Economía

El plan de Defensa de la UE amenaza con multiplicar la deuda de los países del sur

  • España, Italia o Portugal se encuentran a la cola de los países en gasto militar 
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni.
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Han cambiado las reglas del juego. El nuevo contexto geopolítico añade incertidumbre y tensiones que la UE tiene que afrontar. A golpe de crisis, como de costumbre, el bloque comunitario se prepara para rearmarse en un plan multimillonario llamado a impulsar el gasto en defensa. Sobre la mesa hay varias opciones, pero la principal vía para Bruselas pasa por incrementar las partidas nacionales. En el horizonte, el legado de la pandemia. Los niveles de deuda elevados y la llamada al gasto se configuran como un cocktail molotov para la sostenibilidad fiscal de los países del sur de Europa.

La perspectiva es tan importante como la ejecución en esta delicada estrategia. España, Italia, Francia y Grecia exhiben los endeudamientos más elevados del bloque comunitario, con cotas que superan el umbral del 100% sobre el PIB (Portugal se acerca a esa tasa). Al tiempo, los países del sur de Europa, a excepción de Atenas, exhiben los niveles más bajos de inversión en defensa. Lo que deja un estrecho margen para incrementar el gasto en defensa y sostener las cuentas de los países mediterráneos.

Es aquí donde entra en juego la perspectiva, en este caso, a corto plazo. Porque si este impulso del gasto en defensa se limita a 4 o 5 años como plantea Bruselas, ese gasto extra no tiene por qué repercutir en la sostenibilidad fiscal de los países del sur. Lo sostiene el experto del think tank Bruegel, Zsolt Darvas: "en un plazo de cinco años el gasto en defensa puede aumentar entre un 1% y un 2% del PIB y, por ejemplo, la ratio de deuda un 10% del PIB, pero ese gasto extra desaparecerá. No tendrá un impacto en la sostenibilidad fiscal, por lo que no hay que tener miedo a una reacción adversa en los mercados".

En cualquier caso se requiere cautela en los mercados. Una cuestión especialmente sensible para los países europeos más frugales, como Países Bajos, que en las últimas semanas ha venido subrayando la necesidad de mantener la estabilidad de la deuda y, de paso, de dar solidez a los mercados. La fórmula mágica para rearmar Europa no tiene mucho de mágica para La Haya, que defiende que el dinero debe salir de instrumentos nacionales. Una postura, por otro lado, predecible, porque lo que sí requiere de artes de espiritismo es convencer a los Veintisiete de una nueva emisión de deuda conjunta.

La idea ya sobrevuela el debate. La sostienen países como Francia y España. Más allá de los préstamos, la UE tiene que poner sobre la mesa instrumentos comunes y la opción preferente es deuda conjunta en el paso de París o transferencias, a ojos de Madrid. "Debe haber transferencias", decía el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez tras la Cumbre de líderes de la UE de la semana pasada. En un paralelismo con la pandemia ha explicado que si bien, en este momento, se empezó con la suspensión de las reglas fiscales, luego se pusieron préstamos sobre la mesa "y acabamos con transferencias. Creo que tenemos que abrir un debate en Europa sobre transferencias", agregó.

La perspectiva, en este escenario, sería a largo plazo. En un intento por evitar que los países tengan que recortar partidas de un lado para destinarlas a defensa, la emisión de deuda conjunta podría ser la solución para financiar el rearme de Europa. Con el fondo de recuperación de la pandemia todavía en el recuerdo, la UE aún tiene margen para incrementar su deuda. Se encuentra en niveles del 90% del PIB, lejos de las cifras de Estados Unidos o Japón y el mercado muestra apetito por este tipo de productos.

La idea, según Darvas, podría articularse de tal manera que la emisión de deuda no se hiciera a nivel de toda la UE sino de un grupo de países que así lo quisiera. Necesitaría de Alemania para salir adelante y quizás del aval de algún otro Estado miembro con bajos niveles de deuda. La fórmula podría llegar a ampliarse a socios aliados como Reino Unido o Noruega, que comparten la misma inquietud en este segmento. "Sería una señal fuerte para los mercados", asegura el experto de Bruegel.

Tal y como refleja el socialista, la UE se encuentra en los primeros pasos de su plan. Un plan que es urgente, por otro lado. La Comisión Europea ha dispuesto un paquete para movilizar 800.000 millones de euros y hacerlo principalmente a través de los presupuestos nacionales. Hasta 650.000 millones de euros, el 80% de la financiación, debe venir de la flexibilización de las reglas fiscales que permitirá que los países eleven su gasto en defensa hasta un 1,5% sin que compute para el cálculo del déficit.

La idea es mandar una señal de estabilidad a los mercados. Pero, indudablemente, este mecanismo aboca a los Gobiernos a elevar su deuda, especialmente para aquellos sin mucho espacio presupuestario como es el caso de España. A ello se suma que la falta de unos presupuestos no deja, precisamente, muchas facilidades a Sánchez para canalizar esta financiación y le ayuda, todavía menos, la dificultad de conseguir apoyos en el Congreso de los Diputados. Aún con todo, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, se mostraba confiado esta semana en poder seguir adelante pese a la coyuntura.

Incluso la presidenta del Banco Europeo de Inversiones, Nadia Calviño, tiene a los mercados en mente cuando aborda la posibilidad de que la entidad amplíe su capacidad de financiar proyectos de defensa. La española reitera, siempre que se refiere al mandato de revisar los criterios para financiar los proyectos de defensa, la necesidad de mandar una señal de confianza, que permita mantener el rating de la entidad.

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