
Las sucesivas manifestaciones agrícolas que atraviesan las principales capitales europeas tienen en vilo a Bruselas. La capital belga es protagonista de una nueva jornada de protestas de sector agrario que obligan a reaccionar a las instituciones comunitarias. La Comisión Europea ha propuesto este miércoles extender hasta el 5 de junio de 2025 la suspensión de los aranceles a las exportaciones ucranianas. No obstante, su planteamiento contempla ciertas salvaguardias con las que intenta dar respuesta a las preocupaciones del campo así como a las que Polonia, Rumanía, Bulgaria, Eslovaquia y Hungría manifestaron por las presiones del grano ucraniano en los mercados locales. El Ejecutivo comunitario propuso reactivar los aranceles en caso de perturbaciones en los mercados de la UE y eliminar la obligación de dejar en barbecho las tierras de cultivo
Lo que ha planteado el Colegio de Comisarios es una extensión de un año, hasta junio de 2025, de la exención de aranceles a las importaciones ucranianas. Bruselas ha planteado también renovar un año más, hasta 2025, la suspensión arancelaria a las importaciones de Moldavia, en vigor desde julio de 2022. Tales medidas que se pusieron en marcha, principalmente, con la intención de apoyar a Kiev tras la agresión militar rusa y pretende, principalmente, garantizar la salida de cereal del que es considerado el granero de Europa. Sin embargo, la exención arancelaria provocó malestar en los Estados miembros colindantes, que vieron como los precios de su producción local se hundió ante el excedente que abarrotó los mercados.
En un intento por dar respuesta a tales inquietudes, el Ejecutivo comunitario ha puesto sobre la mesa ciertas salvaguardias. Una de ellas, según ha explicado el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, permitirá tomar medidas correctivas en caso de perturbaciones significativas en el mercado de la UE o en los mercados de uno o varios Estados miembros.
La otra de las salvaguardias afectará a productos más sensibles, como aves de corral, huevos y azúcar, y consta de una especie de freno de emergencia que permita estabilizar las importaciones a niveles de 2022 y 2023. Es decir, si las importaciones de estos productos superaran los volúmenes medios de 2022 y 2023, se volverían a imponer aranceles que garanticen que no se superen estas cifras.
Las manifestaciones de los agricultores que colapsan las principales ciudades comunitarias en las últimas semanas tienen mucho que ver con el malestar que ha provocado en el sector la exención a las exportaciones ucranianas. La Cumbre de líderes de la UE que se celebrará este jueves en Bruselas llevará la crisis de la agricultura europea de la mano del presidente del Ejecutivo galo, Emmanuel Macron, que propondrá que una parte de la financiación para Ucrania hasta 2027, dotada de 50.000 millones de euros, se destine al sector agrícola.
Polonia, Rumanía, Bulgaria, Eslovaquia y Hungría anunciaron, la pasada primavera, que impondrían un veto a las importaciones de cereal ucraniano en un intento por proteger a sus propios agricultores. Una medida rechazada y reprendida desde Bruselas al considerar que pone en jaque los fundamentos del mercado único, la libre circulación de bienes entre Estados miembro. Las propuestas de Bruselas de este miércoles han deben ser respaldadas por el Consejo de la UE y por el Parlamento Europeo antes de que llegue la fecha indicada.
Según ha explicado Schinas, las medidas anunciadas este miércoles no solo suponen un "apoyo tangible a Ucrania" también responden a las preocupaciones de los actores europeos y supone un revulsivo para la seguridad alimentaria global. Por su parte, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, ha reconocido que los "agricultores europeos están bajo presión por varios frentes", entre los que ha mencionado el alza del coste de los productos o la caída del precio del cereal, que descendió hasta un 30% a lo largo de 2023.
El comisario eslovaco dio más detalles para contextualizar el malestar del sector agrícola: el valor de la producción de cereales se desplomó en 20.000 millones en 2023 frente a 2022. Los ingresos de los agricultores son cada vez menores y se requieren inversiones y un diálogo estratégico para el futuro de la agricultura en Europea, para "evitar la polarización". El sector no sólo afea las medidas facilitadoras a Ucrania sino la conocida Ley de Restauración de la naturaleza que, consideran, pone en jaque su actividad.
La exportación de grano ucraniano también ha tensado la futura ampliación de la UE. La adhesión de Ucrania y Moldavia ha suscitado múltiples reticencias, especialmente en el sector agrícola por la redistribución que supondría de fondos de la PAC en detrimento de los mayores beneficiarios actuales (Francia o España entre ellos) y en favor de la producción ucraniana. Aunque a los reproches se sumaron las amenazas que supone a la actual producción comunitaria la emergencia de un productor de cereal con tal tamaño.