Economía

El 'boom' migratorio y el paro estructural: el cóctel que frena la reducción del desempleo, según el Banco de España

  • La mayor población activa, el envejecimiento y el paro de larga duración dificultan su descenso
  • Señala que el 40% de los desempleados llevan buscando un puesto por una larga temporada
  • Los extranjeros crean tanto empleo como en la época previa a la Gran Crisis financiera
Sede del Banco de España, en Madrid. EE
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El mercado laboral español ha mostrado fortaleza y vigor como respuesta a la salida de la crisis y el posterior periodo de expansión económica. Las cifras de la Seguridad Social reflejan 1,83 millones de afiliaciones más que en diciembre de 2019, el último mes previo a la pandemia. Pero la tasa de paro cae a un menor ritmo de lo que cabría esperar con tal intensidad de creación de empleo durante el último lustro. Detrás hay varios elementos que dan sabor a este cóctel: el boom migratorio, con el 90% del crecimiento de la población activa desde 2021 explicado por extranjeros, el envejecimiento y la bolsa de paro estructural de larga duración que España es incapaz de eliminar.

El Banco de España señalaba en su último informe trimestral, presentado en septiembre, este aspecto: pese a que todo hace indicar que el paro continuará descendiendo, la intensidad y el ritmo con el que lo hace descenderá "por el notable dinamismo de la población activa". Argumenta también el efecto del "envejecimiento progresivo de la población trabajadora" que reduce la fluidez del mercado laboral y por el notable "estancamiento que se ha observado desde hace un año en el stock de parados de larga duración", en el entorno de 1,1 millones de personas y "con una cierta resistencia a caer por debajo del 40% [de los parados totales]". Como resultado, la tasa de paro permanecerá aún cercana al 11% en 2026, indica el supervisor.

"La inmigración explica el 90% del crecimiento de la población activa desde 2021. La falta de avance en la población activa entre los españoles refleja el envejecimiento de la población: cada vez hay un mayor número de personas en edades donde la tasa de participación es más baja", explica Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research.

Esto sugiere que España ha incorporado fuerza laboral a su economía, pero no está creando nuevos puestos en relación con la población que antes estaba en disposición o capacidad de trabajar porque la tasa de actividad (ocupados/personas en edad de trabajar) se ha mantenido casi inalterada en el 58%. El empleo creado, esencialmente, lo han protagonizado los extranjeros: "la creación de empleo entre la población inmigrante está siendo similar a la que tuvo lugar entre 2000 y 2008 (durante la expansión inmobiliaria), acumulando alrededor de 400.000 nuevos empleos por año", apunta Cardoso.

"La llegada de personas de diversas nacionalidades en edad laboral representa una valiosa fuente de talento que, con una integración adecuada, puede potenciar significativamente el mercado de trabajo", considera Raúl Sánchez. Los foráneos siguen ocupando los trabajos más precarios y son especial mayoría en la agricultura, la hostelería o los cuidados del hogar.

Un problema de larga duración

El 54% de los parados de larga duración tienen de 45 años. El 40% de los parados en España son de larga duración, 1,1 millones, como destaca el Banco de España. "Muchos desempleados actuales, aunque haya escasez de mano de obra, tienen muy poca empleabilidad (...) y esos desempleados 'poco empleables' son los que engrosan el paro de larga duración (no es que exista una correspondencia exacta entre los desempleados de larga duración y los inempleables, pero la cifra de larga duración es una aproximación a los parados poco empleables)", diagnostica María Jesús Fernández, economista sénior de Funcas.

El supervisor indica que "una buena parte del stock de desempleados existente es de carácter estructural, lo que dificultaría su reducción mediante avances de la actividad de naturaleza cíclica". "Aquí es donde se ve el efecto de unas políticas activas de desempleo insuficientes y mal orientadas. Con unas buenas políticas activas de empleo este problema podría reducirse", resume Fernández. "El desafío del paro de larga duración demanda soluciones estructurales, como una mayor inversión en capacitación y en los mecanismos de conexión laboral entre empresas y trabajadores", apunta Raúl Sánchez, Country Leader Spain de Eurofirms Group.

De larga duración también es el efecto del envejecimiento, que afectará progresivamente a la economía española desde diferentes ángulos. "El envejecimiento de la población está reduciendo la flexibilidad y movilidad en el empleo, lo que requiere políticas que promuevan la adaptación y la formación continua", destaca Sánchez.

Para la economista de Funcas existe un problema de calado regulatorio y está relacionado con el diseño de las indemnizaciones por despido. "Es un efecto de la regulación laboral, concretamente de las indemnizaciones por despido ligadas a la antigüedad. Un trabajador de 50 años que lleva 25 años trabajando en su empresa no se atreve a cambiar de empresa, incluso aunque le ofrezcan unas condiciones mejores, porque pierde ese derecho adquirido a una indemnización elevada", afirma.

"Eso impide que se lleve a cabo una asignación de recursos eficiente, ya que las empresas mejores no pueden atraer a los buenos trabajadores de otras menos competitivas. Cuando esto afecta a un porcentaje elevado de la población laboral (por su envejecimiento), empieza a ser un problema para la productividad y la competitividad general de la economía", considera la economista.

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