Economía

Trump pone sobre la mesa una nueva ronda de aranceles para poder aprobar una rebaja fiscal

  • Compensaría bajadas en el IRPF con impuestos a las importaciones
Donald Trump recibe al primer ministro japonés. Foto: Reuters

La mejor forma de poder bajar unos impuestos es subir otros. Esa es la idea que el presidente de EEUU, Donald Trump, ha indicado que está detrás de un nuevo anuncio de aranceles. Según ha dicho en una reunión con el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, Trump planea poner nuevos aranceles a las importaciones provenientes de otros países la próxima semana, con el objetivo de compensar las bajadas de impuestos que estudia su partido.

La idea del presidente sería imponer aranceles recíprocos a países que ya impongan tasas propias a las importaciones estadounidenses, para lograr un "trato justo". Inicialmente había hablado de aprobarlas este mismo viernes, pero las aplazó tras ver la reacción negativa de los mercados, que aumentaron sus caídas tras el anuncio.

Trump había prometido en la campaña aprobar esos aranceles recíprocos, argumentando que esos países tendrían que "retirarlos o pagarnos cientos de miles de millones de dólares, con lo que EEUU haría una absoluta fortuna". El problema es que muchos países, empezando por la UE, cobran aranceles medios más bajos por las importaciones de EEUU que viceversa, así que un arancel recíproco en esos casos implicaría que EEUU bajara los suyos.

El segundo problema es que, al contrario de lo que Trump repite constantemente, los aranceles no son un impuesto que pagan los países extranjeros, sino únicamente los propios consumidores estadounidenses. En otras palabras, poner aranceles a otros países en realidad supone subirle los impuestos a sus propios ciudadanos, algo que es un tabú en el Partido Republicano y que no hace ninguna gracia ni a los mercados ni a muchos comentaristas conservadores.

Pero Trump tiene una idea: según informa Reuters, el presidente explicó a sus diputados en una reunión previa que los aranceles les permitirían cuadrar una reforma fiscal permanente. Según la ley de EEUU, las bajadas de impuestos o subidas de gasto que no se compensen con nuevos impuestos caducan a los 10 años. Así, la bajada de impuestos que Trump aprobó en 2017 desaparecerá en 2 años, y cualquiera que aprueben este año solo durará hasta 2035.

El plan de Trump es compensar las rebajas al IRPF o al impuesto de Sociedades con subidas de los aranceles: subir unos impuestos para poder bajar otros. Y además, dado que Trump está convencido de que los aranceles los pagan los países extranjeros, el resultado sería maravilloso: subirle los impuestos a personas de otros países para poder bajárselos a los estadounidenses. Por supuesto, así no funcionan las cosas, pero es lo que el presidente parece creer y lo que lleva repitiendo durante años.

El presidente del Congreso, Mike Johnson, ha adelantado que publicarán su plan de reforma fiscal este fin de semana. La pregunta clave es si contarán los ingresos por aranceles o si prefieren evitar la guerra fiscal. Trump, desde luego, parece dispuesto a seguir con ella.

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