
La espiral alcista que dibujaban los precios de la energía tras la invasión de Ucrania ponía a prueba el funcionamiento del mercado energético en la UE. El suministro se convirtió en un desafío, luego transformado en catalizador de una aceleración a las tecnologías verdes. Los Gobiernos dispusieron medidas para paliar el golpe. Y en este marco, España se sitúa en tercer lugar entre los países de la UE que han concendido, desde el inicio de la contienda, más ayudas de Estado en relación al Producto Interior Bruto (PIB), por detrás de Alemania y Hungría.
El dato actualizado a fecha de junio 2023 lo proporciona un informe elaborado por la Comisión Europea. Las ayudas dispuestas por Madrid representan el 0,45% de su PIB, en tercer lugar entre los países que han destinado una mayor proporción. Encabeza la lista, sin sorpresa alguna, Alemania con un 0,9% sobre el PIB, una de las economías más afectadas por el corte de suministro de gas ruso. Y en segundo lugar Hungría con un 0,68% de su PIB.
A España le sigue Portugal en cuarto lugar. Lisboa se acerca a Madrid con un 0,41% de su PIB vehiculizado a ayudas de Estado tras la guerra. Italia y Rumanía, en el quinto y sexto puesto, aglutinaron en ayudas de Estado, ya lejos, el 0,26% y el 0,20% de su PIB.
Pero es que en términos absolutos España también es tercera. Suma algo más de 12.000 millones de euros en ayudas de Estado. El informe evidencia que el 54% las ayudas de España se concedieron al mecanismo de ajuste de los costes de los combustibles fósiles del Mercado Ibérico de Electricidad (MIBEL), unos 6.600 millones de euros. Se refiere al mecanismo ibérico, la medida de España y Portugal para reducir el precio mayorista de la electricidad. Portugal dispuso 1.200 millones en virtud de la misma medida del MIBEL, que representa el 80% de la ayuda total concedida por el Ejecutivo luso.
El podio cambia ligeramente con las cifras absolutas. La lista la encabeza Alemania y sus más de 72.000 millones de euros, es decir, más del 50% del total de la ayuda dispuesta por los países de la UE. El segundo puesto es para Italia, superando los 39.000 millones.
La polémica empapa tales datos. La flexibilización de ayudas de Estado, adoptada por Bruselas en abril del pasado año, no se ejecutaba sin controversias. La idea de que los Estados miembro dispusieran ayudas a la industria ponía en entredicho la igualdad de condiciones dentro del mercado único. Los países con mayor músculo fiscal, como Alemania, serían capaces de poner a disposición de sus empresas más financiación que otros Estados más pequeños y esto suscitaría desigualdades dentro de la UE.
Transición verde
El razonamiento detrás de esta flexibilización de las ayudas de Estado es que los países pudieran impulsar la transición hacia una economía basada en tecnologías verdes. El jaque de Rusia al suministro comunitario de combustibles fósiles aceleró la necesidad de transformar el sistema energético para dejar atrás dependencias dañinas y fortalecer la autonomía del bloque. Pero también para que las empresas europeas no perdieran la carrera por la competitividad ante la enorme dotación de subsidios dispuestos por Estados Unidos y China a su propia industria.
El informe de la Comisión Europea destaca que, aunque "Alemania es el país que más ha gastado", ha destinado el 55% de la ayuda total concedida a las recapitalizaciones de las empresas energéticas Uniper (33.000 millones de euros) y SEFE GmbH (6.500 millones de euros). Por el contrario, Italia y Rumanía han recurrido en mayor medida a instrumentos reembolsables, principalmente avales.
No es que tal mención haya sentado muy bien de puertas para adentro en Alemania. Berlín se siente directamente señalada por Bruselas, con unas cifras que invitan a interpretar que distorsiona el mercado comunitario.
La financiación no tenía otro objetivo que ayudar a dos empresas afectadas por la crisis energética derivada de la guerra de Ucrania al tiempo que se estabilizaba las provisiones de gas. De hecho, el informe explica que la "recapitalización se justifica por el carácter sistémico de estas dos compañías suministro energético, que se extiende más allá del mercado mayorista alemán", porque desde este país se suministra también a otros Estados miembro.
Como recordatorio, Bruselas viene pidiendo desde hace meses a los Estados miembro que los estímulos fiscales pasen a ser específicos y focalizados. La idea es que la política monetaria y fiscal no se contradiga, no choquen. Sin embargo, en otoño extendía hasta junio esta flexibilización de las ayudas de Estado, también a petición de los Estados miembro, que incluyen en sus presupuestos para 2024, todavía, amplios estímulos fiscales.