
La economía familiar contempla diferentes gastos tanto fijos como variables que es necesario controlar para conseguir una buena estabilidad financiera, conocer cuáles son lo conceptos en los que más dinero se va para poder mantenerlo a raya y saber cuál es la cantidad que se puede ahorrar semanal, mensual o anualmente. De hecho, si no se lleva a cabo un buen retrato de tu presupuesto familiar, las finanzas pueden terminar por darnos un susto.
Así, desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) han explicado que, aunque no a todo el mundo se le da bien administrar el dinero del hogar, lo cierto es que "no es difícil aprender y merece mucho la pena". Con ello se conseguirán varias cosas: garantizar unos mínimos para pagar tus gastos ineludibles y disponer de un colchoncillo para imprevistos, al mismo tiempo que se aspira a algo más, para poder darte algún capricho e ir ahorrando con vistas al futuro.
Primer paso: conoce tu patrimonio
El primer paso antes de entrar de lleno a administrar las finanzas consiste en conocer el patrimonio propio, es decir, apuntar los activos y los pasivos para hacer un balance periódico y ver cómo fluctúa:
- Los activos son todos los bienes que generan ingresos o que poseen un valor en sí mismos: la casa que estás comprando, un inmueble alquilado que dé rentas o un inmueble vacío que puedas vender y convertir en dinero; ahorro que tengas en depósitos a plazo o fondos de inversión, planes de pensiones propios o promovidos por tu empresa...
- En el lado de los pasivos están todas las responsabilidades que reducen el valor de tus activos, como un préstamo hipotecario o personal pendiente.
Con esta información, te puedes hacer una idea de cuáles son tus ahorros, qué pasaría si dejaras de cobrar tu sueldo u otros ingresos, qué colchón te respalda o cuál es tu perspectiva de ahorro, entre otras cosas. El consejo de la OCU es contabilizar los gastos del año entero y no quedarse con la foto de un mes, que puede ser engañosa.
Diferentes tipos de gastos
Los ingresos suelen ser sencillos de calcular, pero los gastos son mucho más escurridizos. Así, estos se pueden dividir en tres tipos, como recoge la OCU:
Gastos prescindibles:
En este capítulo están todos aquellos gastos que más fácilmente se pueden suprimir si te debes apretar el cinturón o hacer sitio a otros gastos más importantes: tabaco, restaurantes, cines, conciertos, escapadas, suscripciones a televisiones de pago, donativos... Y si no los suprimes, sí puedes, al menos, comprobar cuánto te cuestan al año y tratar de recortarlos, lo que no debería ser muy difícil en el caso del ocio, dado que abundan las opciones baratas o gratuitas.
Gastos necesarios rígidos:
Son lo contrario de los gastos anteriores, o sea, no queda más remedio que hacerlos y, además, las oportunidades de reducirlos son pocas. Entre ellos están:
- Si vives de alquiler, la renta.
- Si eres propietario, la cuota de la comunidad y las derramas a las que debas contribuir, así como el IBI o la tasa de basuras que quizás puedan recortarse un poco con tácticas como el pago fraccionado o la alegación de alguna condición que dé pie a descuentos: discapacidad, dependencia, familia numerosa... Infórmate en el ayuntamiento y si lo que te falta es el reconocimiento oficial de la condición en cuestión, haz el esfuerzo de obtenerlo porque podrías optar a otros muchos ahorros y ayudas.
- El coche, si partimos de la base de que lo necesitas, es casi impermeable a las rebajas en algunos aspectos, como el mantenimiento, el impuesto de circulación, la itv... Sin embargo, sí hay oportunidades de ahorro en lo que respecta al carburante y al seguro del automóvil, por no hablar de la financiación: según un estudio de OCU, usar un buen préstamo bancario puede ahorrar hasta 4.000 euros respecto a usar el del concesionario, por mucho descuento promocional que te hagan en el precio.
- Si usas el transporte público, los ahorros vendrán de que cada miembro de la familia use el título de transporte más barato al que tenga acceso por su edad (por ejemplo, menor de 26 años) o su condición (por ejemplo, jubilado). Además, si eres empleado de una empresa, recuerda que recibir parte de tu salario en forma de cheque transporte libra esa cantidad de pagar IRPF, siempre que no supere ciertos límites (hasta 1.500 euros anuales).
- Si tienes hijos, tampoco podrás bajar de unos mínimos para pagar las matrículas en el colegio, la universidad, las clases de idiomas y actividades extraescolares que consideres imprescindibles... Eso sí, presta atención nuevamente a las posibilidades de conseguir becas y a los ahorros muy importantes que podrían derivarse de acreditar algunas situaciones (familia numerosa, discapacidad, baja renta...).
- El dentista o los fármacos son un capítulo con poco margen de ahorro. Sin embargo, el vestido, el calzado o la peluquería sí admiten recortes. Comprar ropa es necesario, pero quizás no necesites tener tanta ropa como tienes o puedas dar cabida en tu armario a la economía circular y recurrir a tiendas o plataformas de compraventa de ropa usada, como Vinted o Wallapop.
Gastos necesarios elásticos:
Estos son los gastos más interesantes, ya que son aquellos en los que se puede conseguir un mayor ahorro. Hay muchos tipos de gastos necesarios elásticos, pero la OCU da cinco ejemplos:
- El supermercado: en lo que todos llamamos "la compra", que incluye tanto alimentación como productos de droguería, hay muchas oportunidades de ahorro. De hecho, eligiendo bien el supermercado, una familia podía ahorrar 1.272 euros de media en 2024.
- La hipoteca: salvo que estés muy cerca de acabar de pagarla, puedes ahorrar mucho dinero gracias a una novación (negociando con el banco una rebaja), o una subrogación (trasladando tu hipoteca actual a otro banco que te dé mejores condiciones); también puedes cancelar tu hipoteca contratando otra más barata que te permita pagar una cuota menor en lo sucesivo. Piensa que ahora mismo, los gastos de contratar nuevas hipotecas se han reducido mucho y al término del préstamo se habrán compensado con creces; el ahorro puede ser de miles de euros.
- Los seguros: en el capítulo de los seguros hay muchísimo ahorro posible, hablamos de cientos de euros al año y sumando lo de unos y otros, quizás miles. Por un lado, porque puedes eliminar aquellos que han dejado de tener sentido, si es que alguna vez lo tuvieron (como un seguro a todo riesgo para un coche decrépito o uno de decesos para un joven saludable). Por otro lado, porque hay grandes diferencias en los precios de las primas para coberturas de alcance similar. Un buen ejemplo es el de los seguros de vida, que sí pueden ser muy necesarios según las circunstancias de cada uno, y los seguros del hogar, también muy necesarios y la forma más barata de cubrir, además, la responsabilidad civil.
- La energía: aquí hay mucho ahorro posible, empezando por adoptar unos hábitos de consumo más eficientes, que incluyan la reducción del consumo en stand by, el buen uso de los electrodomésticos (carga completa, programas eco...) o la climatización a temperaturas sensatas (en invierno, no más de 21 °C por el día y 17 por la noche). Asegúrate de que la potencia contratada no es excesiva y de si te interesa o no reducirla en unos tramos horarios. Conocer tu tarifa es fundamental y no tendría nada de raro que descubrieras que estás pagando muchísimo.
- La telefonía: los ahorros posibles son pasmosos. Comparando las diferentes compañías y productos se pueen ahorrar más de 300 euros al año que se pueden emplear en otra cosa, por ejemplo, una inversión para el futuro...
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