
Friederich Merz tomará pronto el mando del gobierno de Alemania y por delante le espera una dura batalla para reflotar la economía de la locomotora de Europa. Todo esto en un momento en el que Trump amenaza con devastar el órden mundial. El investigador principal del Real Instituto Elcano, Miguel Otero-Iglesias, habla con elEconomista.es de los retos que tendrán los conservadores germanos.
¿El hecho de que Alemania haga esta Gran Coalición manda un mensaje de que es un momento excepcional?
Sí. Creo que ahora mismo estamos en un momento donde hacen falta políticas de Estado que partan de los dos grandes partidos y que haya una narrativa más o menos compartida en cuanto a la excepcionalidad del momento y la necesidad de ciertas reformas. Considero que es absolutamente necesaria.
¿Aprobar un fondo 500.000 millones y la reforma del freno a la deuda qué mensaje envía?
Que Alemania va a invertir más, va a invertir más en Defensa y en infraestructura. Esto es un mensaje a la población alemana de que los dos grandes partidos entienden la dificultad del momento. Creo que hay una teatralidad en torno a la excepcionalidad. Yo lo leo un poco así. Veo ese paradigma en lo que está pasando en los dos grandes fondos, tanto el de inversión en Defensa como el de Infraestructuras. Hay una visión de los dos lados; un centro derecha que es más proclive a aceptar que haya más inversión en Defensa y luego está el centro izquierda que es más proclive a que haya más inversión en infraestructuras y todo lo que le rodea.
Pero, culturalmente, Alemania y los alemanes siempre han tenido miedo a la deuda. ¿Es esto un cambio de paradigma?
Es cierto, Alemania durante mucho tiempo ha estado más obsesionada por reducir deuda que por generarla, y ahora estamos en un posible consenso entre los dos grandes partidos del país para endeudarse más, y evidentemente, eso es un cambio de paradigma, obvio.
¿Cree que a esto le seguirá una política industrial?
Yo creo que hay una combinación de cosas. Pero de eso tengo que ver todavía el tema de que haya una política industrial como tal. Yo creo que a la CDU, eso le costaría más. De momento estamos hablando de gasto en defensa y gasto en infraestructura. Después, está el debate de crear una especie de política industrial y si se basa en crear campeones o en apoyar campeones, algo que en parte se está haciendo ya, porque algunas empresas lo necesitan. Lógicamente, no todo es dinero, pero se necesita y tarda tiempo porque las infraestructuras no se hacen de la noche a la mañana y también son clave para el desarrollo y la competitividad industrial.
"Tendremos que ver si Alemania hace una política industrial basada en crear campeones o en apoyar campeones"
Muchos analistas, incluidos usted y sus compañeros de Elcano, hablan de la necesidad de reformas estructurales necesarias para avanzar ¿Tiene mucho trabajo por delante Alemania en este aspecto?
Sin duda. Primero está algo que siempre se ha hablado que es todo el tema de la burocracia, de aligerar los procesos administrativos. A esto hay que añadir todo lo que tiene que ver con en el sector servicios. Es algo que siempre se le ha pedido a Alemania, liberalizar el sector de los servicios. Ahí hay toda una serie de elementos que se necesitan hacer todavía.
Berlín todavía es escéptico con el tema de emitir deuda conjunta para financiar la Defensa.
Ese es el gran debate, de si esto va a ser solamente a nivel nacional, o si realmente Alemania también entiende que a lo mejor haya que emitir deuda mancomunada a nivel europeo. Porque el gran problema que puede haber es que ahora todos los países empiecen a gastar en sus ejércitos nacionales, tendremos una duplicidad de gasto que no es lo que necesitamos. Necesitamos integrar nuestros ejércitos. Entonces, si la visión es un poco lo que hemos escrito aquí en Elcano de que va más por reforzar Alemania ellos dirán que van a lo que necesiten a nivel de Defensa e infraestructura, pero después todo lo demás va a ser más bien reformas estructurales, más de oferta, etcétera... Es posible que después Alemania le pida a los demás que hagan también lo mismo y creo que la solución que se plantea no es la óptima.
¿La guerra comercial de Dondald Trump es otro palo en la rueda para la recuperación de Alemania?
La economía alemana tiene que reformarse. Tiene que ser menos dependiente de las exportaciones y tiene que basarse más en el consumo interno, y yo creo que en esa línea va un poco lo que se está planteando, porque al final es gasto público y la inversión pública permea a vectores más internos de la economía. Si eso se combina con que el sentimiento del consumidor se ve más positivo, entonces el alemán medio gasta más. Ahí también tienes ya un cierto cambio de paradigma. Lo que pasa es que es verdad que una economía como la alemana es difícil que se convierta en una economía como la francesa. Alemania es una potencia exportadora y van a intentar, en la medida posible, que los aranceles sean lo más bajos posible y después también, lógicamente, intentar buscar otros mercados. Yo creo que es una combinación de factores: van a intentar expandir vectores más internos de la economía y, al mismo tiempo, reducir el golpe de Trump lo máximo posible con una negociación. Después, empezarán a diversificar los países de destino de sus exportaciones.
