
La UE necesita una estrategia para impulsar su competitividad industrial. El proteccionismo estadounidense y el intervencionismo chino obligan al bloque a actuar. Así lo considera, al menos, Francia, que de la mano de Alemania e Italia, ha dibujado las líneas maestras del plan de la UE. Una hoja de ruta que a modo de recomendación para la próxima Comisión Europea insta a reducir las barreras burocráticas a las empresas y a priorizar a las empresas comunitarias en los procesos de contratación pública.
El encuentro entre el ministro de Finanzas francés, el ministro de Economía alemán, Robert Habeck y el ministro de Industria italiano, Adolfo Urso tuvo lugar este lunes en París. Es la cuarta reunión tras las citas en Berlín, París y Roma de los últimos meses en los que las tres grandes economías del euro han delineado los pilares de una estrategia para impulsar la competitividad industrial del bloque.
Uno de los puntos que plantearon los tres países es eliminar las cargas administrativas innecesarias con el fin de darle un impulso a la inversión empresarial. Es por ello que París, Berlín y Roma han invitado a la Comisión Europea a aplicar una simplificación burocrática ambiciosa para eliminar duplicidades y reducir las obligaciones de las pequeñas y medianas empresas.
Por otro lado, han enfatizado la necesidad de poner en marcha un programa de inversiones mientras al tiempo se impulsa la integración de los mercados de capitales en la UE. Las tres principales economías europeas quieren acelerar los procesos de aprobación de las ayudas de Estado, así como alargar las medidas temporales puestas en marcha tras la invasión militar rusa de Ucrania que flexibilizan su concesión.
Además, frente a los subsidios de los que tanto Estados Unidos como China han dotado a su industria, Francia, Alemania e Italia han llamado a aumentar la financiación de bienes públicos e infraestructuras para las transiciones verde y digital. Ha sido en este contexto que el ministro de Finanzas galo ha propuesto que se de preferencia a las empresas comunitarias en las contrataciones públicas europeas.
"Me pregunto si no deberíamos reservar una parte de los contratos públicos a los productos Made-in-Europe o incluir cuotas de productos europeos en los contratos públicos del 40%, 50% o 60%, o imponer las normas más estrictas de calidad o medio ambiente", ha señalado Le Maire.
Puso sobre la mesa Habeck, la parte colateral de tales medidas que es proteger al mercado único de la competencia desleal. "La competencia está bien pero no la desleal", afirmó. Se refirió a tácticas como inundar el mercado de productos, lo que afecta a la competencia entre productores locales y de terceros países. También a la necesidad de que las infraestructuras críticas, energéticas o de seguridad, deben ser protegidas.
Lo que se evidencia es un cambio de mentalidad. Lo describió el ministro de Industria italiano: de una economía centrada en el consumidor a una economía centrada en el productor. La primera, la centrada en el consumidor, ha dado lugar a un sistema que se cimenta en el consumo de servicios "que vienen de otro continente" y que en muchos casos no cumplen las normas de la UE.
La economía centrada en el productor, ha explicado Urso, favorece la lucha contra la competencia desleal, como el dumping, las subvenciones o los requisitos que se imponen a los productos. Pese a que los tres Gobiernos son de familias políticas distintas, ha indicado el italiano, comparten una visión común de por dónde debe avanzar la próxima Comisión Europea, la que surja de los comicios de junio y se forme en noviembre.
Si bien la Ley de Reducción de la Inflación estadounidense obligó a la UE a repensar su estrategia de competitividad industrial, no ha sido hasta este 2024 que se ha convertido en el plato fuerte de las conversaciones del bloque. De hecho, la Cumbre extraordinaria de líderes de la UE que tendrá lugar a finales de abril tiene como punto central de discusión la estrategia de competitividad de los Veintisiete. Deben reequilibrar su visión, adaptarse a las prácticas que tanto China como Estados Unidos han desplegado si las empresas europeas no quieren quedarse atrás, especialmente en las transiciones verde y digital.
París está dando impulso a una retórica que quiere poner en el foco del debate comunitario la estrategia de competitividad, especialmente tras las elecciones europeas. No es que Alemania esté muy por la labor de reequilibrar las relaciones comerciales en este momento en el que su economía no pasa por su momento óptimo, pero otras voces comunitarias reclaman medidas para la industria.