Economía

Montero se perfila como relevo de Calviño en la Vicepresidencia primera

  • Aspira también a dirigir Economía, pero ese cargo y la Sepi están en disputa
  • Su control de la Comisión Delegada le permitiría vetar las iniciativas de Sumar
La vicepresidenta cuarta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero. EE
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La reunión del Ecofin en la que podría decidirse quién preside el Banco Europeo de Inversiones (BEI) es inminente y el Gobierno perfila su plan definitivo para sustituir a Nadia Calviño, en caso de que salga del Gobierno para liderar esa institución europea. Fuentes cercanas a Moncloa y a Ferraz aseguran que la mejor posicionada para el ascenso a vicepresidenta primera es ahora María Jesús Montero.

La (desde hace pocos días) vicepresidenta cuarta, y también ministra de Hacienda, se vería aún más reforzada y se acentuaría todavía en mayor medida el perfil político del Gobierno de Sánchez. No en vano debe recordarse el alto cargo que Montero ocupa igualmente en el PSOE: vicesecretaria general desde 2022. Además, en sus manos se mantendrá la negociación de los que fueron los temas clave para lograr el apoyo de los independentistas a la investidura de Pedro Sánchez: la autodeterminación tributaria para Cataluña, la reforma de la financiación de las autonomías de régimen común y la condonación de las deudas con el FLA.

El ascenso de Montero no implica, necesariamente, el regreso a la fórmula de un superministerio que integre las carteras de Hacienda y Economía, ya que este último podría constituirse en un departamento independiente. La propia Montero sí es partidaria de asumir todas las atribuciones de Calviño, pero ese anhelo choca con el interés de otorgar más peso al PSC en el nuevo Ejecutivo. También hay discrepancias sobre el control de la Sepi, ahora en manos de Hacienda, pero cuyo destino final se debate desde antes de la investidura de Pedro Sánchez. Conviene recordar que Sumar quiso desgajarla e integrarla en Industria.

Sea cual sea el desenlace de esos debates, eso no significa que la ya ministra de Hacienda deje de tener un papel de muy alta relevancia en el Ejecutivo. Al contrario, Montero, persona de la máxima confianza de Sánchez, tiene asegurado el pleno control de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, que dejaría vacante Calviño.

Ese rol es fundamental en el funcionamiento del Consejo de Ministros. A la Comisión Delegada le corresponde la atribución de decidir el orden del día mismo de los temas que el Consejo someterá a deliberación. En otras palabras, cuenta de facto con poder de veto, retrasando sine die el debate sobre aquellas cuestiones que, según su criterio, no juzgue relevantes.

El interés de Sánchez

Solo el presidente Sánchez puede levantar ese veto, pero él es el primer interesado en que Montero lo ejerza con respecto a las iniciativas que tome Sumar en el nuevo Gobierno de coalición.

La actitud combativa del partido de Yolanda Díaz ya ha aflorado en la recién estallada polémica con, precisamente, Nadia Calviño relacionada con la reforma de los subsidios por desempleo. Montero, desde la Comisión Delegada, estaría en plenas condiciones de frenar los planes de Díaz de ampliar aún más esas ayudas.

Con respecto al futuro de la cartera de Economía, las quinielas siguen abiertas, aunque parece tener ahora menos opciones es José Luis Escrivá, quien continuaría al frente del recién creado Ministerio de Transformación Digital. Si no fuera Escrivá el elegido, es posible que Presidencia opte por un hombre vinculado al PSC, como ha ocurrido a la hora de elegir al titular de otro departamento clave, Industria, con la designación de Jordi Hereu.

La elección de un ministro de Economía solucionaría el gran problema que María Jesús Montero presenta para asumir también esa cartera. Montero no habla inglés, a diferencia de Calviño, quien domina esa lengua y otras europeas, como el francés y el alemán. Es cierto que los ministros de Economía y Finanzas suelen intervenir en las reuniones del Eurogrupo y el Ecofin hablando en los idiomas de sus países de origen. Sin embargo, el inglés es fundamental para conducirse en los encuentros bilaterales y en los corrillos de los pasillos, dos foros informales pero fundamentales para la toma de decisiones.

La necesidad de contar con una perfecta fluidez en inglés resulta de gran importancia en debates ahora de tanta actualidad como los nuevos pagos de los fondos europeos o la recuperación de las reglas fiscales, de control de déficit y de deuda, a partir de 2024.

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