
Organismos y entidades de análisis empiezan a alertar del riesgo de que España sustente buena parte de su potencial de crecimiento económico sobre el alza del gasto público. El PIB registró un incremento del 0,8% durante el tercer trimestre de 2024, según el INE, apoyado en un aumento del 2,23% del consumo de las administraciones públicas, casi dos puntos por encima -1,91 puntos- del nivel que se registró hace cinco años, antes del estallido de la pandemia. Tal es el aumento del gasto público llevado a cabo durante este año, siete veces más que hace un lustro, que Funcas basa la revisión al alza de su previsión sobre el PIB, hasta el 3%, en "la mayor aportación de la demanda interna, entre la que destaca el consumo público, más expansivo de lo previsto", reconoció la pasada semana.
El shock comenzará a dejarse notar a partir del año que viene. El plan fiscal estructural que el Gobierno envió hace semanas a Bruselas, establece límites estrictos a la capacidad de gasto público. "Se prevé una moderación del consumo público, ya que la normativa fiscal europea, unida a la vigilancia de los mercados, limita el margen de maniobra presupuestario", anticipa el análisis de Funcas. Con ello, llegará una desaceleración del crecimiento económico, fruto de la menor aportación de las administraciones al PIB.
El Gobierno reconoce en el documento pactado con los de Ursula von der Leyen que la economía se ralentizará a partir de 2025. Pasará a crecer al 2%, siete décimas menos de lo pronosticado para este año, por la pérdida de empuje del sector público. BBVA Research prevé que el peso del consumo público sobre el PIB caiga del 3,9% de 2024, al 2,7% esperado para el año que viene. Por su parte, el Banco de España calcula que la tasa se sitúe en el 1,7% en 2025, y retroceda al 1,5% en el siguiente ejercicio. Con ello, Economía pretende ir reduciendo el límite de gasto en línea con la regla remitida. Del alza del 3,7% descrito para el próximo año, la senda irá descendiendo hasta alcanzar el 2,4% estimado para 2031, marcando un promedio del 3% durante los próximos siete años.
Aun así, el organismo gobernado por José Luis Escrivá lleva meses avisando de que el avance del gasto público, "podría dificultar el cumplimiento de la recomendación de la Comisión Europea a nuestro país en cuanto a limitar el crecimiento del gasto neto al 2,6% en 2024". La institución advirtió hace tiempo de que detrás del impulso de la economía en 2023, se escondía el músculo de la inversión pública.
Receta ante la crisis
Sin embargo, y pese a que Moncloa está obligada a reducir cuanto antes el nivel de consumo público, esta receta ha sido fundamental para que España haya logrado situarse –junto a EEUU- como el país desarrollado que mayores tasas de crecimiento ha mostrado en el mundo, según sigue defendiendo el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
"En situaciones de crisis la respuesta más frecuente es dejarse dominar por el corto plazo y reducir más la inversión que los gastos corrientes", apunta la Fundación BBVA en un informe elaborado junto al IVIE.
La respuesta al Covid fue muy diferente. La aprobación de los 'Next Generation' por parte del Ejecutivo comunitario, y las medidas de auxilio económico impulsadas desde Moncloa consiguieron frenar el impacto sobre el PIB y el empleo, que quedó circunscrito al año 2020, a diferencia de lo ocurrido en la crisis del 2007, cuando solo seis años más tarde, en 2013, el PIB frenó su caída y comenzó la recuperación.
De cara a los próximos años, el impulso del consumo privado irá ocupando el hueco que dejará el recorte de la inversión pública, aunque ese fenómeno todavía no se manifiesta. El plan fiscal estima que el aumento de la población activa, el empleo y la mejora esperada de la productividad, se traduzca en un repunte del poder adquisitivo que eleve el gasto de los hogares. " El crecimiento descansará sobre la demanda interna, especialmente sobre el consumo privado", confía el Banco de España en su último informe de proyecciones macroeconómicas. "La revalorización esperada de los activos financieros, la reducción del endeudamiento y el incremento de los precios inmobiliarios contribuirán al aumento de la riqueza neta (del 5,3% anual)", añade el departamento de análisis de BBVA.
Por su parte, Funcas destaca dos variables de cara al año que viene. Anticipa un incremento limitado de la formación bruta de capital fijo, y estima que las empresas mantendrán una capacidad de financiación positiva (diferencia entre la renta disponible y la inversión) equivalente al 1,5% del PIB.