El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha estado marcado por declaraciones controvertidas y errores de cálculo que no han pasado desapercibidos. En su primera jornada como presidente, entre la firma de órdenes ejecutivas y discursos ante multitudes, Trump sorprendió al referirse a España como un supuesto miembro de los BRICS, el grupo de economías emergentes compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Este lapsus, probablemente derivado de la confusión con la "S" de Sudáfrica, culminó en la amenaza de imponer un arancel del 100% a los intercambios comerciales de España con Estados Unidos.
Durante una improvisada sesión de preguntas en el Despacho Oval, un periodista interrogó al mandatario sobre el bajo gasto en defensa de países de la OTAN como España y Francia. Trump respondió enfatizando que el gasto militar de España era "muy bajo" y, sin transición lógica, aseguró que España era un "país BRICS". En un tono confuso, añadió: "¿Sabes lo que es un país BRICS? Si intentan seguir adelante con lo que están pensando, tendrán un arancel del 100%. Pero al final, China lo dejará". Su respuesta dejó en el aire si entendía plenamente la naturaleza del grupo de países al que hacía referencia. "Creo que España está muy por debajo. Y, sin embargo, son de los BRICS. (...) Y, si los BRICS quieren hacer eso, está bien, pero vamos a imponer al menos un arancel del 100% a los negocios que hagan".
Los BRICS 'intentan jugársela a EEUU'
Ante la insistencia de los periodistas, Trump mantuvo su postura, sugiriendo que los BRICS intentaban "jugársela a Estados Unidos" con su propuesta de una moneda global alternativa al dólar. Sin embargo, su discurso pareció divagar entre críticas al gasto militar de la OTAN y una amenaza velada a los países emergentes, con España atrapada en la confusión. "No van a ser felices si lo hacen", aseguró, en una frase más propia de su retórica de campaña que de una política exterior bien definida.
El equívoco no fue su único desliz del día. En otro momento, Trump volvió a referirse al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, como si fuera "gobernador" de un estado de Estados Unidos. Además, retomó su recurrente idea de adquirir Groenlandia, describiéndola como "esencial para la seguridad internacional" debido a la presencia de barcos rusos y chinos en la región. "Creo que Dinamarca estará de acuerdo, les cuesta mucho dinero mantener Groenlandia", aseguró, insistiendo en que la isla debería estar bajo control estadounidense.
La confusión sobre los BRICS y España no hace más que reforzar la percepción de que Trump utiliza las amenazas comerciales como arma de presión, aunque a menudo sin un análisis detallado. Durante la campaña, llegó a describir la palabra "arancel" como una de las más hermosas del diccionario, pero este lunes la degradó, colocándola por debajo de "Dios" y "amor". Sin embargo, sigue siendo uno de sus recursos favoritos para intimidar a aliados y rivales por igual.
Con esta primera jornada en la presidencia, Trump demuestra que, aunque su retórica y su enfoque disruptivo no han cambiado, su dominio de los detalles sigue siendo cuestionable. Las declaraciones sobre España, los BRICS y Groenlandia podrían ser un simple error o una estrategia calculada, pero en cualquier caso, marcan el inicio de un mandato que promete ser tan polémico como el primero.