
El Foro Económico Mundial de Davos calienta motores para la que será su edición número 55. Este miércoles ha hecho público su tradicional informe sobre los riesgos globales, en este caso para 2025. En un avance del evento de la próxima semana, el documento apunta a la deuda, el mercado laboral o la polarización social como las principales amenazas para España este ejercicio. A ello se suma, además, la ralentización económica y los riesgos de suministro de agua como los otros dos peligros a tener en cuenta.
El análisis, que se basa en la percepción de casi un millar de líderes económicos en el mundo, sugiere que las amenazas a nivel global para el ejercicio entrante son ligeramente diferentes. Menciona los conflictos, el medioambiente y la desinformación como principales riesgos en 2025.
El informe apunta a un escenario global en el que los retos a nivel geopolítico, medioambiental, social y tecnológico aumentan y ello supone, a la par, una amenaza para la estabilidad y el progreso. Como nota positiva, sin embargo, los desafíos económicos tendrán una relevancia menos inmediata este año, aunque están estrechamente relacionados con los elementos anteriores.
"El aumento de las tensiones geopolíticas y la fractura de la confianza están determinando el panorama mundial de los riesgos", ha indicado Mirek Dušek, director del Foro Económico Mundial. "En este contexto complejo y dinámico, los líderes tienen que elegir: encontrar formas de fomentar la colaboración y la resiliencia, o enfrentarse a vulnerabilidades agravadas".
Concretamente, los conflictos armados entre Estados representan "el riesgo global inmediato más acuciante para 2025", sostiene el documento. Y es que una cuarta parte de los encuestados la sitúan como la mayor preocupación para este año.
En línea con el pasado año, la desinformación se articula como otro de los principales desafíos de 2025. El informe subraya los riesgos que entraña para la cohesión social y la gobernanza. Este tipo de prácticas erosionan la confianza y profundizan las divisiones dentro de los países y, a la vez, entre ellos. Otros riesgos importantes a corto plazo son los fenómenos meteorológicos extremos, la polarización social, el ciberespionaje y la guerra.
Igual que el anterior informe, los riesgos medioambientales dominan las perspectivas a largo plazo. Los eventos climáticos extremos, la pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas podrían suponer un cambio crítico para el planeta. Al tiempo la escasez de recursos naturales se posiciona en primer lugar en la lista de mayores riesgos para los próximos diez años.
Otro de los riesgos medioambientales a los que se refiere la élite económica es la contaminación, que también ocupa un lugar entre los riesgos a corto plazo. En sexto lugar estaría los efectos para la salud y el medioambiente de la contaminación ambiental, del agua y de la tierra y le sigue en la lista los eventos climáticos extremos, tanto en el corto como en el largo plazo.
Las amenazas tecnológicas relacionadas con la desfinformación y los resultados adversos de la inteligencia artificial son otros riesgos citados en el análisis. Más de la mitad de los encuestados prevén cierta inestabilidad en el plazo de dos años, lo que refleja la fractura generalizada de la cooperación internacional. Las previsiones a largo plazo apuntan a retos aún mayores, ya que se espera que los mecanismos de colaboración se vean sometidos a una presión cada vez mayor. Riesgos sociales como la desigualdad y la polarización social ocupan un lugar destacado en las clasificaciones de riesgos tanto a corto como a largo plazo.
La creciente preocupación por la actividad económica ilícita, el aumento de la deuda y la concentración de recursos estratégicos ponen de relieve vulnerabilidades que podrían desestabilizar la economía mundial en los próximos años. Todas estas cuestiones corren el riesgo de exacerbar la inestabilidad interna y erosionar la confianza en la gobernanza, complicando aún más los esfuerzos para hacer frente a los desafíos mundiales.
El informe, elaborado a partir de las opiniones de más de 900 expertos en riesgos mundiales, responsables políticos y líderes del sector encuestados en septiembre y octubre de 2024, presenta un panorama desolador de la próxima década. Los encuestados son mucho menos optimistas sobre las perspectivas del mundo a largo que a corto plazo. Casi dos tercios de los encuestados prevén un panorama mundial turbulento o tormentoso para 2035, impulsado en particular por la intensificación de los retos medioambientales, tecnológicos y sociales.