
En el año 2024 los concursos de acreedores han crecido exageradamente, consolidándose con ello una nueva realidad que evidencia que en España cada vez hay más insolventes, especialmente si se trata de personas físicas y autónomos.
Si bien los concursos de sociedades aumentaron un 23% el pasado año respecto a 2023, los concursos de personas físicas y autónomos han batido un récord al multiplicarse por 14 y dispararse así un 1.295%.
Estas cifras, recogidas por el despacho de abogados y economistas Abencys a través de su Observatorio de la situación actual de las reestructuraciones y los concursos en las sociedades de España, a su juicio cambian por completo las perspectivas del mercado concursal en nuestro país.
La evolución de los concursos muestra que en 2019, el año previo a la pandemia, el número de concursos de sociedades era significativamente superior al de personas físicas y autónomos.
Crisis e inflación
La tendencia se ha revertido por completo en los últimos seis años con ese aumento del 1.295%, mientras que en el mismo periodo los concursos de sociedades ese incrementaron el 37%, un número importante pero muy alejada de la cifra exagerada de concursos de personas físicas y autónomos.
Las razones de tal aumento atienden, por un lado, a la crisis económica y, sobre todo, a la inflación, que han afectado especialmente a individuos y pequeños autónomos, cuya única pasaba por recurrir a la insolvencia.
Además, la reforma concursal y el mecanismo de segunda oportunidad han facilitado el acceso de las personas físicas a los procedimientos de reestructuración.
Dificultades empresariales
El crecimiento en un 23% en los concursos de personas jurídicas en 2024 atiende, según los datos del Observatorio de Abencys, a un repunte en las dificultades financieras del tejido empresarial español.
Este crecimiento, en su opinión, se debe al agotamiento de los recursos extraordinarios de liquidez tras la pandemia, al encarecimiento del crédito y a la moderación del consumo interno.
Lo que queda más que patente es que el entorno sigue siendo muy complejo para muchas empresas españolas, aunque la insolvencia ya no es un fenómeno exclusivamente empresarial y el potente aumento del peso de los concursos de personas físicas ha cambiado por completo el equilibrio del sistema.