
Las elecciones europeas de junio proyectan un horizonte para el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, en su cargo en Bruselas: "En teoría hasta octubre", comenta. Considera que "hay muchas decisiones que tomar hasta entonces" desde la Comisión Europea, y cree que la segunda fase del plan de Recuperación, la que comienza ahora, será la más desafiante, por las inversiones. Después de esta etapa en Bruselas, "Grecia", bromea, aunque en realidad su plan es volver a Italia. Descarta presentarse como candidato a los comicios comunitarios por el partido socialista aunque aboga por continuar con el Pacto Verde emprendido en este mandato.
¿Qué motivos subyacen para la ralentización de la economía española este año?
Yo compraría los resultados españoles para toda la economía de la UE. Después de un muy buen resultado en 2022 y 2023, tendremos un buen resultado en 2024, si lo comparamos con la media europea. Si comparamos España con las otras cuatro grandes economías europeas, es una de las que muestra un crecimiento más fuerte. Creo que la influencia de la incertidumbre, por un lado, y la reducción del comercio están afectando al crecimiento español. Puede que otras economías sean menos dependientes de la demanda externa. Francia, por ejemplo, depende menos de la demanda externa. Lo que en sí mismo no es ni bueno ni malo.
¿Cómo puede repercutir la situación de Alemania a las principales economías europeas?
Alemania tiene un impacto. Hay razones para este crecimiento negativo alemán en 2023 y muy, muy bajo en 2024. Nuestra previsión es del 0,3%. La previsión del ministro de economía alemán, que es incluso más baja, del 0,2%. Las razones que afectan a Alemania son los precios de la energía y una economía orientada a la exportación. Los precios de la energía, si no hay sorpresas geopolíticas, están bajando. Se dan las premisas para que Alemania reinicie su actividad económica. También porque los salarios suben. Y porque los consumidores no gastan, lo que significa que acumularon ahorros. Dicho esto, sabemos que algunos retos son más estructurales: el envejecimiento, la digitalización, la energía, en general. Nos referimos a Alemania, pero nos referimos a gran parte de la economía europea. El impacto de todo esto es, por supuesto, grande.
¿Qué baraja Bruselas ante el impás de la reforma del subsidio por desempleo asociado al cuarto pago del fondos Next Generation?
Estamos en conversaciones con las autoridades españolas. Estamos al tanto de la votación en España y del proceso. Tenemos un diálogo estrecho con el gobierno español. Me reuniré también con Carlos Cuerpo en Madrid el próximo mes.
Bruselas ha desembolsado más de 224.000 millones del Plan de Recuperación desde junio del 2021 ¿Cómo ve el despliegue?
Las dos mitades del Plan de Recuperación son distintas. En el primer periodo, los tres primeros años,se hicieron muchos esfuerzos en muchos países, se adoptaron varias reformas. Pero el gran bloque de inversiones debe ponerse en marcha en los próximos tres años. Para mí esto es motivo de preocupación, pero también de optimismo. La preocupación es si seremos capaces de seguir por este camino. Por el momento, estamos más o menos en línea con la planificación, aparte de Polonia, Hungría, quizá los Países Bajos por diferentes razones. La segunda parte es, desde el punto de vista de la inversión, más desafiante que la primera. Este es el motivo de preocupación. El motivo de optimismo es que, si somos capaces de aplicar la segunda parte, podría tener repercusiones más fuertes en la economía que la primera.
Algunos líderes de la UE piden que se extienda el Plan de Recuperación más allá de 2026 y otros piden un instrumento similar permanente para hacer frente a las crisis. ¿Está de acuerdo?
El mensaje debería ser: tenemos un plazo y nos interesa a todos, teniendo en cuenta la ralentización de la actividad económica, respetar estos plazos y hacer los esfuerzos necesarios en los próximos dos o tres años para aplicar reformas y las inversiones. Cualquier decisión de aplazamiento dependerá del próximo ciclo político. Pero no veo, honestamente, las condiciones políticas para aplazar. Y, jurídicamente, la decisión de captar dinero común en los mercados tiene un plazo claro. Para cambiar este plazo, hay que pedir la aprobación de 27 o 29 parlamentos. Así que, sinceramente, yo no gastaría mucho capital político en esto. Pero comparto plenamente lo que dice el primer ministro portugués de que tras la implementación de los Next Generation EU, tenemos que discutir, lo antes posible: ¿qué viene después? Hay algunos objetivos europeos que merecen también financiación común.
¿Cómo cuáles?
Puedo mencionar la defensa o las tecnologías limpias. Von der Leyen propuso algo parecido con un fondo europeo de soberanía. Estratégicamente, económicamente, políticamente, el mecanismo que utilizamos en Next Generation EU, no puede ser un paréntesis. O cambiamos completamente las normas de ayuda de Estado o nos quedamos sin herramientas para los programas comunes. Así que la cuestión de qué viene después de los Next Generation EU es crucial. Y creo que el debate debería comenzar ya el año que viene con una nueva Comisión, Parlamento, etc
Sin una extensión del plan de Recuperación más allá de 2026, ¿Bruselas tiene alguna herramienta para mejorar la absorción de fondos?
Hicimos todo lo posible para facilitar la absorción, dar mayores oportunidades a los intermediarios financieros. La decisión de las inversiones se toma en el plazo del plan, y se pueden financiar los proyectos en los siguientes años. Se trata de negociar con la Comisión un programa claro de inversiones. Creo que existe la posibilidad de absorber esta cantidad de dinero.
Con la vuelta a las reglas fiscales, ¿qué países podrían entrar en procedimiento de déficit excesivo?
Creo que no es ningún misterio. Nos fijaremos en los resultados de 2023 y tomaremos una decisión. No creo que haya forma de presentar todo esto como una amenaza de vuelta a la austeridad. Es mucho más complicado de lo que propuso la Comisión, pero el final de la historia es algo que en muchos casos es más flexible, más orientado a medio-largo plazo, más diferenciado país por país. En general, más aplicable y más flexible que las normas que tenemos. A menudo oigo comparaciones con las normas que no teníamos de 2020 a 2023. Sí, en este caso las normas son más exigentes porque no tuvimos normas durante cuatro años. Y creo que fue una decisión acertada. Sé que no fue nada fácil tomar esta decisión porque algunos Estados miembros estaban en contra. Así que el hecho de que hayamos mantenido este régimen extraordinario durante casi cuatro años no significa que debamos comparar las nuevas normas con las no reglas. Por supuesto que son más restrictivas que las no reglas.