Economía

La política fiscal y empresarial arrastran a España al puesto 40 en competitividad

  • Es la peor posición registrada en los últimos diez años en el índice de IMD

España cae cuatro puestos en el índice de Competitividad Mundial de IMD, y se sitúa como la 40 de las 67 economías analizadas, la peor posición registrada en los últimos diez años. Detrás de esta pérdida de posiciones se encuentra la peor percepción sobre la eficiencia del gobierno y la eficiencia empresarial. En concreto, el análisis desvela un retroceso en la competitividad de nuestras finanzas públicas, política fiscal, marco institucional, legislación empresarial y marco societario. A ello, se añaden las dudas que entre los expertos de IMD genera la productividad y mercado laboral. Un punto, este último, en el que destacan las dificultades que las empresas tienen para acceder a los profesionales con la cualificación requerida, así como el coste de la mano de obra.

Sin embargo, no todos los factores analizados son negativos. España aprueba en infraestructuras y -sobre todo- desempeño económico, un ámbito en el que asciende cinco puestos gracias principalmente a los mejores resultados en los indicadores de "comercio internacional" y "precios", estando este último vinculado a la inflación y los costes de vida en el país.

Reclaman reducir la presión fiscal

El análisis apunta a los principales desafíos para la economía española. Señalan la necesidad de reducir la presión fiscal y generar un marco normativo estable para las empresas, invertir eficientemente los fondos europeos fortaleciendo el sistema productivo y configurando una economía más resiliente, impulsar la digitalización de las empresas- especialmente de las pymes-, así como aumentar la inversión en I+D (tanto en el sector público como en el privado) para reforzar la coordinación entre los distintos agentes y promover la transferencia de conocimientos.

En las 40 ediciones en las que la entidad lleva publicando el ranking, España solo ha ocupado una posición peor a la alcanza en esta edición una vez. Hay que remontarse al año 2013 para encontrar a nuestra economía en el puesto 45. Desde entonces, se había mantenido entre los puestos 39 y 34 con ligeras oscilaciones año a año, y una posición estable en los dos últimos ejercicios ocupando la posición 36.

Singapur, lidera

Por contra, Singapur se consolida como la economía más competitiva y recupera el puesto que ya tuvo en 2020, gracias a sus buenos resultados en los cuatro factores de competitividad, especialmente en eficiencia gubernamental y eficiencia empresarial, reflejo de la solidez de los sectores público y privado. Suiza ha progresado gracias a la mejora de sus resultados económicos y su eficiencia empresarial, así como a su liderazgo continuado en eficiencia gubernamental e infraestructuras. En el caso de Dinamarca ha descendido al tercer puesto debido a una caída de sus resultados económicos.

A la vista de los resultados de esta edición, Arturo Bris, director del Centro de Competitividad Mundial del IMD, señala "creemos que las economías más competitivas del futuro serán aquellas capaces de anticiparse y adaptarse a este contexto global cambiante, al tiempo que crean valor y bienestar para sus ciudadanos, lo que también las hará sostenibles". En este sentido añade que, "entre los principales desafíos en materia de competitividad, se encuentran la transición a una economía circular y con bajas emisiones de carbono, la creciente integración de los mercados emergentes en la economía mundial y el ritmo de la transformación digital".

Completan el 'top 10' Irlanda (4º), Hong Kong SAR (5º) y Suecia ascendiendo dos puestos hasta situarse en 6ª posición, por delante de los Emiratos Árabes Unidos (7º), Taiwán- Taipéi Chino- (8º) seguidos de Holanda y Noruega.

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