
Las islas Malvinas gozan de una economía próspera que repercute en los 3.662 habitantes censados que tiene el archipiélago bajo control británico. Destacan las exportaciones de carne ovina y el turismo, pero es el sector pesquero el que ofrece a la colonia británica mayores beneficios.
El turismo, además, va en aumento. Los 80.947 turismas que visitaron las Malvinas en 2022 aportaron ingresos por valor de unos 20 millones de dólares, aunque la industria que más le aporta a las Malvinas, de largo, es la pesquera.
La pesca supone el 58,5% del PBI malvinero y ese mismo año generó unos ingresos de 193,69 millones de dólares, a los que hay que añadir otros 30 millones en concepto de licencias de pesca, que ofrece a numerosos actores, entre ellos a China y España. El Reino Unido ha llegado a un acuerdo con España para que los barcos nacionales (la gran mayoría gallegos) puedan faenar en aguas de las Malvinas durante los próximos 25 años.
El calamar es el principal producto que capturan los buques españoles. De hecho, en torno al 20% del calamar que se concume en Europa procede de las aguas incluidas en las 200 millas bajo control británico en torno a las Malvinas, y llega a los países europeos a través de los puertos españoles.
El Reino Unido concede licencias de pesca en la zona sin control aparente, algo que viene denunciando Argentina desde hace décadas y que ahora se ha acentuado porque las autoridades argentinas anuncian que en el caladero que rodea las islas se captura el doble de lo que marcan prácticas de pesca responsable y sostenible, y el caladero está muy mermado, por no decir casi agotado.
El Reino Unido, lejos de abordar la cuestión, cada vez concede más licencias de pesca. Tras su salida de la UE, el Reino Unido encareció un 12% las licencias de pesca en las Malvinas en 2022, después de eliminar la aplicación del arancel de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para la pesca en las Malvinas. En todo caso, ese año ya autorizó el ingreso al Viejo Continente de una cuota anual de 75.000 toneladas de calamar Loligo.
La alta demanda de licencias de pesca propició un aumento del precio, lo que supuso que los armadores españoles propietarios de barcos que faenan en la zona desembolsaran cerca de 365 millones de euros por la comercialización de productos, en especial el calamar.
Malvinas sigue a lo suyo y ha proyectado la construcción de un nuevo puerto, aunque utiliza regularmente también los uruguayos. Así se reemplazará el antiguo puerto, construido en 1984, dos años después de la fallida invasión argentina del archipiélago.
Argentina no mantiene relaciones con el Reino Unido sobre temas de pesca en la zona desde que en 2016 cortó los contactos tras la cancelación de los acuerdos Foradori-Duncan, pero tiene todas las de perder frente a los británicos, a los que les importa poco que se agoten los caladeros.
Los kelpers viven bien
En las islas Malvinas viven actualmente 3.662 personas, según el censo oficial, y cerca del 16% de ellas no son de origen británico. En el archipiélago conviven hasta 60 nacionalidades y abundan especialmente los chilenos, que son más de dos centenares.
Los argentinos son reticentes a trabajar en las Malvinas porque lo consideran territorio propio ocupado por el Reino Unido y no quieren contribuir a la economía de un archipielago usurpado, pero no los chilenos, cuyo Gobierno, con Augusto Pinochet a la cabeza, fue aliado del Reino Unido durante la invasión argentina y posterior guerra de las Malvinas en 1982.
Los kelpers (término británico para denominar a los malvinenses o malvineros) disfrutan de las ventajas de la que es una ecónomía sólida. La tasa de paro de las islas no llega al 1% y la inflación no ha superado el 3% en el último lustro. Esta colonia británica es el quinto mayor territorio en cuanto a PBI del planeta, algo que podría verse aún más favorecido si el Reino Unido progresa con la explotación de las reservas de petróleo de las que también dispone la zona.

