Economía

España arrastra un lastre en educación y productividad que aleja la riqueza per cápita del promedio europeo

Trabajadores en paro acuden a una oficina del SEPE en Madrid. Europa Press
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Los expertos de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) y el Consejo General de Economistas (CGE) coinciden en un análisis sobre la pérdida de productividad de la economía en que España arrastra un lastre por el desaprovechamiento del factor humano, lastrado por la formación y la educación, que aleja al país del sueño de la convergencia con la eurozona en términos de riqueza por habitante. Un modelo empresarial basado en el empleo poco productivo y la elevada tasa de paro diferencian el signo negativo de España en este sentido: en 2023, el PIB per cápita se situa a 16,8 puntos del promedio del conjunto de los países del euro.

Y es que el talón de aquiles de la economía española son, esencialmente, la productividad (más en concreto, la productividad total de los factores, que es la eficiencia del conjunto de la economía), y una mano de obra desaprovechada. Los expertos han insistido en invertir sobre el factor humano, consensuando una reforma educativa. La comparativa en este sentido es clarividente: los indicadores del Informe PISA se han deteriorado de forma constante durante gran parte del milenio y, aunque ahora se estanca esa caída, no hay atisbos de cerrar la brecha.

Tal y como explican desde Fedea y el CGE, hay evidencias de que el nivel de formación está relacionado directamente con la productividad; y, a su vez, el avance de la productividad guía las mejoras salariales. En este punto España tiene un desajuste: la ocupación no ha evolucionado de froma aparejada con la mejora de la educación y la formación. Es el ejemplo del infraempleo y la sobrecualificación, aquellos puestos en los que el trabajador tiene una mayor formación de la que requiere el puesto que ocupa. Es decir, España no aprovecha todo su potencial en el caso del factor humano. Una tasa de ocupación (ocupados respecto a la población en eda de trabajar) del 66% o una tasa de paro cercana al 13% así lo refrendan.

La dualidad o temporalidad del mercado laboral también es un ancla para la mejora de la capacidad de los empleados para generar valor añadido. "Un trabajo temporal implica un menor potencial para mejorar la productividad que un trabajo estable. Serían óptimas políticas activias de empleo enfocadas en perfilar al trabajador y fomentar el 'reskilling' de los trabajadores", según el ex secretario de Estado de Empleo, Juan Pablo Riesgo.

La temporalidad es desfavorable porque ni empresa ni trabajador están incentivados a mejorar sus niveles de productividad, ya que el recorrido de la relación laboral es limitado para ambos. Problema de la discontinuidad que ataca también a los contratos indefinidos fijos-discontinuos.

Deberas para las empresas

El tamaño de las empresas, esencialmente pymes que dan empleo hasta 50 personas, también resta competitividad en el exterior por tres aspectos relacionados. Primero, que las dinámicas de trabajo en las pymes, muchas de ellas con un tamaño de micropyme, restan productividad. Segundo, que estas empresas lo tienen crudo para competir en el sector exterior. Y tercer, que en realidad la productividad de la mediana y gran empresa española sí converge con el promedio europeo.

Aunque la inversión en factores intangibles como el I+D es el único indicador de la inversión productiva que ha mejorado respecto al nivel previo a la pandemia, la brecha histórica con el promedio europeo llega a ser del 50% en las empresas privadas. Este factor también ha sido destacado por los expertos, que apremian a mejorar la inversión.

La presentación de la sesión ha corrido a cargo del presidente del CGE, Valentín Pich, y del director ejecutivo de Fedea, Ángel de la Fuente. Entre los expertos que han intervenido se encuentra Javier Ferri, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia e investigador asociado de Fedea; Juan Pablo Riesgo, ex secretario de Estado de Empleo, socio responsable de EY Insights y socio de People Advisory Services EY España, y José Carlos Sánchez de la Vega, profesor titular de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia y director técnico del Informe de Competitividad Regional del CGE.

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