¿Qué papel juega China en todo esto? porque también es un socio comercial importante.
Claro, hay varios elementos. Por un lado están los aranceles de Trump y después está todo el tema de que China va a crecer menos. Aunque ya viste que anunciaron también otro estímulo fiscal. China todavía sigue siendo importante para muchas empresas alemanas, sobre todo para muchas pymes. Pero China todavía necesita mucha infraestructura, entonces es otro factor importante, pero no a mayores, pues están los países emergentes, y en algún momento África será un sitio donde pueda exportarse. Pero bueno, que va a girar un poco, fuera de Estados Unidos y más hacia China, y hacia lo que aquí llamamos el Sur Global.
¿Es posible que con los aranceles, la industria alemana se lleve la inversión del país hacia Estados Unidos para sortearlos?
Sí, eso ya se está dando, con la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de Biden ya pasaba porque había subsidios allí y ahora seguramente esa sea una de las vías de flanquear los aranceles. Pero creo que ahora mismo hay muchas dudas sobre lo que está pasando en Estados Unidos, sobre cómo va a estar la inflación, sobre la economía, cómo va a ir, sobre la situación social, política…
¿Es difícil hacer valoraciones o predicciones con tanta incertidumbre?
Nosotros aquí nos dedicamos más a la economía política, por lo tanto nunca hemos hecho las previsiones y predicciones, y yo creo que desde hace un tiempo vemos que ya es un término que ya de tanto usarlo, pierde cierto valor. Pero ya en la crisis financiera global, en el 2008, se hablaba de este término. Pero esto ya viene de la teoría Knight de 1921, la de la incertidumbre radical, es decir, ya está teorizado. Ya no estamos hablando solamente de riesgo, ni siquiera de un riego alto, porque el riesgo en principio se puede calcular, pero la incertidumbre no, y estamos hablando de incertidumbre radical. Son fenómenos tan inusuales, como una crisis financiera como la que tuvimos en el 2008, que prácticamente cada siglo sucede, o una pandemia como tuvimos, que también sucede cada siglo, pues entonces estamos ante eventos tan excepcionales, que es muy difícil saber lo que va a pasar en las próximas semanas, y entonces yo creo que en Estados Unidos estamos un poco en esa situación por el carárcter y la personalidad del presidente de los Estados Unidos; y porque al final tampoco no sabemos muy bien cómo van a reaccionar tanto los ciudadanos de Estados Unidos, como los países afectados por los aranceles.
¿Cree que Trump está llevando a cabo una política económica clara?
Bueno, yo creo que al final Trump está en una idea concreta, y es la de que el mundo liberal, el del libre comercio, la libre competencia, la globalización, la multilateralidad, con ciertas instituciones supranacionales, todo el entramado de las Naciones Unidas... Cree que todo esto ha llegado a ser perjudicial para Estados Unidos y para el ciudadano medio estadounidense. Entonces su visión es que hay que desmantelar todo eso. También cree que esto va a traer perjuicios, dolor y que a lo mejor hay unos momentos de destrucción, de sacudida del sistema… pero cree que es necesario porque al final Estados Unidos es la mayor potencia del mundo, entonces si hay todo tipo de dolor, todo tipo de perjuicios por esta sacudida del sistema, el país va a estar mejor parado que los demás porque cree que el resto va a sufrir todavía más. En definitiva, su visión es que Estados Unidos es todavía la gran potencia del mundo y entonces si tiramos todas las fichas y tiramos la mesa con el tablero y el juego global que estábamos jugando, va a crear mucho desorden, mucho enfado, pero Estados Unidos va a estar mejor posicionada que el resto para aguantar esto.
"La visión de Trump es que Estados Unidos todavía es la gran potencia del mundo y si tiramos la mesa con el tablero del juego global que estábamos jugando, va a crear mucgho desorden pero EEUU va a resisitir"
¿Pero qué hay de cierto y de falso en todo esto?
Yo creo que hay cierta verdad en el hecho de que Estados Unidos es la mayor potencia, la que es menos dependiente es, pero China también. Y ahí está el tema de cuánto puede aguantar China. El debate radica en que la población china es más resiliente o no. Esa es la visión que tienen en China de que se tienen que poner esas cosas muy mal para que al final se derrumben y Estados Unidos quede en pie. Por otro lado, está la visión de que el pueblo americano tolera mucho menos el dolor, el sufrimiento, el desempleo y todo eso. Estamos casi en esa competencia entre dos grandes potencias que se resume en la trampa de Tucídides. Se decía que Esparta tenía miedo al ascenso de Atenas y por lo tanto, al final, para frenar ese ascenso se produjo una guerra. Pero Tucídides decía que no era miedo, sino la arrogancia de los dos, el 'hubris' que se dice en inglés. Yo creo que Trump, en cierto sentido, personaliza esa arrogancia mejor que nadie. Y del lado chino, quizás no veamos tanta arrogancia pero yo sé que en el último viaje de Sánchez a China lo que ha salido en las conversaciones es que está muy seguro de su sistema, de su posición y a lo mejor también ahí hay una cierta arrogancia de su lado.
