
Apenas había comenzado el año y la cuenta atrás para las elecciones europeas ya había suscitado revuelo en las altas filas de las instituciones comunitarias. Algunas sillas en las altas esferas se tambalean y otras, claró está, caerán más pronto que tarde. La carrera por los top jobs de la UE empieza a configurarse con la vista puesta en los comicios de entre 6 y 9 de junio, que abocan a una revalidación de Ursula von der Leyen como candidata de los populares, lo que deja al aspirante socialdemócrata Nicholas Schmit con reducidas posibilidades.
No es fácil prever como se configurarán los puestos de la UE durante siguiente ciclo legislativo. Los partidos políticos deben presentar un spitzenkandidat, el aspirante a jefe del Ejecutivo comunitario. De erigirse Ursula von der Leyen como la candidata de los populares, se presentaría como la favorita, la aspirante con más números para ocupar la jefatura de la Comisión Europea, en el que sería su segundo mandato. Pese a que no ha confirmado aún su intención de revalidar su cargo, todos los indicadores apuntan a que será la elegida en por los conservadores europeos en Bucarest a principios de marzo.
Esa la postura más proclive a las políticas verdes de Von der Leyen, ha propiciado que en las filas de los populares se a lea con cierta afinidad y cercanía hacia la izquierda. Aunque la alemana es la opción más segura para el PP europeo, ciertos segmentos de la formación europea ven en su presidente, Manfred Weber, un candidato más afín aunque con menos posibilidades.
En este baile de nuevos cargos emerge la figura del comisario de Empleo, Nicholas Schmit, como candidato de los socialdemócratas. No es que el luxemburgués sea uno de los pesos pesados de la política comunitaria, más bien ha mantenido siempre un perfil bajo y discreto. Su papel como comisario de Empleo ha estado más vinculado a impulsar el diálogo social a nivel europeo y los derechos de los trabajadores.
De hecho, en nota de prensa, los socialdemócratas europeos han destacado que Schmit ha formado parte de la construcción de "una Europa más fuerte, justa y sostenible". Que el luxemburgués sea la cabeza de los socialistas para estos comicios europeos tiene que ver también con que otros nombres de relevancia han salido del mapa, como el holandés Frans Timmermans, que lideró a los socialistas en 2019, volvió a la política nacional. Otra de las figuras de peso, el portugués de António Costa, se ha visto fuera de la palestra tras el escándalo de corrupción que salpicó a su Gobierno el pasado año.
Idas y venidas de Michel
El primer revuelo del año vino del presidente del Consejo de la Unión Europea, Charles Michel, que manifestó su intención de presentarse a las elecciones europeas. No obstante, el belga dio un paso atrás y se retractó de su decisión a última hora del viernes. Finalmente no concurrirá a los comicios.
La primera consecuencia, de seguir adelante, sería que su silla quedaría vacía antes de finalizar su mandato y los líderes de la UE tendrían que decidir quién le sucedería en el cargo a fin de evitar que el primer ministro húngaro, Viktor Orban, cumpliera tales funciones en calidad de presidencia rotatoria del Consejo de la UE a partir de julio.
Las intenciones de Michel descuadraban la agenda, ya que lo habitual sería que continuara en el cargo hasta que en noviembre, cuando el Colegio de Comisarios esté plenamente operativo. El principal aspirante al puesto era el ex primer ministro italiano Mario Draghi, una de las figuras más reconocidas de la política europea. También sonaron otros nombres como el del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, o la primera ministra danesa, Mette Frederiksen. Aunque el italiano era el favorito, no era muy proclive a ocupar el cargo únicamente hasta noviembre.
El proceso de selección de la UE
De cara a las elecciones, los partidos políticos deberán presentar un spitzenkandidat, procedimiento por el que se elige al jefe del Ejecutivo comunitario. Los comicios en la práctica se basan en un Parlamento Europeo, dividido en varios bloques políticos supranacionales en los que se integran los partidos nacionales de afinidades ideológicas, por ejemplo, el Partido Popular Europeo agrupa a los conservadores o el Partido Socialista al centro izquierda. Tras las elecciones en la Eurocámara, los eurodiputados deberán votar a los spitzenkandidaten, propuesto por cada grupo para liderar la Comisión Europea. La candidatura más votada deberá ser respaldada también por los líderes de los Veintisiete países de la UE.