
La libertad de empresa y económica se han deteriorado en nuestro país durante la última década. En el primer caso, debido a los elevados niveles de deuda y déficit público, pesadas cargas tributarias y desequilibrio fiscal, y, en el segundo, motivado, fundamentalmente, por una deficiente calidad regulatoria.
Lo revela el informe Libertad de Empresa en España. Índice de Libertad Económica 2023, presentado este lunes en Madrid por el Instituto de Estudios Económicos (IEE). En él estudio se pone de relieve que España ocupa en libertad económica la posición 31 de entre los 38 países que componen la OCDE, con un valor de su índice 8,5 puntos porcentuales inferior al del promedio de dicha organización y una reducción de la puntuación de España en 4,1 puntos. Esto implica una reducción de nueve posiciones en 2023 comparado con la posición 22 de 38 países en 2012.
Si se considera el promedio de la OCDE como base 100, España presenta una puntuación de 91,5 en el índice de libertad económica de 2023. Dentro de la Unión Europea, cuyo promedio se sitúa en 95,8, España ocupa la posición 22 de entre los 27 países que conformaban la UE-27, 4,3 puntos porcentuales por debajo. Además, España se encuentra muy alejada de los resultados de Suiza, Irlanda y Nueva Zelanda, que son los tres países que ocupan las primeras posiciones en el ranking dentro de la OCDE, y que, tras Singapur, también se sitúan en los primeros puestos de la clasificación.
El estudio destaca que la posición relativa de España en los últimos puestos dentro de la OCDE se debe al subcomponente del tamaño del Estado, la salud fiscal, que hace referencia al ámbito presupuestario. España se sitúa en la posición 36 de los 38 países de la OCDE; esto es, una caída de 22,4 puntos del valor del indicador con respecto el año anterior, debido a sus elevados niveles de deuda y déficit públicos.
Como explica Íñigo Fernández de Mesa, presidente del IEE, "el índice de libertad de empresa valora la respuesta que tiene cada gobierno en el ámbito de su programación presupuestaria para intervenir la actividad económica, así como su compromiso con la gestión financiera responsable de los recursos. La acumulación de déficits consecutivos y su reflejo en el creciente endeudamiento público son consecuencias de una política presupuestaria que interfiere, en gran medida, en el principio de libertad económica al perturbar la estabilidad macroeconómica y limitar la capacidad de crecimiento futuro, entre otros efectos".
De hecho, apuntó Fernández de Mesa, "España no solo obtiene una peor nota que la media de la OCDE y que la UE, sino que, en la mayoría de las variables analizadas, presenta una situación deficitaria, y tan solo en cinco de ellas se sitúa por encima de la media de la OCDE: derechos de propiedad, libertad monetaria, libertad comercial, libertad inversora y libertad financiera. Por otro lado, destaca especialmente la baja puntuación relativa en materias como la salud fiscal, gasto público, efectividad judicial y carga impositiva".
El análisis de IEE destaca que la libertad económica también influye positivamente sobre el mercado laboral, ya que la mayor flexibilidad y la rapidez de ajuste que conlleva se refleja en tasas de desempleo más bajas. Así, explica el informe, "considerando los países de la OCDE, se observa que, en aquellos que presentan una libertad económica muy alta, la tasa media de desempleo es del 4,4%, mientras que este indicador se eleva hasta el 4,9% en los países con libertad económica alta y se sitúa en el 7,2%, de media en las economías con libertad económica moderada".
Por otra parte, el estudio destaca que España obtiene un resultado preocupante en libertad de empresa. "Ocupamos el puesto 29 de los 38 países de la OCDE, con 75,2 puntos, lo que implica un retroceso de 6,1 puntos porcentuales y siete posiciones en comparación con el año 2012, de modo que nos situamos en la zona media-baja de la tabla, lejos de las posiciones más elevadas".
De este modo, precisa que considerando el promedio de la OCDE como base 100 para medir la libertad de empresa, España tiene una brecha negativa de un 5,6% en relación a la media de la OCDE, y ocupando la posición 30 de entre los 43 países que componen la tabla, y 3,2 puntos porcentuales inferior a la media de la UE-27.
Durante la presentación del informe, Gregorio Izquierdo, director general del IEE, recalcó que "las economías donde la libertad de empresa es más elevada presentan, en promedio, tasas de desempleo más reducidas, del 6,2% frente a aquellos países con inferiores registros en libertad de empresa cuyas tasas de desempleo promedio son del 10,7%".
"De igual modo", añadió Izquierdo, "existe una ligazón positiva entre el desarrollo económico y la libertad de empresa, ya que esta última implica una mayor flexibilidad y capacidad adaptativa de los agentes económicos. Considerando el PIB per cápita de 2022, en dólares y con paridad del poder de compra, se obtiene que los países de la OCDE que presentan una libertad de empresa muy alta alcanzan, en promedio, un PIB per cápita de casi 63.900 dólares, que es un 44,5% superior a los 44.200 dólares per cápita, de media, de los países cuya libertad de empresa es alta o moderada".