Lo que no parece factible esque las Malvinas acaben formando parte de Argentina. En el referéndum celebrado en las islas en 2013, el 99,8% de los kelpers decidieron mantener el estatus de "territorio británico de ultramar".
Argentina mira a España con recelo
Las autoridades argentinas están preocupadas por el enorme volumen de barcos que pescan en aguas de las islas Malvinas, cuya soberanía por parte del Reino Unido no reconoce el país sudamericano, que las considera propias. Para los sucesivos gobiernos de la República Argentina, las islas Malvinas forman parte del departamento Islas del Atlántico Sur, de la provicia Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, cuya capital es Ushuaia.
El control de la pesca en la zona se le escapa a Argentina, especialmente si se trata de aguas bajo soberanía británica. En las propias de las inmediaciones, Argentina denuncia la presencia de numerosos barcos de pesca que faenan ilegalmente de manera habitual, la mayoría de ellos asiáticos.
Ahora, el Gobierno argentino de Javier Milei mira con preocupación la enorme presencia de barcos en aguas de las Malvinas. Argentina asegura que el gran caladero de la zona se ha reducido considerablemente. Las autoridades hablan incluso de "depredación" por parte de estas grandes flotas, como la china, que ha llegado a sumar en la zona más de 300 buques pesqueros .
Pese a las continuas protestas de Argentina desde hace décadas, la pesca en la zona, lejos de reducirse, ha aumentado. Las Malvinas bajo control británico no tiene ningún problema en autorizar la pesca en sus aguas, que se llenan también de enormes buques congeladores procedentes de Galicia. Su principal objetivo es capturar calamares, que son congelados poco después de ser capturados, y para ello realizan dos campañas al año.
Argentina asegura que el caladero principal del Atlántico muestra un preocupante agotamiento, que ya se apreció en la campaña invernal del año pasado y se acrecentó el pasado verano, cuando hubo que dejar de pescar antes de tiempo porque el número de capturas no era el deseado.
El próximo 27 de febrero comienza una nueva campaña que llenará las aguas de islas Malvinas de barcos españoles. Más de un centenar de buques gallegos comenzaron a partir escalonadamente de Vigo desde el 7 de enero y tienen previsto capturar unas 100.000 toneladas de calamar, que es la cifra habitual.
"Cifras millonarias"
El pasado mes de agosto ya se observo una preocupante merma en el caldero sudamericano y se espera que ahora se haya recuperado, aunque los buques acometerán de primeras su cuota de merluza. Argentina critica el acuerdo de España con las autoridades británicas, que permite a los barcos gallegos faenar allí los proximos 25 años. La prensa argentina describe la situación incluso como "piratería" en sus aguas.

Argentina ha capturado barcos españoles, siempre gallegos, en algunas ocasiones, como ocurrió en 2018 con un pesquero con base en Marín (Pontevedra), el Playa Pesmar Uno, acusado de faenar en aguas argentinas cuando llevaba en sus cámaras más de 320 toneladas de piezas procesadas de merluza, abadejo, calamar y raya, que según el Ministerio de Seguridad argentino suponían "cifras millonarias".
El Gobierno de Javier Milei quiere impedir que los caladeros cercanos muestren signos de debilidad y se agoten. Hasta su llegada al poder, las autoridades argentinas poco más que protestaban formalmente pero Milei quiere aumentar la presencia militar en la zona y acabar al menos con la pesca ilegal, que completenta de manera delictiva y sin control a una pesca legal ya desmesurada.
Por ello, Argentina mantiene en la zona cuatro nuevos patrulleros que tienen su base en Mar del Plata y va a aumentar el presupuesto para su operatividad. Argentina pretende controlar bien sus aguas y proteger los caladeros, ya que en las de Malvinas poco puede hacer para impedir las capturas extranjeras. De hecho, el Gobierno de Milei ha anunciado esta medida públicamente, que cita también el componente ecológico pero que obviamente tiene mucho más que ver con los objetivos comerciales de Argentina.