
El ministro de Economía de Argentina, Luis Caputo, anunció este fin de semana que, desde este lunes, el Gobierno que preside Javier Milei pone en marcha su plan para reactivar la economía del país. Y la pieza clave del programa es convertir al peso en una moneda escasa, rara y con tanta demanda que la gente esté dispuesta a pagar más dólares por hacerse con ella. Un plan para convertir al peso en una moneda escasa, como le ocurre al bitcoin, y dar un giro de 180 grados a los últimos 80 años de supremacía del dólar en Argentina.
Desde principios de año, las medidas económicas de Milei han provocado una revalorización del peso: su tipo de cambio frente al dólar ha caído mucho menos de lo que ha subido la inflación acumulada. El resultado es que Argentina es un país mucho más caro hoy para las personas que pagan en dólares de lo que era cuando el actual presidente tomó posesión el pasado mes de diciembre. Y el objetivo de Caputo es avanzar aún más en esa revalorización.
En una entrevista el sábado, el ministro de Economía anunció que el Banco Central dejaría de emitir pesos a partir de este lunes. En concreto, anunció que cancelaría dos vías por las que se seguían imprimiendo billetes: cuando el Banco Central cambia dólares por pesos y cuando los bancos venden deuda pública a la institución. A partir de ahora se dejarán de entregar pesos nuevos en ambos casos y usarán las reservas propias de la entidad cuando sea necesario. Por contra, Caputo explicó que el Tesoro retirará de circulación cerca de un billón de pesos al mes, gracias al superávit fiscal que registran las cuentas del país.
Todos estos pasos van en una dirección distinta al de la dolarización que prometió Milei en la campaña electoral. Entonces prometía destruir el peso, una moneda que calificó de "excremento", e instaurar a la moneda estadounidense como divisa principal del país. Ahora apuesta por una "competencia monetaria" en la que convivan un peso 'fuerte' y el dólar, así como cualquier otra divisa (euros, reales, libras...) que los ciudadanos opten por usar.
El 'pesocoin'
Con estas medidas, el Gobierno quiere poner un techo a la cantidad de pesos en circulación: "Vamos a hacer que el peso sea recontra escaso. De aquí en adelante la base monetaria no crece más", dijo. Una idea que se parece mucho al bitcoin, del que solo puede haber 21 millones de unidades en circulación. La teoría de su creador de la moneda digital es que si hay una cantidad limitada de monedas, el aumento de la demanda y el crecimiento económico harán que cada una de esas monedas se haga cada vez más valiosa. Desde el punto de vista monetario, no habrá inflación, sino deflación. Y eso en materia económica es mucho decir. En el entorno de la moneda digital, supone que los precios bajarán porque cada bitcoin tendrá mayor poder de compra. Para una economía, supone la mayor maldición de todas. Cualquier ministro de Economía temería a la deflación porque genera un círculo vicioso, ya que genera una reducción del gasto y la inversión, lo que supone un menor crecimiento económico y un aumento en el desempleo, lo que genera todavía menor gasto e inversión.
El plan de Caputo es algo similar. El ministro insiste en que los impuestos tendrán que seguir pagándose en pesos, por lo que seguirá habiendo demanda por la moneda argentina. Pero cada vez habrá menos pesos en circulación, por lo que la moneda se irá revalorizando con el tiempo. Pero aquí es donde entra en juego el dólar: el objetivo de Milei es que los millones de argentinos que guardan sus ahorros debajo del colchón en billetes estadounidenses se vean obligados a venderlos para conseguir pesos. Y, como los pesos serán más escasos y valiosos, tendrán que pagar más dólares a cambio. En otras palabras: revalorizar el peso y reducir el tipo de cambio.
El sueño del presidente libertario es que el precio del dólar del mercado negro, el que se usa como referencia, caiga al nivel del tipo de cambio oficial, que fija 'a dedo' el Gobierno, ante una avalancha de dólares salidos de los colchones de los ciudadanos. A partir de ese momento, Caputo podría levantar las restricciones al cambio de moneda y permitir que los argentinos elijan operar con un peso escaso y revalorizado o un dólar que ya podría usarse para cualquier operación, sin restricciones.
Los riesgos de este plan, sin embargo, son altos. Los argentinos que ahorren en el 'nuevo' revalorizado peso quedarán más expuestos, porque el Banco Central verá reducidas sus reservas y tendrá que ser muy cuidadoso para evitar ataques cambiarios organizados que hundan el valor del peso. Y la política fiscal restrictiva no hace sino incentivar el bucle recesivo que vive el país: el plan no es dar más dinero a los ciudadanos para que consuman más y reactiven la economía, sino obligarles a gastar unos ahorros en dólares que cada vez valdrán menos solo para mantener su nivel de consumo actual, ya reducido. Y si el país entra en deflación, el parón económico podría ser aún peor. La clase media que hasta ahora ahorraba en dólares para mantener su nivel de vida puede ver esfumarse ese colchón antes de que la economía se reactive.
Milei llegó al poder prometiendo recetas innovadoras frente a una política monetaria fracasada durante décadas. La pregunta que queda es saber si la solución será mejor o peor que la enfermedad, o si simplemente será una enfermedad distinta. Lo que sí se puede decir es que Milei ha querido ir con todo a poner en marcha sus teorías, en un experimento monetario sin muchos antecedentes en el mundo moderno.