
En comparación con las universidades públicas, los datos indican que los estudiantes de instituciones privadas muestran consistentemente un rendimiento académico superior y una mayor eficiencia en sus estudios. Según los estudios realizados, los alumnos de universidades privadas tienen tasas más bajas de abandono y cambio de estudios, así como una mayor tasa de idoneidad y graduación. Además, suelen completar sus programas educativos en menos tiempo y obtienen calificaciones ligeramente más altas que sus pares en universidades públicas, según recoge una publicación de Funcas titulada "Pueden competir las universidades privadas con las públicas en España? financiación universitaria y economía política".
A pesar de esta evidencia, persiste una percepción generalizada en España, a diferencia de otros países, de que las universidades públicas ofrecen una calidad superior en comparación con las privadas. Sin embargo, este estudio de Funcas revela que, en términos de indicadores académicos clave, las universidades privadas superan a las públicas.
Es importante considerar que la comparación entre ambos tipos de instituciones es compleja. Las universidades privadas tienden a ser más jóvenes, de menor tamaño y menos diversificadas que las públicas. Esto podría influir en los resultados, especialmente en áreas como la inserción laboral posterior a la graduación, donde la especialización en programas con mayores salidas profesionales puede jugar un papel crucial.
Además de la calidad educativa, los estudiantes también valoran las oportunidades de empleabilidad que ofrecen las instituciones. Investigaciones históricas muestran consistentemente que la mayoría de los estudiantes eligen estudiar en la universidad con el objetivo de mejorar sus perspectivas laborales. Datos recientes de la Seguridad Social indican que los graduados de universidades privadas suelen tener una mejor inserción laboral que sus contrapartes de universidades públicas, con una mayor proporción de afiliación y cotizaciones superiores.
Cristina Masa, vicerrectora de Enseñanzas de la Universidad CEU San Pablo, asegura que no cabe duda de que el rendimiento académico de los estudiantes universitarios depende de diversos factores. "En las universidades privadas se facilita un entorno más favorable para el aprendizaje activo y participativo de los alumnos". Por ejemplo, en estas hay una menor proporción de estudiantes por profesor, lo que permite una atención más personalizada y una mayor interacción entre alumnos y docentes, con métodos de enseñanza innovadores y enfoques pedagógicos modernos. Por otro lado, los estudiantes cuentan con una red de acompañamiento durante toda la carrera para su crecimiento y desarrollo personal, intelectual y profesional, con tutores individuales desde primero hasta que finalizan sus estudios, así como una serie de servicios como el de orientación universitaria, al que pueden acudir cuando tienen problemas de integración, de bajo rendimiento, de ansiedad o de estrés. Y al final de la carrera, el servicio de Carreras Profesionales y los mentores les ayudan a enfocar su salida al mundo profesional. Por ejemplo, en la Universidad San Pablo CEU cuentan con iniciativas como el "Programa Mentis", las actividades extraacadémicas con una intención formativa en su conjunto (cultura, deporte, ocio, voluntariado, etc.), el 'Buddy Program', de mentorización entre iguales en el primer curso.
Asimismo, Masa cuenta que las universidades privadas suelen contar con instalaciones modernas y bien equipadas que facilitan el aprendizaje y la investigación. Por otro lado, "sus campus son internacionales, lo que favorece una experiencia multicultural que aumenta la comprensión de la diversidad del mundo, fomenta la capacidad de adaptación y desarrolla la autoconfianza; además de ser muy valorada por las empresas". Además, en las universidades privadas "ayudamos a que identifiquen sus fortalezas, a que desarrollen sus soft skills , competencias como la comunicación efectiva, el pensamiento crítico, el trabajo en equipo o la resolución de problemas, que son cada vez más demandadas en todos los ámbitos profesionales, mejoran su rendimiento académico". En definitiva, la concepción de la formación en las universidades es integral, con especial cuidado a la persona, que va más allá que la mera adquisición de conocimientos.
En otros países, como Estados Unidos, se ha realizado un extenso análisis comparativo entre universidades privadas y públicas, especialmente enfocado en instituciones selectivas y sus efectos en los ingresos futuros de los graduados. Se han examinado inicialmente la rentabilidad de estudiar en universidades más selectivas frente a menos selectivas, encontrando que la selectividad inicialmente parecía influir en los futuros ingresos. Sin embargo, corrigiendo por habilidades latentes y otros factores, concluyeron que asistir a una universidad más selectiva tenía poco impacto en los ingresos futuros.
Por otro lado, en el informe se destaca que los graduados de universidades de élite en Estados Unidos, como las Ivy League (un grupo exclusivo de ocho universidades del noroeste de Estados Unidos) y otras prestigiosas, no necesariamente tenían mayores ingresos medios que los graduados de buenas universidades públicas. Sin embargo, los estudiantes admitidos en estas instituciones privadas muy selectivas tenían una probabilidad significativamente mayor de ubicarse en el 1% superior de la distribución de ingresos y ocupar posiciones de liderazgo en empresas y medios de comunicación.
El estudio también reveló que, condicionado a la misma nota de acceso, los estudiantes de familias con ingresos altos tenían una probabilidad mucho mayor de ser admitidos en universidades privadas selectivas, incluso más que los estudiantes con habilidades académicas similares pero de familias con ingresos medios o bajos. Este fenómeno se atribuye en parte a criterios de admisión que favorecen a descendientes de ex alumnos, atletas y aquellos con credenciales extracurriculares, creando una disparidad socioeconómica en la composición estudiantil.
Un estudio reciente realizado en Chile también destacó que las universidades de élite no solo impactan en los ingresos futuros de los estudiantes, sino que también refuerzan el capital social y humano de las élites a través de las generaciones, facilitando la perpetuación del estatus social alto a través de redes sociales y económicas exclusivas.
Rankings internacionales
La vicerrectora de Enseñanzas de la Universidad CEU San Pablo considera que tanto los rankings, como las acreditaciones y certificaciones, nacionales e internacionales, son herramientas fundamentales en la percepción de la calidad de las universidades y de sus titulaciones. Permiten evaluar y comparar instituciones educativas y pueden influir significativamente a la hora de elegir una universidad.
"Los rankings aumentan la visibilidad de las universidades en el panorama nacional e internacional, contribuyen a su prestigio y pueden favorecer la consecución de acuerdos con otras universidades y empresas". Además, pueden atraer talento, no solo de estudiantes, sino también de profesorado. Los rankings ofrecen una visión global de la universidad, basándose en múltiples criterios como investigación, empleabilidad, internacionalización, calidad del profesorado y recursos disponibles.
No obstante, a pesar de la importancia de los rankings, su consecución no debe ser un fin en sí mismo. "Es crucial interpretar adecuadamente la información que recogen", considera. Las universidades públicas pueden verse favorecidas por contar con más años de experiencia, mayor tamaño, diversidad de la oferta educativa y financiación pública. Sin embargo, "las universidades privadas presentan ventajas como una mayor capacidad de innovación, infraestructura moderna, equipos especializados, atención personalizada al estudiante y relaciones más estrechas con el sector empresarial, lo que puede favorecer su posicionamiento en los rankings". Asimismo, "las acreditaciones y certificaciones fortalecen la autonomía de las instituciones universitarias, demostrando que la universidad cumple con su responsabilidad legal de asegurar la calidad de su oferta académica". Reconocen los puntos fuertes, las buenas prácticas y las áreas que requieren mejora, impulsando a las instituciones a mantener y mejorar continuamente sus estándares educativos.