
El Instituto de Investigación Económica de Múnich(Ifo) corrigió sus previsiones para el año en curso y pronostica un estancamiento de la economía alemana, pese a que en su anterior informe calculaba un crecimiento del 0,4 %.
Para el próximo año, el Ifo también rebajó su estimación con una subida del 0,9%, en lugar del 1,5%, que ya sólo se espera para el 2026.
El jefe de estudios económicos de la institución, Timo Wollmershäuser, refirió que "la economía alemana está estancada y no avanza en esta desaceleración, mientras que otros países experimentan un repunte".
"Tenemos una crisis estructural. Hay muy poca inversión, sobre todo en la industria, y la productividad lleva años estancada. Además tenemos una crisis coyuntural. La situación de los pedidos es mala y el aumento del poder adquisitivo no se traduce en un mayor consumo, sino en un mayor ahorro, porque la gente se siente insegura", agregó el experto.
La tasa de ahorro es actualmente del 11,3%, significativamente por encima de la media del 10,1% de los últimos diez años antes de la pandemia del coronavirus, apunta el informe realizado por el Ifo.
En el caso de la tasa de inflación, los especialistas consideran que hay cierta esperanza ya que seguirá bajando del 5,9 % de 2023 al 2,2 % pronosticado para este año, hasta llegar al 2% en 2025 y al 1,9% en los dos años siguientes, según los cálculos.
Respecto al desempleo, la tasa se incrementará del 5,7% del año pasado al 6% en este, para bajar en 2025 al 5,8% y situarse en lo sucesivo en el 5,3%.
Del mismo modo, el Ifo prevé que el déficit presupuestario alcance el 2% del PIB en 2024 y descienda al 1,3% y al 0,9%, en el 2025 y 2026, respectivamente.
El progreso económico varía dependiendo el rubro. Este año, se espera un impacto negativo en el sector de la construcción, donde se anticipa una contracción del 3,1 %, mientras que en la industria, se espera una disminución de un 2 %.
Así lo explicó Wollmershäuser: "La descarbonización, la digitalización, el cambio demográfico, la pandemia de coronavirus, la crisis de los precios de la energía y el papel cambiante de China están poniendo bajo presión los modelos de negocio establecidos y obligando a las empresas a adaptar sus estructuras de producción". La consecuencia de lo señalado es la caída de la inversión, sobre todo en la industria, que en Alemania representa una proporción mucho mayor del PIB que en otros lugares.
El especialista reflexionó que "la población envejece más deprisa, con cada vez menos personas trabajando". Asimismo, agregó que el desplazamiento del sector industrial al de servicios explica en gran medida el estancamiento de la productividad de los últimos años.