Economía

El éxodo rural inverso está de moda: cuando la rururbanización aúpa la economía de la 'España vaciada'

En los años 60 se produjo en España un movimiento migratorio interno que a la postre significaría el cambio definitivo de la estructura social del país. Un éxodo rural motivado por los procesos de industrialización iniciados a finales del s. XIX y que provocó una modificación sectorial de la economía de España, con un brusco descenso de las actividades del sector primario y un aumento considerable de las del sector secundario y terciario.

Durante décadas, el éxodo rural supuso el desafío más importante a nivel municipal: ciudades que no estaban preparadas para acoger de manera masiva y pueblos en donde cada vez más faltaba más mano de obra. A mediados del siglo pasado, casi el 50% de la población estaba ocupada en el sector primario, frente al poco más del 25% del secundario y del otro 25% del terciario. En 2010, 7 de cada 10 ocupados ya lo hacían en el sector terciario (y aumentando hasta día de hoy), tan solo 2 de cada 10 realizaban actividades industriales y a penas un 0,5% de los españoles trabajaban en el campo, según cifras del Instituto Nacional de Empleo.

Las cifras son demoledoras, a pesar de que la producción en áreas rurales ha crecido gracias al desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas como sistemas de regadío, mecanización de tareas, aumento de maquinaria específica... Sin embargo, la 'España vaciada' llevas siendo un hecho desde hace años, con pequeñas poblaciones en riesgo de desaparición y otras que han conseguido reactivar su comunidad y su economía gracias a proyectos que apuestan por la rururbanización y la vuelta al campo.

En realidad, la rururbanización es visible desde finales del s. XX, cuando la clase media asomó la cabeza en España y junto con el crecimiento del sector de la construcción en esos años nació el concepto de segunda residencia. Así, según la firma inmobiliaria RE/MAX, 1 de cada 5 españoles posee una segunda residencia, en su mayoría en zonas rurales o de la periferia, según el lugar de residencia fija. Pero, a día de hoy, el concepto está 'pasado de moda': "El mercado de la segunda residencia es muy activo en España. Sin embargo, este último año hemos podido ver un ligero retroceso respecto a los años de la pandemia, cuando este tipo de viviendas repuntó. Aun así, podemos afirmar que en la actualidad representa en torno al 10% de la demanda de viviendas en nuestro país», ratifica Ferran Font, director de Estudios de pisos.com.

Localidades despobladas con un ligero crecimiento en sus habitantes

No obstante, las segundas residencias están a medio camino entre la rururbanización y los movimientos periurbarnos hacia zonas periféricas de las grandes ciudades, pues no implican movimientos migratorios definitivos (o al menos a largo plazo) ni cambio de espacio de vida produciendo una reactivación económica en aquellas zonas afectadas por el éxodo rural.

Son múltiples los factores de movimiento de población de grandes ciudades hacia áreas rurales, pero, sin duda alguna, la pasada pandemia de 2020 ha sido uno de los grandes puntos de inflexión. Y no solo respecto a los sucesivos confinamientos que provocaron un deseo exacerbado de aire libre sino también a la coyuntura económica inflacionista generada con el consiguiente aumento de los precios y la disminución del poder adquisitivo. De la misma manera, ha sido la conjunción del crecimiento del valor de la vivienda junto con la expansión del teletrabajo las claves finales de la proliferación de la repoblación en la 'España vaciada'.

En este sentido, son muchas son las localidades que buscan estimular su actividad ofreciendo trabajo y vivienda con niños pequeños para repoblar la zona y evitar el cierre de servicios básicos como colegios o ambulatorios, como por ejemplo en Tabanera de Cerrato (de tan solo 137 habitantes) en Palencia, Sardón de los Frailes (101 habitantes) en Salamanca y Benuza (442 habitantes) en León, que ofrece empleo para las canteras de pizzarra cercanas.

Desde 2016 casi 1.700 municipios españoles de menos de 1.000 habitantes han ganado población. Es el caso de la localidad madrileña de Horcajo de la Sierra, que desde el año 2000 casi a duplicado su población (344 actualmente según el INE) según el Instituto Nacional de Estadística, que también remarca que hasta cerca de 5.000 municipios en España tienen menos de 1.000 habitantes y suponen tan solo el 3% de la población total del país. En concreto, y durante el último año, los pueblos de la Comunidad de Madrid con menos de 2.500 habitantes han aumentado un 12% su población, según los datos del propio consistorio.

Aumento del interés por el sector primario

Con todo, la reactivación económica se siente más en poblaciones algo más grandes, y el gran favorecido sigue siendo el sector primario. En cifras del INE, este sector de la economía dedicada a la agricultura, ganadería y pesca fue el único que entre el 2019 y el 2022 incrementó su PIB sectorial. A tener en cuenta, no obstante, el desplome del sector hostelero y turístico en 2020, así como el industrial, a causa de la crisis sanitaria de la COVID-19.

Así lo confirma también el último informe de CaixaBank Research, El Informe Sectorial Agroalimentario, donde se refleja la reactivación del sector primario, un crecimiento hasta junio de 2024 de un 7,6%, lo que supone "más del doble que el PIB total de la economía".

Según el "Análisis sobre la España Vaciada", realizado por Fotocasa Research, el 60% de los españoles ha pensado alguna vez en cambiar de aires e irse a vivir un pueblo, una decisión que cala más entre los adultos de 18 a 44 años. Una repoblación que todavía avanza a ritmo lento: España es el tercer país cuya media población rural está por debajo de la media europea, un 26% frente al 13% español.

El atractivo de la vida rural, alejada del frenético ritmo urbano, es uno de los factores que más influyen a la hora de tomar la decisión de migrar. El contacto con la naturaleza, lejos de las grandes acumulaciones de contaminación, provoca que muchos migrantes decidan cambiar de espacio de vida, cambiar de trabajo y dedicar su fuerza activa a la ganadería o agricultura.

¿Obligado o voluntario?

Hay quienes pudieran pensar que la rururbanización es más un movimiento migratorio obligado que voluntario, teniendo en cuenta la diferencia de oferta de actividades entre la ciudad y el campo. Y más observando el imparable crecimiento de la vivienda en los núcleos urbanos más densamente poblados como Madrid y Barcelona. La vuelta al campo se ha vuelto un sinónimo de ahorro familiar. No solo en el alquiler, que es el más notable, sino en los precios generalizados.

El informe de Fotocasa Research refleja que el 63% de los demandantes de vivienda se fijan en las zonas rurales porque pueden acceder a una vivienda más fácilmente. Un interés que se mantiene bastante estable a lo largo del tiempo, ya que justo un año antes eran el 62%. Sin embargo, según los últimos datos, a pesar de que un 12% afirma tener planes efectivos de mudarse a un entorno rural, hace doce meses este porcentaje era del 15%.

En este contexto, María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa, explica que "la previsión de crecimiento poblacional de las ciudades es exponencial", ya que a principios del siglo XX, sólo el 13% de la población vivía en ciudades, un dato que ha aumentado hasta el 60% en 2023, un incremento que se debe, en gran parte, a las oportunidades laborales, pero que "hace que la oferta de vivienda sea limitada y que surjan los problemas de habitabilidad". Por esta razón, "las zonas rurales y menos habitadas son la esperanza de muchos ciudadanos que buscan no solo precios más asequibles, sino también tranquilidad y un mayor contacto con la naturaleza", comenta Matos.

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