Economía

El coste de los desastres naturales supera los 77.000 millones de euros, el PIB de Eslovenia

Casa destruida por el paso de un huracán en Florida.
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Los desastres climáticos ya son abrumadores en Europa y solo van a empeorar, según tres informes publicados este miércoles por el Banco Mundial y la Comisión Europea. El continente que más rápido se calienta necesita acelerar urgentemente su resiliencia climática con una inversión de entre 34 y 110 euros por persona y año.

Esta inversión, según los informes, es crucial para prevenir y adaptarse a los impactos del cambio climático, que ya están causando estragos en Europa. En 2023, los desastres naturales relacionados con el clima costaron a la UE la friolera de 77.000 millones de euros, una cifra superior al PIB de Eslovenia o la capitalización bursátil de Iberdrola.

Los informes dejan claro que la prevención y la adaptación son mucho más rentables que la reconstrucción después de los desastres. Cada euro invertido en medidas de resiliencia climática puede generar hasta 4 euros de beneficios al evitar daños futuros.

El informe destaca que la UE enfrenta costes significativos de adaptación al cambio climático hasta la década de 2030, estimados entre 15.000 y 64.000 millones de euros, lo que representa entre el 0,1% y el 0,4% del PIB del bloque comunitario. No obstante, advierte que la inacción podría resultar en pérdidas de hasta el 7% del PIB.

El director del Banco Mundial para Sostenibilidad en Europa y Asia Central, Sameh Wahba, enfatiza la importancia de que los países europeos tomen medidas para proteger vidas, infraestructuras y finanzas públicas de los impactos del cambio climático. Se señala que la ventana de oportunidad para actuar se está reduciendo.

Los estudios subrayan que los próximos 20 años de cambio climático están garantizados debido al CO2 ya emitido y destacan la necesidad de tomar medidas tempranas para prepararse para los cambios mayores que se avecinan. Esto implica una acción proactiva para adaptarse a los impactos climáticos futuros y asegurar la resiliencia de la región.

Los expertos advierten sobre la exposición de activos críticos, como servicios de emergencia, escuelas, hospitales, carreteras y líneas eléctricas, a diversos desastres naturales como inundaciones, incendios forestales, terremotos y deslizamientos de tierra. Más del 80% de las carreteras en países como España, Irlanda, Eslovenia, Portugal, Austria y Grecia están en áreas de alta susceptibilidad a deslizamientos de tierra, mientras que al menos el 70% de las líneas eléctricas en Grecia, Eslovenia, España y Bulgaria enfrentan riesgos similares. Los informes resaltan la necesidad de proteger estos activos críticos para mitigar los impactos de los desastres naturales.

Proyecto ICARIA

Recientemente se ha lanzado el proyecto europeo ICARIA, que tiene como objetivo principal aumentar el conocimiento sobre los impactos de los desastres naturales en infraestructuras estratégicas en sectores como el agua, la energía y el transporte. Esta iniciativa busca comprender cómo estos eventos podrían afectar los costes del ciclo de vida de estas infraestructuras en las próximas décadas, además de garantizar que se realicen inversiones en medidas de adaptación para hacer frente a estos cambios.

El marco integral del proyecto ICARIA abarca varias etapas fundamentales. En primer lugar, se enfoca en el desarrollo y validación de modelos avanzados capaces de simular riesgos provocados por eventos climáticos extremos, así como en el análisis de amenazas climáticas asociadas. Posteriormente, se llevará a cabo una evaluación de impactos que se centrará en identificar activos críticos y vulnerables ante estos eventos. Además, se prestará atención a los efectos en cascada, especialmente en servicios estratégicos e infraestructuras públicas y privadas relacionadas con sectores como el agua, el transporte, la energía, la vivienda y el medio ambiente.

Prevención como modo de ahorro

Invertir en adaptación al cambio climático puede resultar económico y generar retornos significativos, según indican el Banco Mundial y la Comisión Europea. Por ejemplo, cada euro invertido en advertencias tempranas de olas de calor puede generar un beneficio de 131 euros. Aunque las infraestructuras críticas, como las relacionadas con la energía, el transporte, el agua y el saneamiento, tienen costos iniciales elevados, fortalecerlas representaría solo el 3% de la inversión total en infraestructura. Sin embargo, se señala una falta de conocimiento sobre los costos de adaptación climática, lo que dificulta la toma de decisiones e inversiones debido a limitaciones técnicas y falta de información.

Hasta 323 millones de euros

Cuando se trata de cuantificar los daños causados por eventos naturales, otro de los informes de estas instituciones complementa la información, estimando que los terremotos e inundaciones podrían costarle a la Unión Europea entre 13.000 y 50.000 millones de euros al año, dependiendo de la magnitud de los eventos.

Esta última edición se enfoca en los peligros de incendios forestales y sequías, así como en los mecanismos de financiación. Concluye que se necesita hacer más para incentivar la transferencia del riesgo al sector privado.

La sequía y el calor extremo tienen impactos económicos que van desde caídas en la productividad laboral hasta interrupciones en industrias dependientes del agua. Sin embargo, los cálculos económicos a menudo solo consideran ingresos hospitalarios o exceso de mortalidad.

Según el informe, las pérdidas por incendios forestales oscilan entre 16 millones y 717 millones de euros, mientras que la sequía presenta una brecha de financiación constante que va desde 13 millones hasta 323 millones de euros.

Estas cifras solo reflejan el agujero financiero, no los daños totales. Por ejemplo, solo en el caso de los incendios forestales en España en 2023, los daños alcanzaron los 913 millones de euros.

Aunque las estimaciones sobre sequía y calor extremo son inferiores a las de terremotos e inundaciones, el peligro radica en la posibilidad de que estos eventos ocurran simultáneamente. Los autores advierten que si una sequía o un incendio forestal ocurren en un año en el que ya se ha producido un gran terremoto o inundación, es posible que no haya fondos disponibles a nivel de la UE para responder.

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