Y entre estas dos está Europa, que no sabemos hacia dónde va, qué pinta en todo esto, mucha gente se lo pregunta.
Bueno, a ver, yo creo que Europa está, como dices tú, bastante dividida o desorientada. Está en 'shock', porque a pesar de que mucha gente sabía que la posibilidad de que Trump volviese a la Casa Blanca era alta y de que él ya había anunciado muchas cosas. Se decía que la Comisión Europea estaba preparándose para la llegada de Trump, y yo creo que muchas capitales también, pero considero no se esperaba la magnitud de los cambios radicales que quiere introducir Trump en Estados Unidos y en el sistema internacional. Entonces, hay un elemento de 'shock' que por una parte que puede ser positivo, porque por ejemplo Alemania parece que está despertando. También lo vemos en las reuniones de jefes de Estado y Gobierno que se están sucediendo. Al final la Unión Europea se construyó sobre las crisis, y bueno, los últimos 50 años han sido así, y los últimos eventos han sido así también: la crisis del Euro, la crisis de la pandemia, etc. Incluso el Brexit ha unido más que separado, yo creo.
¿Hay optimismo? Porque Europa parece que es como el Ave Fénix, que se autodestruye y resurge de sus cenizas.
Vamos a ser optimistas sí, pero lo que es verdad es que Europa no tiene ahora mismo tampoco los mecanismos de gobernanza para enfrentarse a esto, entonces el instinto, volvemos otra vez a la conversación anterior, de arreglarlo a nivel nacional puede ser perjudicial. Pasó con el COVID, me acuerdo del principio, prácticamente era todo arreglarlo a nivel nacional, hasta cerrar las fronteras incluso, y después, poco a poco, se consiguió incluso financiar, comprar y distribuir las vacunas conjuntamente. Fue todo un ejercicio federal, se acordó un endeudamiento mancomunado histórico. Ojalá sea algo así.
"Europa no tiene ahora los mecanismos de gobernanza para enfrentarse a todo esto"
Parece que Macron está intentando tomar las riendas de todo esto.
Bueno, a ver, es que Francia y Alemania son aquí imprescindibles. Pero ojo, son absolutamente necesarias, pero no son suficientes. El entendimiento entre los dos es fundamenta y Macron se juega la creatividad de su figura. Hay que tener en cuenta es el presidente de la potencia militar europea, porque no hay otra dentro de la Unión. Entonces, pues el tema es si los otros lo seguirán o no. Yo creo que ahí la figura de Friederich Merz es importante, porque esa unión del eje París-Berlín es absolutamente necesaria. Pero lo importante es que convenzan a los demás.
Pero hay muchas voces disonantes dentro de la UE.
Sí ahí está Orban. Pero yo creo que al final Trump, como sucedió en el primer mandato, puede ser más un elemento federalizante que de división.
Esta es una opinión bastante generalizada entre los profesionales que entrevisto.
Bueno, sí, pero a lo mejor nos equivocamos. Hay un elemento de esperanza o de deseo en esas afirmaciones (ríe). Pero creo que hay bagaje que lo avala, como tú dices, a través de los golpes Europa resurge como una Fénix, o sea, es increíble. He estado recientemente en Estados Unidos, y dentro de la comunidad académica americana, en relaciones internacionales, estudios estratégicos, etc., hay todavía una visión dominante de que si no es por el paraguas de Estados Unidos, si no es por la protección de Estados Unidos, Europa volvería a una guerra civil. Piensan que los pueblos europeos volverían a la guerra. Es una visión dominante, muy dominante.
La historia parece que avala su teoría.
Sí, la historia les dice que los europeos siempre, pues eso, nos hemos matado entre nosotros y nos odiamos y, por tanto, si no está ahí 'el primo de Zumosol' para tranquilizar las aguas, van a empezar guerrear entre ellos, más o menos. Es una visión muy simplista, pero es muy dominante.
¿Está de acuerdo con estas teorías?
Yo creo que nosotros, muchos de los que nos dedicamos a los estudios europeos, pensamos que las instituciones que hemos creado, la convivencia, la paz que hemos logrado, todo eso, hacen que tanto nuestras poblaciones como nuestros líderes tengan un instinto de no echar por la borda todo eso que se ha construido. Es muy difícil desmontar ya la Unión Europea. Mi sensación es que no. En la crisis del euro, que va a hacer ya casi 20 años, ahí sí que se hablaba de un desmembramiento de la Unión Europea. Con la posible salida de Grecia, eso puso la idea de ruptura todavía más sobre la mesa. Pero ahora la sensación es que todas las fuerzas, aunque sean nacionalistas, retrógradas, reaccionarias, como quieran llamarlas, muy pocas hacen un llamamiento a desmantelar o romper la Unión Europea. Más bien es crear una Unión Europea más como les gustaría a ellos. Entonces yo creo que esa batalla por lo menos se ha ganado. Otra cosa es que, claro, que se convierta la Unión Europea en algo que muchos de nosotros no queremos ver y eso lleva a muchas tensiones dentro de la comunidad política que formamos.