Economía

El edadismo laboral enreda la reforma del subsidio por desempleo que 'salva' a los sénior

  • El colectivo de más de 50 representa más del 40% del paro de larga duración
  • El 39% del total de perceptores de prestaciones y subsidios supera los 55 años
  • Las ayudas son la única opción hasta la jubilación por falta de oportunidades
Foto: iStock

El edadismo en el mercado laboral vuelve de la mano de la polémica por la reforma del subsidio por desempleo. Los datos de empleo confirman la lacra del paro para las personas de más edad, que son, por tanto, las que mayor parte de los subsidios perciben. Es una de las aristas del debate de la reforma de las ayudas y de una posible reducción de las prestaciones: ¿qué pasa cuando no hay trabajo para ti?

La reforma de los subsidios del paro confronta dos planteamientos en el seno del Gobierno. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, no solo descarta cualquier recorte sino que busca aumentar esta protección, tanto en lo que se refiere al número de beneficiarios, cubriendo a los mayores de 45 años sin cargas, como a su importe, actualmente en 480 euros. Incluso plantea hacerlo compatible con el trabajo durante 45 días. La posición desde el departamento económico que dirige la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, es radicalmente opuesta y busca endurecer los subsidios bajo el argumento clásico de que estas ayudas pueden desincentivar la búsqueda de empleo, lo que lleva a que muchos de sus perceptores rechacen ofertas de empleo.

Cuando el mercado laboral te rechaza

La expulsión de los trabajadores de más edad del mercado laboral hace de este planteamiento una verdad a medias y aflora las aristas que esconde el debate. El cambio en los subsidios del paro que enfrenta a Economía y Trabajo dirige el foco a un problema muy concreto, el de las personas en edad de trabajar de 50 años en adelante. "Tienen una dificultad enorme para volver a trabajar porque hay una cultura empresarial muy asentada que no contrata personas a partir de determinada edad", recordaba ayer el secretario general de CCOO, Unai Sordo.

Los datos de desempleo materializan este escenario. El peso del grupo de entre 50 y 64 años en el total de parados es relevante. Los sénior suman 825.000 de los 2.855.000 de desempleados que contabiliza la última Encuesta de Población Activa (EPA), un 29%. Si agudizamos la vista y nos fijamos en el paro de larga duración, aparece una realidad más profunda: del 1.055.000 de parados que llevan más de un año sin trabajo en España, 461.000 tienen entre 50 y 64 años, el 43,6%. Y la fotografía aún puede empeorar: tres cuartas partes de este grupo llevan buscando trabajo más de dos años.

La situación compromete a un colectivo clave para la fuerza de trabajo. Los considerados 'mayores' suponen un tercio (32%) de la población activa total en España: son 7.827.000 de los 24.121.000 personas en edad de trabajar, un nutrido grupo -con una alta tasa de crecimiento- que está desaprovechado a pesar de que la lógica del envejecimiento de la sociedad obliga a contar con ellos. Sin embargo, el talento de los de más de 50 años queda marginado y recibe la parte menos amable del mercado de trabajo.

Los mayores de 50 'dominan' los subsidios del paro

La reforma de los subsidios por desempleo tiene unos claros protagonistas: los perceptores de la ayuda para mayores de 52 años. La alta representación en el total de parados de este grupo se extrapola a las ayudas: perciben el 61,4% de estas y su cifra ha aumentado un 22,4% respecto a 2019, cuando el Gobierno recuperó este umbral de edad desde los 55 años al que lo recortó el PP en 2012. De hecho, son el único grupo de perceptores de ayudas por desempleo a nivel asistencial que ha aumentado respecto a los niveles previos a la pandemia. Su peso es tal que ha llevado a que, según los propios datos del SEPE, el 39% del total de perceptores de prestaciones y subsidios supera los 55 años. Y en su mayoría las perciben hasta que alcanzan la edad para poder jubilarse.

Aquí radica la problemática de los cambios en los subsidios por desempleo, que podrían tener gran afectación para un colectivo en gran medida expulsado del mercado laboral y azotado por la precariedad en forma de ofertas que no llegan y contratos eventuales.

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