
Candelaria Carrera es la presidenta de ATA Extremadura, licenciada en derecho por la Universidad de Extremadura. Llegó a ATA en el año 2005 cuando comenzaron a llevar la asesoría jurídica de la Asociación de Trabajadores Autónomos de Extremadura, ATA. Un año después, Lorenzo Amor, presidente de la asociación regional en aquel momento, le propuso formar parte de su candidatura como Secretaria General. Carrera siempre ha sido una firme defensora de la importancia de los autónomos en la economía regional, pero también reivindicativa por los derechos de las mujeres, una lucha que se visibiliza este 8 de Marzo.
¿Cuál es la situación de las mujeres autónomas en Extremadura?
Las mujeres autónomas están siendo el motor del crecimiento del colectivo en la última década en nuestro país y en Extremadura, lo que refleja el cambio social que estamos viviendo. Sin embargo, siguen encontrando obstáculos añadidos desde que inician su actividad hasta que se jubilan.
El primero, la falta de cultura emprendedora, que nos afecta especialmente a las mujeres y es la causa de que muchas buenas ideas no se acaben convirtiendo en buenos negocios.
Las dificultades de acceso a la financiación también suponen un freno importantísimo. Las mujeres tienen entre un 10% y un 20% menos de posibilidades de obtener un crédito bancario que un varón, lo que evidencia que se siguen manteniendo estereotipos de género en los procesos de concesión de préstamos.
La brecha digital de género no se está abordando con la debida contundencia y es clave para no perder el liderazgo de la revolución tecnológica.
Y por supuesto, el gran caballo de batalla, la imposibilidad de conciliar la vida laboral y familiar.
¿Cómo ha sido el camino recorrido?
Han sido muchos los logros conseguidos en los últimos años, sobre todo a raíz de la promulgación de la Ley Orgánica de Igualdad entre Mujeres y Hombres y el Estatuto del Trabajo Autónomo.
Estas normas ayudaron a equiparar las situaciones de maternidad y los riesgos asociados al embarazo con las trabajadoras por cuenta ajena y se ha avanzado mucho en la protección de las autónomas víctimas de violencia de género en cuanto a prestaciones de la Seguridad Social y protección.
Por otro lado, su reconocimiento como un factor clave en el desarrollo económico de la región también ha mejorado y se tiene en cuenta la importancia del aprovechamiento de todo el talento más que nunca. Esto ha propiciado que se hayan articulado ayudas que favorecen el emprendimiento femenino y la incorporación de las mujeres al mercado laboral a través del autoempleo.
Sin embargo, queda mucho camino por recorrer en todos los aspectos.
¿Cuáles son las principales reclamaciones de las mujeres autónomas?
Desde ATA consideramos que debe apostarse por una estrategia de emprendimiento para mujeres y en igualdad, que aborde todos los problemas que tenemos y busque soluciones a través de medidas concretas.
En realidad, apostamos porque se afronte un reto conjunto y se trabaje en una educación y un fomento del emprendimiento en igualdad, que es la base.
Se deben articular ayudas públicas que además de facilitar la tarea de emprender, atiendan al crecimiento y consolidación de los diferentes negocios, esto es fundamental.
Y por supuesto, hay que seguir avanzado en formación digital, considerando la especial desventaja de la que parten muchas mujeres. Programas adaptados a sus horarios, personalizados y tutorizados hasta la implementación de las herramientas tecnológicas adecuadas.
Por último, además de proyectos y programas que fomenten la corresponsabilidad, necesitamos que las administraciones públicas proporcionen ayudas a la contratación de personas que sustituyan a autónomas y autónomos durante los períodos de descanso por maternidad y paternidad, incluyendo meses antes a la fecha del alumbramiento, la adopción o el acogimiento. Esto evitaría el cierre de negocios rentables que, en muchas ocasiones, no vuelven a abrirse. Y qué duda cabe, apostar por la gratuidad de los centros educativos para menores de 0 a 3 años y ayudas para sufragar costes de campamentos o ludotecas durante las vacaciones escolares.
