceite marroquí puede expulsar a una pequeña porción del aceite español que se exporta hoy a EEUU.
Este tipo de declaraciones e hipótesis ya han generado cierta controversia en la prensa marroquí. El diario Morocco World News ha publicado una columna tildando de alarmista a la prensa española (a dos periódicos en concreto) por publicar sendas informaciones en las que se pone de relieve que la nueva ventaja arancelaria de Marruecos puede poner en riesgo a una parte de las exportaciones españolas a EEUU, puesto que la economía africana se erige como un sustituto más 'barato' y ahora con una ventaja arancelaria que reduce aún más costes en términos relativos. El golpe comercial no solo reconfigura el acceso al mercado estadounidense, sino también la lógica de las cadenas de suministro internacionales. ¿Hay intención en este bajo arancel establecido por EEUU? Es imposible responder a esto, aunque sí se puede analizar la relación entre Marruecos y EEUU.
EEUU y Marruecos, una vieja relación
La relación entre Marruecos y EEUU se asienta sobre una base histórica, estratégica y geopolítica que sigue consolidándose con el paso del tiempo. Tal como recuerda Rama Yade, directora del Africa Center del Atlantic Council, "Marruecos es uno de los aliados más antiguos de Estados Unidos", al haber sido uno de los primeros países en reconocer la independencia estadounidense en 1777. Ese vínculo se formalizó con el Tratado de Paz y Amistad de 1786, aun en vigor. Desde entonces, Rabat ha demostrado ser un socio fiable en cuestiones clave, como la lucha contra el terrorismo internacional, y fue designado aliado principal fuera de la OTAN en 2004.
La cooperación bilateral se ha intensificado en distintos frentes. En diciembre de 2020, el expresidente Donald Trump reafirmó esa alianza al reconocer la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, un gesto de alto valor simbólico y político que aún no ha sido revertido por la administración de Joe Biden. Además, Marruecos ha sabido mantener una posición diplomática equilibrada en escenarios delicados como el conflicto entre Israel y Palestina, demostrando capacidad de interlocución sin romper lazos con Occidente ni con el mundo árabe. "Bajo el reinado de Mohamed VI, el reino ha establecido un papel futuro para sí mismo que va mucho más allá de Oriente Medio", apunta Yade.
No solo los aranceles. Uno de los puntos más fuertes de Marruecos es su capital humano. SGF Global subraya que "el país cuenta con una fuerza laboral joven, dinámica y bien formada respecto al resto de África, especialmente en sectores clave como las telecomunicaciones, el software y la ingeniería". Además, el multilingüismo es un activo excepcional: francés, árabe, inglés y español conviven en los entornos profesionales, lo que permite a las empresas operar globalmente con fluidez desde una misma base.
Marruecos como polo de atracción industrial
Como señala el informe de SGF Global, "Marruecos se ha posicionado como una joya oculta del 'nearshoring', gracias a una combinación única de talento cualificado, estabilidad política y costes competitivos". El auge del 'nearshoring', es decir, la relocalización de operaciones en países cercanos a los centros de consumo, juega claramente a favor del reino alauita. Marruecos está a apenas unas horas de vuelo de las principales capitales europeas y opera en franjas horarias similares, lo que facilita la logística, la supervisión operativa y la colaboración en tiempo real. Esta proximidad cobra más sentido ahora que el comercio global está siendo redibujado por decisiones políticas y tensiones geoestratégicas. Ahora, con unos aranceles que son la mitad de los que soportará la UE no resultaría extraño que las empresas empiecen a llamar con fuerza a la puerta de Marruecos para producir allí para llegar con mayor sencillez al mercado americano.
El impulso del país en tecnología y digitalización también está atrayendo industrias que necesitan entornos innovadores. Marruecos ha multiplicado su inversión en hubs tecnológicos y servicios digitales, convirtiéndose en un polo emergente para empresas que requieren entornos de alta adaptabilidad tecnológica. "El enfoque del país en innovación ha creado un ecosistema perfecto para empresas que buscan externalizar servicios avanzados", apunta el informe de SGF Global.
Pero más allá de la tecnología, Marruecos también quiere convertirse en una potencia en la producción de bienes físicos. La combinación de bajos costes laborales, incentivos fiscales, y ahora esta ventaja arancelaria frente a Europa y sus vecinos africanos, está despertando el interés de industrias manufactureras que quieren exportar directamente a Estados Unidos sin penalizaciones excesivas.
Antes de la batería arancelaria de EEUU, Marruecos ya venía creciendo como una economía que basaba su modelo en la atracción de inversión extranjera. SGF Global también destaca la "enorme adaptabilidad cultural del talento marroquí", algo esencial para empresas globales que buscan equipos capaces de entender y responder a diferentes estilos de gestión. Esta ventaja cultural, forjada a través de décadas de relaciones comerciales con Europa, Oriente Medio y África, permite a Marruecos convertirse en una plataforma de conexión entre continentes. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que el crecimiento del país acelere hasta el 3,9% este mismo año, según acaba de publicar.
Estabilidad política y crecimiento
La estabilidad política del país, junto con reformas orientadas al crecimiento económico, completan el atractivo. Marruecos ha sido proactivo en ofrecer condiciones atractivas a la inversión extranjera: zonas económicas especiales, regímenes fiscales favorables, una regulación ambiental más laxa y una clara apuesta por la apertura internacional. En este contexto, la guerra comercial de Trump, aunque parezca contradictorio, podría actuar como un catalizador para acelerar una transformación ya en marcha. Aunque los aranceles siempre reducen el comercio internacional y generan distorsiones e ineficiencias, el menor daño relativo generado sobre Marruecos puede crear lo que se conoce como 'desviación de comercio' que termine favoreciendo al país africano.
Los movimientos de las empresas no serán de un día para otro, puesto que estas decisiones requieren de grandes inversiones, además de generar ciertos choques con las sociedades y las instituciones de los países que abandonan. Si los aranceles se mantienen en el tiempo, como parece probable, la presión para buscar alternativas viables a China, el sudeste asiático o incluso Europa, no hará más que crecer. Marruecos, con su combinación de ventajas logísticas, humanas, fiscales y ahora arancelarias (en lo que respecta al comercio con EEUU), podría convertirse en el nuevo taller industrial del Mediterráneo.