Economía

El 'cisne negro' surgido en Oriente Medio

El ejército israelí tomando posiciones

Hablan los economistas de cisne negro para referirse a un efecto inesperado de consecuencias económicas imprevisibles. Y eso es, precisamente, lo que se avecina tras la barbarie inhumana del ataque de la organización terrorista Hamás contra Israel, con asesinatos, torturas y rehenes de civiles indefensos que deben ser juzgados y castigados como crímenes de guerra.

Consecuencias económicas que, como es lógico, van a depender de si el enfrentamiento bélico se alarga, se agrava o se amplía a otros países, pero que la experiencia de conflictos anteriores muestra como las tensiones geopolíticas en la región tienen, de inmediato, un impacto negativo en el precio del petróleo y del gas, en la inflación, en las bolsas internacionales y el turismo, deteriorando notablemente las expectativas del crecimiento económico mundial, especialmente en los países más dependientes del crudo como España.

De hecho, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) confirma que el barril de Brent, de referencia en Europa, se ha encarecido un 10% desde el inicio de la guerra, superando los 90 dólares. Y en el caso del gas, el ataque terrorista de Hamas y los bombardeos sobre una y otra zona han obligado a cerrar el yacimiento de Tamar, uno de los más importantes de Israel, lo que ha disparado los precios un 12%, hasta 42 euros por megavatio hora.

Incremento de los precios que se deriva no sólo de posibles recortes en la producción, sino también de la revalorización del dólar que en casos de conflicto se convierte siempre en la moneda refugio - el petróleo se paga en dólares-, y, sobre todo, por el hecho de que el conflicto entre Israel y Hamás amenaza también con alterar el suministro de crudo desde Oriente Medio que podría repercutir en un incremento de los costes de producción y transporte, y en una mayor presión sobre los precios al consumo.

Eso, con el añadido del aumento del coste de las hipotecas, porque, como apuntan desde ámbitos bancarios, rebajar los tipos de interés en estas circunstancias es imposible. Y, si no, ahí están los debates de esta última semana en la Reserva Federal de EEUU, donde han surgido ya voces pidiendo una nueva subida de los tipos antes de final de año. Al tiempo que, como informaba recientemente elEconomista.es, el ascenso del dólar y los bonos de EEUU, "abre la puerta a una oleada de defaults en el mundo", porque los países con alta deuda denominada en la moneda norteamericana tienen difícil evitar el impago. Situación que afecta especialmente a Etiopía, Túnez, Pakistán, Argentina, Ecuador, Bolivia y Egipto.

Y por lo que respecta a nuestro país todos los analistas económicos coinciden en asegurar que el si el precio del petróleo se dispara España entrará de lleno en recesión como consecuencia de la caída del consumo y la inversión, el freno del turismo y el deterioro de la competitividad de nuestras exportaciones con el consiguiente aumento del déficit comercial. Un primer impacto en nuestro sector exterior se atisba ya en las inversiones de empresas españolas en el sector tecnológico israelí, además de en el riesgo sobre las exportaciones a Israel, que en 2022 se elevaron a 2.170 millones de euros, especialmente en los sectores de automoción, cerámica y textil y moda.

Un cisne negro, pues, el que se cierne sobre la economía mundial que obliga a decisiones drásticas y urgentes, que van a afectar de lleno a España y a nuestras economías particulares, pero en las que, una vez más, nuestro gobierno ni estará ni se le espera. Y ahí está la humillación sufrida durante la reciente cumbre europea de Granada, donde Alemania, Francia, Italia y Reino Unido organizaron una reunión por separado sobre inmigración, siendo este un problema especialmente grave en España, y siendo España el país presidente de turno de la UE.

Países estos que junto a EEUU han firmado un comunicado conjunto condenado la barbarie terrorista de Hamás, sin invitar a España. Y es que, lamentablemente, no pintamos nada en el escenario internacional, porque en el escenario internacional nadie se fía de la España de Sánchez y nadie cuenta con Sánchez y su España.

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