¿Cómo concilia una autónoma su vida familiar con la profesional?
Este sigue siendo el principal hándicap que encuentran las emprendedoras, sobre todo si deciden ser madres o tienes personas dependientes a su cargo. En estos casos, les toca desdoblarse, ya que las mujeres siguen asumiendo los cuidados del hogar y la familia en un porcentaje altísimo respecto al tiempo dedicado por los hombres a esas tareas.
Además, hay otro factor importante. El nivel de estrés y culpabilidad que les supone no ocuparse de forma personal de todo lo que sucede en el entorno familiar. Este es el resultado de conceptos sociales inculcados desde la infancia en sociedades todavía machistas, como la española. Incluso se renuncia antes de que se produzca la maternidad. Hay muchos ejemplos de mujeres con una trayectoria profesional de éxito que cuando deciden ser madres, comienzan a renunciar a cuestiones relacionadas con sus negocios por las que llevan mucho tiempo trabajando, como abrir nuevas líneas, o ampliar el territorio de ventas y expansión.
La imposibilidad de conciliar ambas facetas es la principal causa de cierre de negocios creados por autónomas, y a pesar de conocerse el dato, el sistema ofrece pocas medidas concretas para solucionar este problema. Olvida el coste personal y económico que supone el cierre de cientos de negocios en nuestro país sin causa empresarial que lo justifique; mucho más que el gasto que conllevaría articular políticas activas que incidan directamente en el problema.
Qué es lo que más me cuesta siendo mujer y presidenta de ATA. ¿Hay diferencia de género en los cargos de representación?
Tengo la suerte de pertenecer a una organización que ha primado el talento y la capacidad por encima de otras cosas. Y no me refiero a mí, el ejemplo es generalizado. Son muchas las ATA autonómicas que están dirigidas por mujeres y constituyen mayoría en sus respectivas juntas directivas, como el caso de Extremadura.
Sin embargo, no voy a negar que esto no ha sido de color de rosa y una excepción a lo que hace 15 años te encontrabas en el panorama asociativo empresarial extremeño. Fui una de las pocas que presidía una asociación compuesta por hombres y mujeres y tuve que derribar muchos muros para que otros representantes me consideraran su igual. Afortunadamente, esa hegemonía va cambiando poco a poco y cada día son más las mujeres que lideran organizaciones empresariales.
Pero todo va más lento de lo deseable. Hay que seguir impulsando que las mujeres autónomas y empresarias abanderen espacios de decisión y aporten sus modelos de gestión, transformacionales e inclusivos, que son vitales para cualquier entidad en pleno siglo XXI.
¿Cómo será el futuro?
Las guerras, las pandemias, los contextos de inflación, el cambio climático y otras circunstancias semejantes, suponen un freno importantísimo para los avances hacia la igualdad real. Hablamos que al ritmo actual, solo en Europa tardaríamos en conseguirla alrededor de 60 años.
No obstante, quiero ser optimista. Las autónomas suponemos un peso en la economía del que ya no se puede prescindir, y a pesar de todos los muros que quedan por derribar, estamos dando pasos de gigante en muchos aspectos. Hace relativamente poco tiempo, no teníamos presencia en sectores con mucha fuerza y ahora somos mayoría en algunas actividades como las profesionales, científicas y técnicas y las financieras y de seguros. Nos estamos digitalizando a una velocidad de vértigo y estamos aportando modelos de gobernanza diferentes que están resultando más que rentables.
Pero no se puede bajar la guardia y hay que seguir exigiendo cambios que favorezcan el emprendimiento en condiciones de igualdad, visibilizando a las mujeres autónomas para que puedan ser referente de las nuevas generaciones y alzando la voz ante cualquier situación discriminatoria que nos afecte.